Asumiendo amenazas ajenas

21/11/2006
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  • Opinión
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Terrorismo si podría darse en nuestro suelo, una vez que nos convirtamos en amenaza para los enemigos de EEUU. Guatemala se coloca cada vez más en la mira de los enemigos de Estados Unidos, y podría ser blanco de atentados terroristas. Siempre que Guatemala asume la agenda que le impone la potencia del norte, se instala en una posición vulnerable, al cruzar la línea de fuego. A esto se debe agregar que nuestro Estado no tiene las suficientes capacidades instaladas para contar con un verdadero Sistema de Seguridad Nacional, que la pueda tener libre de amenazas. Las amenazas no son nuevas, lo que ha cambiado es el entorno político donde se manifiestan.

Esa situación de vulnerabilidad la vivió España, cuando decidió acompañar como aliado a Estados Unidos, en la invasión a Irak. Como efecto inmediato, son evidentes las represalias tomadas por los grupos radicales y fundamentalistas que realizaron atentados en el sistema del transporte colectivo subterráneo, o Metro, el 11 de marzo del 2005, en el que colocaron artefactos explosivos y causaron heridas y muertes entre ciudadanos españoles. La misma situación la vivió Londres, cuando fueron colocados artefactos explosivos en autobuses. El sistema de seguridad de los dos países no pudo prever los ataques. El efecto político en España, se manifestó en la no reelección del presidente José María Aznar, que proponía mantener al contingente de las fuerzas armadas españolas en Irak. Así mismo, se da la pérdida de la mayoría parlamentaria de Tony Blair en Gran Bretaña, por las mismas causas. En las dos ocasiones, se manifiesta el sentir ciudadano, en torno a la guerra de Irak y de paso, dan un voto de castigo a sus gobernantes, en manifestación de auténtica democracia.

La misma situación sucedió en los ataques a las torres gemelas en Nueva Cork y en el Pentágono, Washington, DC. Los servicios de seguridad no tuvieron la suficiente capacidad de respuesta, a pesar de que de antemano se sabía de movimientos ocultos que indicaban la inminencia de los atentados. Como fuera, los ataques fueron producto de represalias contra EEUU, debido a su política exterior agresiva, de imposición y de dominio imperial.

La medida inmediata contra el terrorismo que aplicó el Gobierno de los Estados Unidos, fue la construcción de un Estado Policíaco, donde se combinan las acciones de las agencias de inteligencia con las fuerzas armadas y policiales, que cada vez limita con dureza las libertades ciudadanas, las civiles y las constitucionales, que el ”Estado de la Libertad”, ha pregonado siempre y se vanagloria de liderar ante el mundo. Tómese en cuenta que las guerras iniciadas por Estados Unidos, en cualquier parte del mundo, son en nombre de la Libertad y la Democracia, pero ahora le han agregado otro ingrediente: “en nombre de Dios”.

Como sea, los países agredidos e invadidos por la potencia imperial, han sabido devolver los golpes en el propio territorio norteamericano, a pesar de lo lejano del conflicto. Pero además, la guerra en Irak la está perdiendo EEUU, como todo mundo sabe y la salida de ese territorio será cuestión de tiempo. Tampoco nos debemos engañar con el partido Demócrata, ya que lejos de asumir la decisión de sacar a las tropas de Irak, su visión consiste en como aplicar una estrategia adecuada para ganar la guerra. Desde luego no tienen la respuesta, y la opción de salir es la más lógica.

“No negociar con los terroristas”, se convierte en una política que se revierte al agresor. Es una forma de no reconocer la legitimidad de la lucha de los patriotas de los territorios invadidos. Los palestinos antes de ser desalojados de su territorio por los israelitas, eran ciudadanos productivos y su Estado tenía relaciones con todo mundo. Cuando se originó el movimiento palestino por recuperar los territorios ocupados, los patriotas fueron calificados de terroristas y cualquier manifestación o demanda fue deslegitimada o siquiera atendida.

En Guatemala a los revolucionarios además de terroristas se les denominó delincuentes, a pesar de luchar por objetivos políticos. Sin embargo, sentarse a negociar con la insurgencia, posibilitó el proceso que culminó con la firma de la paz. Eso demuestra que la cultura de la intolerancia y la intransigencia, propia de los regímenes autoritarios y dictatoriales, se encuentra presente también en la soberbia del imperio y sus aliados; en los que la Democracia, no es más que una declaración que adorna al régimen, pero no lo es su práctica. Los principios de la convivencia pacífica entre los pueblos y la salida negociada a las controversias, se han dejado de lado y se aplica la ley del más fuerte. Del imperio pues.

Como primeros pasos para estar a tono con las políticas imperiales, el Congreso de la República de Guatemala, ya aprobó la Ley Antiterrorista y se nombró un Comisionado contra el Terrorismo. Los efectos ya se empiezan a concretar. Se llama terrorismo a las genuinas manifestaciones de demanda de la sociedad. Se puede acusar de terrorista a cualquier ciudadano que cruce la delgada línea que separa la lucha por sus necesidades básicas, con la sobre vivencia del Estado. Pero el problema no para allí. Se pretende que la política antiterrorista abarque la subregión Centroamericana, para lo cual se realizan seminarios y conferencias, para establecer estrategias antiterroristas comunes.

En afán de buscar contenido a la existencia de las fuerzas de seguridad del Estado, en los estados centroamericanos, y en un claro alineamiento de las políticas imperiales, se ha determinado que una de las principales amenazas en la región es el Terrorismo. Esa situación no sólo nos alinea, sino nos pone a librar conflictos ajenos. Como si las necesidades de brindar bienestar y desarrollo no fuera una de las principales funciones del Estado. Como si las necesidades de salud, educación, empleo y vivienda, no fueran las prioridades que demanda nuestra sociedad.

EEUU, pretende arrastrar tras de si a la subregión, en su estrategia de defensa contra la amenaza terrorista. Hemos visto con preocupación cómo se exige a los ejércitos alinearse a esta estrategia, y en nuestros países esa amenaza es inexistente. Algunos sectores seguidores de ese alineamientos plantean que “debemos vacunarnos contra esa amenaza”, lo cual consiste en secundar a la potencia del norte en una aventura en la que está perdiendo. Pero igual que en 1954, en que fuimos arrastrados por EEUU hacia la Guerra Fría, nos preguntamos: ¿Dejarán sola a Guatemala, a la hora de que las cosas se pongan difíciles? ¿Pondremos de nuevo los muertos? ¿Quién pagará los costos políticos de esta nueva aventura política?

No sólo no nos gusta estar con los perdedores, sino que no tiene sentido agregarse a una cruzada en donde no tenemos pito que tocar. Terrorismo si podría darse en nuestro suelo, una vez que nos convirtamos en amenaza para los enemigos de EEUU. Mientras tanto, considerarlos seres irracionales, sería una forma de subestimarlos y no considerar que tienen cultura política.

Mientras tanto, y como un acto de patriotismo, rechazar la agenda de seguridad de Estados Unidos, que pretende imponer en nuestro suelo, sería el primer paso para estar a salvo de amenazas y, de paso, sería una forma de hacer valer nuestra soberanía.

- Arnoldo Villagrán - Coordinador de producción del Reporte Diario y analista de Incidencia Democrática

Fuente: Incidencia Democrática (Guatemala)
http://www.i-dem.org
https://www.alainet.org/es/active/14645
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