Todos los caminos llevan al capital

29/04/2020
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Con la crisis del covid-19 se ha puesto en evidencia la crisis que vive el capitalismo bajo la hegemonía del capital financiero desde hace algunos años. Las principales bolsas de valores sufren bajas importantes, el precio del petróleo se desploma con Estados Unidos autoabastecido, con Rusia que decide no intervenir más en la regulación del precio, con Arabia Saudita en sobreproducción y sin demanda global.  
 
El asunto pasa también por las propias contradicciones internas y externas del gobierno de Trump y principalmente con el globalismo financiero interno y externo (Dierchxsensy Formento). Nuestra tesis es que la pandemia (en su origen y consecuencias) es inevitablemente y por distintas vías resultado del capitalismo. Pero este último produce una escandalosa desigualdad (53% en la economía informal según OIT en América latina con una aristocracia monetaria entre el 1 y 10% que se distancia del 80 % restante según Portes y Hoftman, secuestrando además la democracia)  lo cual hace que la pandemia-confinamiento no se vivan de la misma forma y por tanto la crisis postpandemia será también de lucha feroz.      
 
Una de las hipótesis que se maneja sobre el origen del virus es que este fue creado y desarrollado en un laboratorio de Estados Unidos, luego se probó en octubre de 2019 como una gripe fuerte y donde se observaron mutaciones.  Posteriormente fue llevado por las fuerzas norteamericanas que participaron en los Juegos Mundiales militares de Wuhan. Consecuentemente esto supone que un sector de poder en Estados Unidos tiene el virus genéticamente desarrollado y con una probable vacuna que se convertirá en gran negocio una vez que buena parte de la población se haya infectado (Dierchkxsens y Formento, 2020).  
 
Si continuamos con esta hipótesis desconocemos cuales eran realmente los cálculos y si incluía su rápida propagación a nivel mundial (casi a la velocidad de las mercancías) y que se contaría a Estados Unidos (mucha de las víctimas es población con niveles de exclusión) entre los países con el mayor número de víctimas mortales. Al mismo tiempo desde Estados Unidos y en contexto de guerra económica, se habla del virus chino, como una creación de los chinos y que hasta la OMS les habría apoyado. Las diferencias de gestión entre un país y otro, ante la pandemia, es también parte del debate. Mientras China fue más exitoso en el control del virus, Estados Unidos fue todo lo contrario. Un dato adicional es que,  según se dice,  el virus (tipo de cepa) fue más letal en China que en Corea del Sur o Taiwán. En la misma dirección se critica que Irán y el norte de Italia (como Lombardía cercanos al liderazgo de Putin y en general con relaciones comerciales con China), fueron principal y rápidamente contagiados por el virus. De forma anecdótica habría que agregar que en 2015 se difundió un video de Bill Gates (es parte de la elite estadounidense interesada en ganar la guerra económica a China) donde sostiene que la próxima guerra sería biológica.  
 
Otra de las teorías apunta a que el virus fue creado en China teniendo en cuenta que en Wuhan existe un laboratorio de virología donde se combina la idea de que por error se escapó de este laboratorio y/o que fue creado deliberadamente como arma biológica dados los intereses económicos de China. Según Robert Garry investigador de la universidad de Tulane de Estados Unidos este virus es producto de la evolución de la naturaleza trasladado de animales a humanos. También "El informe habla sobre un sistema genético inverso, que es básicamente cómo se puede observar el virus y luego modificarlo", le dijo Josie Golding, jefa de epidemiología de la organización Wellcome Trust. Pero por la forma en que este virus ha evolucionado, ninguno de los sistemas genéticos inversos conocidos se aplica. Esto pone fin a cualquier especulación sobre una ingeniería genética deliberada" (Millán, 2020). Sin embargo, la duda de lo expuesto es que la acusación es sobre China y no sobre Estados Unidos y la defensa de esta teoría proviene de una universidad de Estados Unidos y de Inglaterra. Lo importante sin embargo es que sitúan el origen del virus en la naturaleza sin explicar los procesos que inciden en las transformaciones de la misma. Y aquí es donde sostenemos que existe una fuerte influencia del capital en sus relaciones con la naturaleza en una despiadada explotación de la misma alterando los equilibrios ecológicos e impactando negativamente sobre la vida humana.                
 
Ahora bien, todo lo anterior supone plantearse quien podría tener más interés en una estrategia de este tipo en una guerra económica que implica ventaja para cualquiera de los dos países en contienda. Los datos apuntan a una crisis que vive el capitalismo (fin de la hegemonía estadounidense) desde hace algunos años (de su modelo neoliberal globalizado) y que estallo en la crisis del capital financiero en 2008. La crisis no resolvió, sino que por el contrario se profundizo. Se siguió apostando por la burbuja de derivados financieros que ya en el 2008 era 3 veces la economía real y que en el 2019 era 15 veces mayor, se seguían emitiendo dólares sin respaldo en la economía real. Lo anterior se complementa con la caída del precio del petróleo en una lucha de intereses entre Estados Unidos (autoabastecido ahora con shale oil que busca imponer a la UE y presionando a Venezuela e Irán para subir precio) con arabia produciendo más con baja demanda y Rusia renovando acuerdo para recortar producción. Consecuentemente el petro dólar pierde hegemonía camino a ser sustituido por petro-Yuan oro con el liderazgo de China (Dierchkxsens y Formento, 2020).      
 
Biodiversidad, biotecnología y crisis ambiental
 
De cómo grandes empresas farmacéuticas de alimentos y biotecnológicas se han venido apropiando de plantas, conocimientos indígenas sin beneficios para los pueblos. Es una integración por conocimiento sin ser reconocidos, solo como materia prima. Las comunidades indígenas no controlan el material genético para su reproducción. No se protege el conocimiento indígena solo el de las empresas transnacionales (GATT).  
 
Alrededor del 70 % de las semillas recolectadas en los países periféricos se encuentra en poder de los países centrales. Un imperialismo biológico.  Se da así una integración al sistema capitalista  (de los territorios y los conocimientos) no por el trabajo pasando por un sistema de pertenencia de integración subordinada por la exclusión a un sistema de pertenencia subordinada por la integración.     
 
En relación a la crisis ambiental un ejemplo es la demanda de coltan, mineral que necesita el norte para fabricar celulares y computadoras lo que explica los conflictos étnicos en el Congo (Brand y Wissen, 2019).  Se genera migración y el norte cierra fronteras.   
 
Los mismos autores sostienen que hay una destrucción del modo de producción de los pequeños agricultores por empresas agroindustriales del norte en sintonía con elites locales nacionales del sur. Las políticas agrarias de la UE que subsidian los productos de exportación a África……destruyen los mercados y fuentes de ingreso en África.   
 
La crisis ambiental es parte de un problema más fundamental: las normas de producción y consumo del norte global que se han establecido con el capitalismo. La demanda de materias primas metálicas del sur global por la industria (digitalización y la industria 4.0 del norte). La mano de obra del sur global que arriesga la salud y la vida en la extracción de minerales y metales. El modo de vida imperial, el consumo, de cómo lo cotidiano del norte, la normalidad oculta la realidad y el poder de las relaciones que ocurren en el sur (Brand y Wissen, 2009). 
 
El Estado se vuelve garante institucional del modo de vida imperial. En algunos casos se habla de un Estado global (OMC,BM FM), no se regula la política económica nacional (Desnacionalización del Estado). Se combina con la desestatalización del Estado Nacional como una nueva articulación entre la regulación estatal y la no estatal , entre lo público y lo privado, según De Sousa Santos, tiene lugar una nueva división del trabajo regulatorio entre el Estado, el mercado y la comunidad.          
 
En los últimos 50 años el mundo perdió cerca de la tercera parte de la cobertura forestal (De Sousa, 2000; 24), Centroamérica también perdió el 50% de su biodiversidad principalmente en este periodo. Las emisiones de gases producto del efecto invernadero se duplicaron en los últimos 50 años.    
 
La crisis capitalista y la pandemia 
 
Pero esta crisis es peor que la del 2008 porque la economía real se paraliza tanto por el lado de la oferta como por el lado de la demanda. En realidad, nunca se superó la crisis de 2008.  Siguiendo a Rob Wallace , el aumento de los virus está relacionado con el modelo industrial de la agricultura (y en particular de la producción ganadera) y a los beneficios de las transnacionales. La financiariacion de la economía funciona como una bomba de dinero operando en extracción (renta) sobre las otras actividades productivas y formas de ingreso donde el Estado es un gran aliado. Una de las formas de extracción es la deuda, donde los seguros y los fondos de pensiones son buitres que empujan a la privatización. (Lazzarato, 2020). 
 
Esta vez el desplome de los mercados obedece más a los pasivos acumulados por las empresas (deuda corporativa) y los estados (deuda soberana), que a los desbalances bancarios o al endeudamiento de las familias. A diferencia del 2008, la crisis empieza en las compañías y se proyecta a los bancos, invirtiendo la secuencia de la década pasada. Las empresas no pueden afrontar el pago de intereses con sus ganancias corrientes (katz, 2020)  
 
En este contexto, según Lazzarato, destaca que con la financiarización muchos oligopolios farmacéuticos han desmantelado sus unidades de investigación y se dedican a comprar patentes a star-up para tener el monopolio de la innovación. Por ejemplo, en el tratamiento de la hepatitis C la empresa que compro la patente (11 mil millones de dólares) que recupero 35 mil millones en poco tiempo (sin investigación, pura especulación financiera y donde los precios de los medicamentos, por ser monopolios, son altos). Gilead es el propietario de la patente y es el que tiene la droga más prometedora contra el Covid-19. 
 
Ahora bien, lo que más preocupa a occidente y principalmente a Estados Unidos, no es la competencia industrial y comercial, sino el hecho de que China ha integrado la organización mundial de la producción y el comercio negándose a ser incluida en las redes de los tiburones financieros (Lazzarato, 2020: 108).     
 
 Según Harvey el modelo ya venía en crisis. Ese modelo neoliberal que descansa de manera creciente en el capital ficticio y en la urgente expansión de la oferta de dinero y creación de deuda. El modelo se está enfrentando al problema de una insuficiente demanda efectiva para realizar los valores que produce el capital (2020; 82). En el actual contexto sostiene que las condiciones ambientales incrementaron las vigorosas mutaciones, lo cual supone que los sistemas de abastecimiento de alimentos intensivos o azarosos en las zonas subtropicales húmedas (Sudeste asiático entre otros) pueden contribuir a esta situación de generación de virus. También varían considerablemente las condiciones que favorecen la rápida transmisión mediante los cuerpos receptores y al parecer las poblaciones de alta densidad son un blanco receptor fácil. Insiste también que las industrias farmacéuticas tienen escaso interés en investigaciones que no son rentables como las infecciones del coronavirus que son bien conocidas desde los años 60. Los monopolios farmacéuticos rara vez invierten en prevención, cuanto más enfermos están más dinero ganan. El mismo Trump recortó el presupuesto del Centro de Control de Enfermedades y disolvió el grupo de trabajo de pandemias del Consejo de Seguridad. Pareciera, dice Harvey, una especie de venganza de la naturaleza después de 40 años de un grosero y abusivo maltrato a manos de un violento y desregulado extractivismo neoliberal. 
 
Claudio Katz es de la opinión que el coronavirus solo evidencio la crisis capitalista, desencadenando el estallido de la financiarizacion. Pero lo especulativo de la globalización financiera se ha combinado también con sobreproducción que se evidencia en la caída de los precios del petróleo, pero también en el excedente de mercancías que se observa en la disputa comercial entre Estados Unidos y China. Pero más allá de ello y la consecuentemente globalización de la pandemia siguiendo las rutas comerciales y los circuitos del capital (51 mil empresas de todo el mundo tienen proveedores en Wuhan), destaca que los especialistas le atribuyen mayor influencia a la destrucción de los hábitat de las especies silvestres por la industrialización de las actividades agropecuarias. Desde aquí se multiplica la irradiación de bacterias y se expanden enfermedades que están asociadas con la destrucción de la biodiversidad (el brote de Ébola se explicaría en esta dirección). Con la deforestación la transmisión de virus se vuelve exponencial por el contacto de seres humanos con animales encerrados. Agrega que con la industria ganadera se impusieron reducción de registros sanitarios generándose enfermedades y externalizando sus costos. Cuarenta años de extractivismo neoliberal estarían entre los factores que contribuyen a explicar el origen de la pandemia (Katz, 2020)   
 
Para N. Chomsky en el contexto de la pandemia destaca: La primera lección es que estamos ante otro fallo masivo y colosal de la versión neoliberal del capitalismo. Si no aprendemos eso, la próxima vez que pase algo parecido va a ser peor. Es obvio después de lo que ocurrió tras la epidemia del SARS en 2003. Los científicos sabían que vendrían otras pandemias, probablemente de la variedad del coronavirus. Hubiese sido posible prepararse en aquel punto y abordarlo como se hace con la gripe. Pero no se ha hecho. «Las farmacéuticas tenían recursos y son superricas, pero no lo hacen porque los mercados dicen que no hay beneficios en prepararse para una catástrofe a la vuelta de la esquina. Y luego viene el martillo neoliberal. Los Gobiernos no pueden hacer nada. Están siendo el problema y no la solución. La gestión de Trump es desastrosa, recortes presupuestarios en salud, aumento en presupuesto en el gasto militar, energía fósil, en el muro, le quita financiamiento a OMS. Desde febrero la pandemia ya hacia estragos y entonces se busca culpar a China, a la OMS, a los demócratas. Estamos gobernados por un bufón sociópata. Además, lo que pasa en la Unión Europea es chocante…es Cuba, China las que están ayudando a Italia. La globalización neoliberal desde una lógica de eficiencia ha hecho ricos a unos pocos, pero no tiene recursos para los hospitales porque no son eficientes (Granma, abril 2020).       
 
Quizás las mayores vulnerabilidades de las economías capitalistas hay que buscarlas, tras la crisis del 2008, en el consumismo como su motor en 70% u 80%. Es un consumo desmedido o sobreconsumo demencial. Solo en Estados unidos el 22% de los hogares más ricos consume el 60% del consumo mientras el 20% más pobre solo consume el 13%. Es además una economía del descarte, del despilfarro al generar productos de corta duración. Ganar más en el menor tiempo posible con la destrucción desmesurada de recursos naturales y la externalización de costos ambientales por la subordinación de los estados a los mercados. En la idea de Tomas Mulian, los deseos de consumo son externos al individuo. Hay además una fetichización del dinero. El medio también se vuelve pasión, el dinero se hace poder, identidad, felicidad). Como poder el dinero se fetichiza porque permite realizar los sueños. Como identidad el dinero define a las personas más que el conocimiento o virtudes morales. Como felicidad el aburguesamiento de la cultura ha producido un empobrecimiento de la idea de felicidad (algo que se compra).     
 
Para Moulian, se ha conformado una cultura hedonista, donde los sistemas de crédito (la ilusión de la democratización del crédito) permiten el consumo instantáneo, rápida realización del deseo. Aminora la rigidez de la distribución de ingresos y dulcifica la ausencia de políticas estatales. Se realiza cierta ciudadanía en el mercado que exige estrategias de adaptación de los consumidores. Todo ello está asociado con las políticas neoliberales y una cultura saturada por la constante publicidad. 
 
Vivimos una modernidad individualista (desde 1492) que destruye la comunidad, la posibilidad ser con el otro (yo soy si tú eres que dice Hinkelammert), además es una modernidad que tiene un desprecio por el valor cualitativo de la naturaleza. La naturaleza no solo es un objeto de conocimiento, sino que es el todo (la totalidad) dentro de la cual existimos, somos frutos de la evolución de la vida de la naturaleza, por eso la ética se funda en el principio absoluto y universal de afirmar la vida en general y la vida humana como su gloria. Y en este sentido la naturaleza se ha rebelado: me respetas o te aniquilo (Dussel: 2020, 89). Como el mismo autor sostiene, la modernidad no ha tenido conciencia de los efectos negativos que se acumulan, la ciencia (y la tecnología) no toma conciencia. Hay errores y se han tomado decisiones equivocadas. Ante todo, debemos afirmar la vida sobre el capital, por sobre el colonialismo, por sobre el patriarcalismo.            
 
La guerra económica        
 
La guerra por el “Big Data” la tecnología 5G sobre la cual China lleva ventaja es parte también del problema en disputa con Estados Unidos.  La ventaja de la 5G supone el control de la producción económica, social y cultural. Supone el fin del globalismo financiero. En medio de las contradicciones de Trump con los globalistas financieros estos aprovechan el pánico del coronavirus (guerra bacteriológica) para culparlo no solo de la crisis financiera que era anterior sino también de la pandemia (Dierchkxsens y Formento; 2020).  
 
Como sostienen estos autores, la decisión de Putin de no participar en el control del precio de petróleo llevo a la caída del mismo (30%) en una guerra de precios con Arabia Saudita, asociado con los conflictos por el boicot al ducto del gas de Rusia –Alemania.  China por su parte aprovecho la crisis del covid-19 para comprar las principales acciones que se desplomaron y hoy controla la industria pesada
 
Con el coronavirus ha existido la intención de demonizar a China…como el virus chino, extranjero. En medio de la guerra económica entre Estados Unidos y China como se puede creer en un país como este, insalubre, creer en su capacidad tecnológica (De Sousa, 2020). Para Noam Chomsky quien responsabiliza a EEUU de propagar el virus contra varios enemigos y principalmente contra la amenaza económica de China, así como la amenaza de Irán e Italia (sobre todo en la región de Lombardía aliada de Putin) además de sus buenas relaciones económicas con China en la llamada “nueva ruta de la seda”. El control de la vacuna según Chomsky se convierte en un elemento de poder imperial en momentos en que las economías del mundo se ven afectadas por la pandemia.  Con razón Judith Butler señala que Trump quería una vacuna con derechos exclusivos de Alemania. 
 
Hay que tener en cuenta que en los intercambios comerciales Estados Unidos le vende a China 130,000 millones de dólares de bienes y servicios, pero le compra 505,000. El PIB medido en dólares de China ya es mayor que el de Estados Unidos. En este marco Trump desde marzo de 2018 impuso aranceles al acero y al aluminio. En respuesta China el 1 de abril de ese año, estableció aranceles por 3 mil millones de dólares. Las importaciones americanas para China solo representan el 8.45% del total mientras que para Estados Unidos las importaciones chinas superan el 21% (Ugarteche y Ocampo, 2018).            
 
El tema pone en evidencia la debilidad de los sistema de salud que antes de ser destruidos por el neoliberalismo estaban mejor preparados para combatir estos males. Es el resultado de una larga crisis de 40 años.  
 
El tema plantea paradójicamente las alternativas pues las soluciones a la pandemia no han sido democráticas o se cuestiona la efectividad de la misma.  Como sostiene De Sousa Santos, las democracias dejaron de discutir alternativas, pero con el descredito del capitalismo la postcrisis requiere democracia para superar las fallas del capital, aunque este apostara por el autoritarismo conservador.       
 
Las alternativas: pistas y posibilidades
 
Para De Sousa Santos cuando las ideas han perdido capacidad de desestabilización…se trata de proponer nuevas constelaciones donde se combinan ideas, emociones, sentimientos de espanto e indignación…, pasiones de sentido inagotables…monogramas puestos a disposición de nuevas prácticas rebeldes e inconformistas. Es necesario excavar en las tradiciones y alternativas que la modernidad occidental excluyo y/o expulso.  
 
Un concepto central es el del bien común de la humanidad. Hoy se debate sobre la defensa de los bienes comunes como el agua, las semillas, los servicios públicos desmantelados por las políticas neoliberales. El bien común de la humanidad es un estado (bien estar, Bien vivir), es la vida y su reproducción. (Houtart, 2012;12-14). 
 
Según este autor, lo individual y lo privado son centrales en la lógica de acumulación. Se ha llegado hasta la mercantilización de la vida humana y de su reproducción. Es la dinámica de acumulación en los espacios territoriales se empezó a poner en peligro la preservación de los bienes comunes. Así como el acaparamiento de tierras en los continentes del sur para la generación de agrocombustibles y la extracción de minerales.
 
Para otros la crisis del capitalismo en tiempos de pandemia implica aprovechar oportunidades: 
 
“Se abre un juego de poder de múltiples actores de poder internacional que le dan una impronta que va más allá de una crisis financiera global. Asume, ahora, el modo de una crisis sistémica del capitalismo financiero transnacional, donde las opciones de poder del unipolarismo financiero transnacional están presentes, así como también las opciones del pos capitalismo financiero unipolar, que emergen bajo las formas del multipolarismo pluriversal, económico político: BRICS y político cultural; Dialogo Poliédrico de Civilizaciones e Interreligioso” (Dierchkxsens y Formento; 2020).
 
“Por ello, el tradicional periódico financiero Londinense “The Financial Times”, que expresa los intereses globalistas (Soros/Rothschild/), describe que el Globalismo unipolar se aleja de su “línea liberal”-global (neoliberal) para pedir ahora "cambios radicales": una mayor presencia de los Estados en medio de la pandemia por el coronavirus. Cuidado, son “estatistas” a la hora de exigir su asistencia para que resuelva su crisis. Luego pedirán “libertades” para crecer con los medios del Estado y los beneficios para sí. Lo que importa entonces, es observar sus pasos en la controversia de estos días” (Dierchkxsens y Formento; 2020).
 
También Harvey sostiene que el papel del Estado será central. Chomsky plantea algunas posibilidades: «Hay una llamada al internacionalismo progresista con la coalición que empezó Bernie Sanders en Estados Unidos o Varoufakis en Europa. Traen elementos progresistas para contrarrestar el movimiento reaccionario que se ha forjado desde la Casa Blanca (…) de la mano de estados brutales de Oriente Medio, Israel (…) o con gente como Orban o Salvini, cuyo disfrute en la vida es asegurarse de que la gente que huye desesperadamente de África se ahoga en el mediterráneo. «Pones todo ese “reaccionarismo” internacional en un lado y la pregunta es… ¿serán contrarrestados? Y solo veo esperanza en lo que ha construido Bernie Sanders». Medicare para todos sostenía Sanders Warren.   
 
En definitiva, la presencia del Estado en la actual crisis es fundamental y lo será mucho más para encarar con gran responsabilidad social la postcrisis. Primero es importante su gestión y coordinación para extender las medidas de confinamiento y aislamiento con las presiones por retornar a una supuesta normalidad. El criterio central será no poner en riesgo la vida de las personas lo que supone también imaginar formas combinadas, graduales y escaladas de retorno seguros y confinamientos.          
 
El Estado deberá jugar un papel central en la coordinación social. Será importante su capacidad regulatoria y su capacidad de coordinación con la sociedad civil y las organizaciones sociales más allá de las redes clientelares. Su rol será determinante en imaginar caminos junto a los trabajadores y empresarios para sostener empleos, garantizar salarios y/o proteger a las poblaciones más vulnerables (un 58 por ciento se mueve en la economía informal). En algunos países incluso de habla de la renta básica universal. No es fácil en el caso de Honduras por el autoritarismo del ejecutivo y la creciente pérdida de credibilidad y legitimidad incluso en plena crisis de la pandemia por la corrupción y las formas de gestión de la misma. Además el asunto es sumamente difícil en Honduras por el peso de una década perdida en términos políticos cuando en el 2009 se dio un golpe de Estado, reposicionando a los sectores más conservadores y particularmente a las Fuerzas Armadas hasta llegar al famoso fraude electoral o las dudosas elecciones de 2017 que colocaron a Juan Orlando Hernández en la presidencia, siendo el único, que en la “vida democrática del país” ha logrado reelegirse y controlando para ello y en su gestión actual, todos los poderes del Estado con el apoyo de los sectores conservadores y principalmente de los militares.                
 
Pese a los condicionamientos estructurales, se requiere que el Estado tenga más recursos lo cual implica ver la posibilidad de que los más tienen puedan pagar más impuestos (sobre todo desde aquellos que menos han perdido ya que no es posible continuar con sistemas impositivos regresivos) y deberá gestionar la condonación de la deuda con nuevas reglas del juego en la materia una vez que la lógica de las economías ficticias y especulativas están desacreditadas. El apego incondicional del ejecutivo al bufón del norte que lo sostiene pese a las vinculaciones conocidas con el narcotráfico, son factores que juegan en contra. Sin embargo, no se puede desconocer que el nuevo contexto internacional multipolar y pluriversal con los BRICS abre otras posibilidades.      
 
El sistema de salud como bien público
 
 Según Claudio Katz...se revalora la salud como un bien público. Y apunta que: “Esa verificación se corrobora en los países que han puesto sobre la mesa, la reconstrucción de un sistema sanitario estatal accesible a toda la población. En Irlanda se introdujo el status público de los hospitales privados. El gobernador de Nueva York ordenó utilizar los respiradores de los sanatorios de altos ingresos. La demanda de nacionalizar el sistema gana adeptos, especialmente en las naciones que continuaron cobrando los test cuando la pandemia ya había estallado”. 
 
En el caso de Honduras el tema de lo público nos lleva a la necesidad, en este contexto de crisis, de establecer prioridades a mediano plazo. Ya no es posible sostener unas Fuerzas Armadas improductivas con el mayor gasto militar de Centroamérica. Y este tema es difícil porque es además otro de los pilares de sostén del actual gobierno por su cuestionada legitimidad y credibilidad dados sus vínculos con la corrupción y el narcotráfico.      
 
Por otro lado, se reconoce que las incontables iniciativas de cooperación de la ciudadanía y organizaciones, “constituyen otro elemento positivo. Voluntarios que participan en el auxilio de los adultos mayores, organizaciones sociales que colaboran en el sostenimiento de la cuarentena, jóvenes que fabrican imaginativos protectores del contagio, cooperativas que se reconvierten para producir mascarillas. El reconocimiento y aplauso cotidiano a la heroica función que cumplen los médicos y enfermeros corrobora ese resurgimiento del sostén colectivo a una labor comunitaria”. Sin ciudadanías y organizaciones sociales, movimientos, no hay alternativa posible. En Honduras hay avances ciudadanos y comunitarios en la defensa de los territorios y de los recursos naturales. Son varios ya los municipios y regiones que, utilizando mecanismos de participación ciudadana como los Cabildos Abiertos, se han declarado libres de minería y de las hidroeléctricas. No todo está perdido cuando al mismo tiempo que desde arriba tuvo lugar una década perdida, se generó en oposición una importante ciudadanía crítica   con un nivel de incidencia para lograr cambios importantes en un contexto de desgaste del ejecutivo que además requiere de estos actores para salir de la crisis postpandemia. Estos grupos y ciudadanos deberían ser los líderes (en dialogo con su contrapartes) de una reconversión hacia nuevas relaciones con la naturaleza y para relanzar políticas publica incluyentes como una economía que distribuye más equitativamente la riqueza.              
 
La internet ciudadana tiene también una importancia estratégica. La centralidad que la tecnología digital que ha tenido durante la pandemia indica la importancia de la misma. Ahora bien, cuáles son las bondades o las inequidades que esta ha generado. Además de las formas en los usos de los datos por países como China, Singapur, Taiwán y Corea del Sur para combatir la pandemia, dice Soulard que las redes van ampliando una función mucho más resiliente que otras infraestructuras como las de salud que no están preparadas para esta pandemia lo cual hace de internet un bien común. El riesgo y los dilemas hacia el futuro en medio de la guerra de los Big Data y el control de los datos por los mercados de las grandes corporaciones digitales, es de vigilancia totalitaria o las posibilidades de empoderamiento ciudadano para evitar ser reducidos a algoritmos como plantea Canclini.        
 
Hay que reconocer que ya a finales de diciembre de 2019 el Gobierno Chino censuro plataformas como Weibo/ Wechat, los médicos de Wuhan y en general los medios que difundieron las alertas del brote viral. En el mismo diciembre Estados unidos había sido alertado de una epidemia de coronavirus en Wuhan, pero no se lo tomo en serio y cuya influencia sobre la OMS aplaco la alerta y las respuestas se dilataron. La OMS alerto hasta el 30 de enero de 2020. Para Soulard, Taiwán, Singapur, Corea del sur usaron tecnología digital y tuvieron resultados sanitarios destacados, pero fueron más transparentes y con cooperación ciudadana junto a otras medidas como testeos sistemáticos y uso de máscaras (Soulard,2020;7). Aunque luego China reacciono mejor y en base a la experiencia contra el SAR, donde además la disciplina colectiva se impuso al individualismo occidental (vale para todos los países asiáticos) y es difícil hablar de autoritarismo para una cultura que es diferente dice José Mujica.        
 
Roque Castro
Docente de la UNAH, Honduras. 
https://www.alainet.org/es/articulo/206252
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS