Los cinco años de amor y odio de Mauricio Funes

25/05/2014
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El presidente ha peleado con los empresarios y con ARENA, incluso con el FMLN por diferencias ideológicas
 
Fue una noche larga la del 17 de marzo de 2009. Cuando ya faltaban pocas horas para la madrugada Mauricio Funes se subió al estrado y se proclamó presidente electo de El Salvador. Detrás de él una marejada de camisas rojas lo respaldaba como muestra de una alianza que le permitió pasar de periodista a candidato. En su discurso de unos 15 minutos las palabras que más eco lograron fueron: “Hemos firmado un nuevo acuerdo de paz, es una propuesta de unidad nacional que hice a lo largo de mi campaña electoral por esa razón invito a las fuerzas sociales y políticas a esta unidad basada en la tolerancia, respeto a las diferencias e identificación de objetivos comunes”.
 
Inmediatamente el entonces presidente electo empezaba a inaugurar espacios de diálogo con la oposición, es decir con el ala más dura de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), con representantes del gran capital – como la familia Callejas, dueños de la cadena de supermercados; Guerrero, dueños de constructoras; Dueñas, entre otros – así como el liderazgo de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP); sin embargo, a una semana de terminar sus cinco años de gestión, el diálogo con los oponentes pasó de una promesa de campaña a una enfrentamiento virulento. Es más, los choques protagonizados por el presidente abarcaron al partido que lo llevó al poder: el Frente Farabundo Martí (FMLN).
 
En 2010 los efemelenistas se enfrascaron con Funes en un pleito ideológico: el primero aseguró a El País – en una visita a México – que el oficialismo pretendía recorrer el mismo camino que el fallecido Hugo Chávez había marcado para Venezuela, declaración que en periodos electorales habría costado carísimo. La declaración fue pronunciada, sin embargo, a dos años de las municipales y legislativas en las que ARENA ganó la mayoría de alcaldías de la zona Metropolitana y obtuvo una importante cantidad de diputados, aunque posteriormente cinco fueron expulsados por votar diferente al resto de la bancada. La discusión fue protagonizada por el presidente de la Asamblea, Sigfrido Reyes y el diputado – ahora nombrado secretario técnico de la presidencia de Salvador Sánchez Cerén - Roberto Lorenzana. En 2011 la confrontación volvió a intensificarse cuando Funes, sin mayores explicaciones, botó al equipo de seguridad liderado por el exministro, Manuel Melgar; y al entonces director del Organismo de Inteligencia del Estado (OIE), Eduardo Linares. En aquellos días trascendió extraoficialmente que el presidente se sentía espiado por el equipo que dirigía Linares. Al quitar las cabezas efemelenistas de la seguridad designó en dichos puesto a dos militares de carrera: David Munguía Payés y Francisco Salinas, lo que provocó rechazo no solo del partido de gobierno sino también de oenegés de izquierdas que vieron la sombra del militarismo de los años 70 y 80 en El Salvador.
 
Los pleitos de Funes fueron más intensos con la oposición. Celebre es el Encuentro Nacional de la Empresa Privada (ENADE) de 2013 en el que el presidente de la ANEP, Jorge Daboud dijo que desde 2009 la pobreza había incrementado, la inversión caído, los índices de competitividad y libertad “siguen en caída libre”. “La deuda nacional ha crecido a niveles alarmantes; la inseguridad personal y jurídica permanecen y la crisis institucional y los conflictos entre órganos de Estado son cada vez más frecuentes y complejos”. Y de pronto lanzó un flechazo directo al presidente que en la mesa de honor lo escuchaba con la mano en la quijada al referirse a los “lujos palaciegos a los que recientemente se han malacostumbrado algunos servidores del pueblo”. Y para rematar ejemplificó la situación del país con la del barco Costa Concordia que en 2012 había naufragado en el Mediterráneo. El mandatario respondió con la fuerza que suele hacerlo: defendió toda la estrategia de economía y seguridad pública de su gobierno, aludió al pasado en el que, según él, el Estado se ceñía a los mandatos de la empresa privada. Y concluyó: Faltó decir que aquellos que podían, por su experticia, ayudar a que el barco no naufragara no lo hicieron. Bien dicen que cuando naufraga un barco, los primeros en salir son las ratas que viven dentro del barco”.
 
La confrontación con ARENA vivió su momento cumbre a finales de 2013 y principios de 2014, es decir en plena campaña electoral. La ruta inició a finales de noviembre cuando Funes reveló en una entrevista que el expresidente Francisco Flores había sido señalado por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos (EUA) en un Informe de Operaciones Sospechosas que sigue la ruta de tres cheques que suman $10, 000, 000 de la cooperación – destinada a proyectos de reconstrucción pos terremotos de 2001 y combate a la pobreza - de Taiwán y que presuntamente terminaron en Las Bahamas. Al señalamiento su sumaron las centenares de denuncias de corrupción cometidos en el periodo de Flores y de Elías Antonio Saca y que siempre tenían como protagonistas a dirigentes areneros. El principal partido de oposición, que debido a las denuncias veía caer la candidatura presidencial de Norman Quijano, se escudó en el argumento que el presidente los perseguía políticamente para evitar a toda costa que regresaran al Órgano Ejecutivo.
 
El estallido fue cuando ARENA intentó contraatacarlo vinculándolo con el accidente de un Ferrari California en la madrugada del 19 de febrero. Funes, al sentirse ofendido por las declaraciones de la diputada Ana Vilma de Escobar, Roberto d´Aubuisson y el vicepresidente de ideología arenero, Ernesto Muyshondt ha demandado por difamación a éste último y a los dos primeros los tiene en antejuicio – para desaforarlos – y también llevarlos a los tribunales.
 
De Escobar dijo en una conferencia de prensa: “Se presume que el presidente iba en el vehículo accidentado. Para nadie es un secreto que el presidente de la República lleva una vida desordenada, que consume alcohol y otras sustancias”.
 
El rector de la Universidad Centroamericana, Andreu Oliva ha resumido la actitud de Funes en sus cinco años de gobierno: “Se ha visto a un presidente confrontativo en lugar de uno que buscara la unidad nacional (…) Es evidente la confrontación que ha tenido con ARENA y la ANEP. Han estado muy confrontados sobre todo en los dos últimos años del presidente”.
 
Sábado, 24 de mayo de 2014
 
 
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