La misteriosa finca del expresidente

11/06/2014
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El expresidente Flores, prófugo de la justicia. Foto ContraPunto
Durante años veteranos areneros han contado que Francisco Flores arregló con gran lujo una finca en Zapotitán para ocuparla como centro de recreación y símbolo de su prosperidad mientras estuvo en el poder; sin embargo, todavía es difícil de comprobar porque la Fiscalía retiene la orden de allanamiento de las propiedades del prófugo de la justicia por corrupción.
 
El sábado en la noche recibió una llamada.
 
- El presidente quiere verte mañana, a ti y al candidato, llegará un helicóptero a traerlos…
 
La invitación no le cayó en gracia al entonces presidente de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Antonio Salaverría que ese fin de semana había decidido convivir con su familia.
 
- ¿Pero dónde vamos a ir?
 
El invitado prefería ir en sus carros, pero para llegar necesitaba saber el lugar exacto de la reunión. Al final aceptó pese a que la incertidumbre lo devoraba como las termitas a la madera abandonada. Con la luz del domingo un helicóptero llevó a Salaverría y a Elías Antonio Saca a una finca en el Valle de Zapotitán, en Ciudad Arce (La Libertad) donde los esperaba el presidente Francisco Flores.
 
“Desde el aire vimos el paraíso. Había lagos, la poza donde se bañaba con el Príncipe de Mónaco (Alberto, amigo de Flores desde los años de la universidad); fue muy lindo”, recordó el 9 de diciembre de 2013 el expresidente arenero en una entrevista radial.
 
La finca en la zona paracentral ha sido el motivo de intensas especulaciones durante muchos años. Hay quien afirma que es uno de los símbolos de la vida de lujos y excesos que el expresidente – acusado de enriquecimiento ilícito, apropiación de bienes públicos y desobediencia por el supuesto desvío de $15, 000, 000 de la cooperación de Taiwán - se procuró mientras estuvo en el poder. Las versiones sobre el origen y las ostentaciones varían según quien los cuente. Por ejemplo, el expresidente de ANDA, Carlos Perla, lo acusó de haberse beneficiado de la corrupción en la autónoma con la construcción de pozos en una de sus propiedades y de lagos artificiales; sin embargo los señalamientos se quedaron en eso: palabras de un hombre condenado a prisión frente a un presidente.
 
El exmandatario proviene de una familia de clase media alta que pudo financiarle los estudios en la Escuela Americana – centro formativo de la élite salvadoreña – y graduarse en estudios superiores de una universidad estadounidense y un postgrado en Inglaterra. El caudal familiar, legado de su padre, el destacado abogado Ulises Flores,  se limitaba a unas pocas propiedades que le permitían una vida holgada pero sin los derroches ni los lujos que suelen llevar la clase económicamente dominante en Centroamérica y todo el mundo.
 
Con ese estatus inició su vida como tecnócrata en la presidencia de Alfredo Félix Cristiani, cuando fue nombrado subsecretario de planificación, como un gesto de benevolencia a su suegro, el fallecido José Antonio Rodríguez Porth – asesinado por un comando insurgente en 1989 -.  En esa época era un muchacho modesto que podía permitirse uno que otro placer, pero no lujos como irse de cacería al extranjero. También fue acogido como funcionario en la administración de Armando Calderón Sol aunque, según el diputado Francisco Merino – vicepresidente de Cristiani -, era “una figura sin incidencia. No tuvo un papel sobresaliente”.
 
Sí lo tuvo, sin embargo, en la Asamblea Legislativa donde su ascenso fue vertiginoso hasta la presidencia del Órgano estatal. En esa temporada también logró el apoyo de los areneros y los empresarios más influyentes – es extendida la versión que su padrino fue Calderón Sol; Cristiani apostaba por Roberto Murray Meza – para ganar la candidatura. Se rodeó de un círculo muy estrecho que lo acompañó hasta ganar el Ejecutivo, que posteriormente fueron nombrados como funcionarios: Juan José Daboud Abdalá, José Ángel Quirós, Miguel Ángel Simán, y María Eugenia Brizuela de Ávila. En los siguientes cinco años el panorama cambió por completo para su bolsillo.
 
Merino ha escuchado, de veteranos areneros y allegados al expresidente, que el lujo de la finca toma dimensiones fantásticas. Se asegura que es tan grande que el lago artificial puede navegarse en moto acuática. También la construcción de un hotel de playa en Jiquilisco (Usulután) parece superar con amplia ventaja el sueldo que ganó en sus cinco años como mandatario. Las propiedades son conocidas públicamente, pero solo una aparece a nombre del expresidente en el Centro Nacional de Registros (CNR). La policía ha vigilado la primera -  inspeccionaron los alrededores, pero no entraron -, de acuerdo a un informe que enviaron a la Asamblea en febrero a la comisión especial que investiga el paradero de los fondos taiwaneses. El exvicepresidente se ha cuestionado además por las propiedades que Flores pudo haber comprado en el extranjero, a través de testaferros, o las inversiones que, se sospecha, hizo en el país. Lo ha dicho porque le parece inverosímil que la Fiscalía General lo haya acusado por el desvío de solo $15, 000, 000, cuando confesó, el 7 de enero, que había perdido la cuenta de las veces que recibió dinero del expresidente Chen Shui-bian. “Él mismo decía que hablar de $10 millones le parecía ‘poca cosa’”.  
 
“Era holgado (su modo de vivir) pero no se conocía que fuera inversionista o alguien con negocios propios de esos niveles que se comentaban después de la presidencia”, recordó Merino.
 
Las cuentas que la Fiscalía ha hecho son diferentes. En el requerimiento solo hablan de 8 propiedades, 10 vehículos y tres motos acuáticas. Entre los años 1994 y 2000 manejó ocho cuentas bancarias que oscilaron entre los 5 y 6 millones de dólares entre abonos y cargos. Por eso una de las maneras de obtener más información es con el allanamiento de las propiedades, procedimiento que desde mediados de mayo la Policía espera que lo ordene el Ministerio Público, según lo expresado por el entonces presidente Mauricio Funes.
 
Merino ha considerado que al allanarse las propiedades se puede “descubrir el nivel de lujo”, como por ejemplo ocurrió con la Hacienda Nápoles, que se convirtió en la mejor muestra de la millonaria vida del narcotraficante Pablo Escobar. 
 
Junio 12 / 2014
 
 
 
 
 
 
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