Contra Frei se lucha mejor
- Opinión
¿Con Frei vamos a vivir mejor? No lo creo. Sin embargo, pienso que contra Frei podemos luchar mucho mejor. Se trata de una diferencia importante y que revela la importancia de las elecciones del 17 de enero. A pesar de los llamados insistentes y dramáticos para agrupar en torno al liderazgo del candidato de la Concertación al progresismo y a la izquierda, hacerse ilusiones sobre su eventual gobierno es ilusorio. Sin embargo, tampoco es realista homologar a ambos candidatos como si fueran lo mismo. Veamos las diferencias:
Aunque Frei ha declarado su interés de reformar la Constitución, no ha dicho como lo piensa hacer y tampoco es claro si contará con el quórum para lograrlo. Pero al menos es probable que en su gobierno la demanda de una asamblea constituyente o al menos cambios constitucionales de fondo por la vía parlamentaria se mantendrán en la agenda. Al contrario, bajo un gobierno de Piñera el debate constitucional sufriría un retroceso evidente, ya que las prioridades de los movimientos y organizaciones sociales serán otras, centradas en la resistencia a una agenda de restricciones de derechos y conquistas acumuladas en estos veinte años.
Es probable que la política exterior de Frei sea indiferente y distante de los procesos de cambio e integración latinoamericana. Sin embargo, la política de Piñera no sólo será fría, sino que se alineará muy cerca de Alvaro Uribe, en abierta confrontación con los países del ALBA, buscando quebrar procesos como UNASUR y sirviendo de plataforma para las intromisiones más virulentas de Estados Unidos. Tampoco es probable que Frei avance en la superación de los conflictos históricos abiertos con Bolivia y Perú, pero un gobierno de Piñera caería fácilmente en provocaciones militaristas en contra de nuestros vecinos. La política hacia el pueblo mapuche de Frei mantendrá los actuales niveles de represión y criminalización. Sin embargo, un gobierno de Piñera representará un virtual cheque en blanco para Carabineros, debilitando los pocos controles civiles que limitan la acción policial en ese territorio. Frei tampoco contribuirá a desconcrentrar la propiedad de los medios de comunicación, ni aportará significativamente a un mayor pluralismo en la televisión pública, pero Piñera además incrementará los subsidios directos e indirectos al duopolio El Mercurio-Copesa tal como lo hizo la dictadura.
Es difícil que Frei llegue a impulsar una agenda progresista que incluya proyectos como la Ley marco sobre derechos sexuales y reproductivos, pero con Piñera el debate sería otro, ya que una vez que llegue al poder deberá satisfacer las demandas de los sectores más fundamentalistas de la UDI, que encabezados por diputados como José Antonio Kast presionarán para restringir algunas políticas que les irritan: no sólo se reducirán las políticas de control de la natalidad en consultorios públicos, sino que se cerrarán las casa de acogida que con grandes dificultades se han abierto para proteger a las mujeres que sufren violencia doméstica. Con Frei tampoco es probable que se avance en la agenda pro participación ciudadana, que contemple la Iniciativa Popular de Ley y la ampliación de las instituciones de democracia semi directa, como el referéndum o plebiscito, y mecanismos de seguimiento y control ciudadano como la revocabilidad de los mandatos. Sin embargo, con Piñera es posible que se den retrocesos en las escasas instituciones estatales que contemplan participación social.
A diferencia de Lagos en 1999 o de Bachelet en 2005, si Frei llega a ganar esta elección no dispondrá de un capital político que le garantice por mucho tiempo el control de las críticas y las demandas sociales, ni siquiera de una pequeña “luna de miel” durante su primer año. Si se acepta el criterio de algunos analistas, que consideran la Concertación murió el 13 de diciembre pasado, se trataría de un gobierno zombie, con una coalición de “muertos políticos vivientes”, que abriría espacio para una alternativa incierta en 2014. Tal vez esta hipótesis es demasiado exagerada, pero algo de razón tiene. Tal vez por eso, el triunfo de Frei puede hacer posible construir una nueva mayoría, con un nuevo carácter y sentido.
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