El reestreno del fujimorismo

12/07/2005
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Recuerdo que a mediados de l.989, producido ya el cisma izquierdista y constituida la Izquierda Socialista (IS), aunque todavía en un ambiente pre-electoral, el comité de campaña llamó la atención a Alfonso Barrantes por no haber asistido a una reunión con un ex rector de la Universidad Agraria, que también había conducido el programa “Concertando” en la televisión estatal controlada por el gobierno aprista y que según algunos estaba interesado en integrar la lista al Senado por la IS. Se llamaba Alberto Fujimori y se le iba a proponer que ocupara el puesto 12 en la lista de candidatos al Senado. Como se recuerda, en esas elecciones el comportamiento electoral de la izquierda fue un desastre y lamentablemente otro fue el que no salió elegido con el 12 de la lista al Senado por IS. Durante la preparación de la campaña, el APRA no vaciló en llevar al país al borde del abismo a cambio de conseguir una representación parlamentaria cercana al 20%. El APRA centró su campaña contra el “shock” de Vargas Llosa y el Fredemo, y tanto IU como IS, contra el APRA, el Fredemo y .. el otro sector izquierdista. El país sufría los embates del terrorismo y de la hiperinflación. El descrédito de las instituciones iba en aumento a la par que el escepticismo y la desesperanza ganaba el sentido común de las mayorías. La primera plana de un periódico de entonces, “Página Libre”, dirigido por Guillermo Thorndike, dio la voz de alerta para unos pero señaló la luz al final del túnel para las mayorías escépticas: Fujimori, un candidato casi desconocido aparecía en las encuestas dentro de los principales candidatos. Fujimori pasó a la segunda vuelta y, jugando al muertito, cosechó la despiadada campaña del APRA y las izquierdas contra Vargas Llosa. Fue habilidoso en saber utilizar las debilidades de unos y ducho en la manipulación de los deseos por compartir el poder de otros. También se benefició con supuestos apagones terroristas en la capital para impedir o atrasar incómodas polémicas políticas, falsas intoxicaciones con bacalao para no tener que dar cuenta de un inexistente plan de gobierno, etc. Casi desde el comienzo le dio las espaldas a sus aliados que lo habían llevado a la victoria, evangélicos, microempresarios, etc., y se sumó a una alianza con el lado más oscuro del poder. Apenas llegado al gobierno comenzó a implementar un conjunto de políticas diametralmente opuestas a lo que había prometido durante las elecciones. Y las mayorías lo apoyaron. Con elaborados psicosociales preparó el autogolpe del 5 de abril, manejando la lucha contra subversiva en función de cálculos e intereses propios y de grupo, y las mayorías lo apoyaron. Como ahora se constata, el control de la inflación y el crecimiento de la economía conseguida durante determinados años tuvo un manejo cortoplasista y a favor de la corruptela de sus allegados y familiares, además de un desmesurado costo social. Con ayuda de la prensa comprada y la justicia alineada, logró que las mayorías lo siguieran apoyando. Puesto al descubierto lo podrido que estaba el poder que lo cobijaba y que él sabía usufructuar, huyó cobardemente al extranjero y renunció a la presidencia mediante un fax. A menos de cinco años de esto ¿cómo es posible que un sector muy importante de la opinión pública añore su retorno a la presidencia? La respuesta, quizás, la podríamos encontrar al constatar el actual grado del desprestigio de las instituciones, el hartazgo de las mayorías ante una escena pública vergonzosa y, lo peor y mas peligroso, el creciente escepticismo acerca de que esta situación pueda ser superada por los principales partidos y virtuales candidatos. Cómo estarán las cosas que para mi amigo Murrugara las únicas personalidades de clara oposición al gobierno respecto de los problemas de verdad son: Kusinski con su crítica a las empresas mineras por su insensibilidad social, Waisman con su parale a la forma de negociación del TLC y, ahora, monseñor Bambarén convocando una cruzada de masas contra la corrupción. Así, pues, no todo está perdido. Pero, también, hay algo que no debe pasar desapercibido, a pesar de todos los esfuerzos, el reestreno fujimorista no ha logrado convocar a las personalidades honestas que sí colaboraron con sus gobiernos, de buena fe y pensando en un Perú mejor. Algo ha cambiado. Si la ética y la probidad se mantienen firmes, les será muy difícil tratar, como antes, de intentar encubrirse detrás de honestas personalidades.
https://www.alainet.org/es/active/8673
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS