Una Bolivia pacífica e inclusiva: ¿Utopía o un derecho humano?

22/01/2020
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La muerte del Otro me afecta en mi identidad como un yo responsable (…) constituido por una responsabilidad imposible de describir. Es así como soy afectado por la muerte del Otro; ésta es mi relación con su muerte. Es desde ese momento, en mi relación, en mi deferencia hacia alguien que ya no responde más, una culpa del sobrevivienteEmmanuel Levinas

 

Quizá una de las afirmaciones más conocidas y menos comprendidas de Leibniz es la de que vivimos en el mejor de los mundos posibles. Ambas cosas deben mucho a la crítica, hilarante como pocas y superficial como ninguna, a que sometió Voltaire en el Cándido la explicación leibniziana de la existencia del mal. ¿Es la actual Bolivia que conocemos sólo una de la infinidad de otras Bolivias paralelas?, El hecho es que, según los objetivos de la Agenda Global de 2030 de la ONU, Bolivia vive uno de sus mejores mundos. Es uno de los países con mejor desarrollo económico, producción cerca de la auto sustentabilidad, salud universal gratuita, bajo índice de desigualdad, incipiente desarrollo industrial, sin analfabetismo, menos pobreza que nunca, menos mortalidad infantil, menos deserción escolar, más acceso al agua, electricidad, gas domiciliario, y una democracia funcionando razonablemente. Desde una perspectiva global todo lo mencionado son logros que muchos no lo tienen. La Organización de las Naciones Unidas formuló lo que se conoce como la Agenda Global 2030 que contiene 17 metas para alcanzar un desarrollo sostenible. Son objetivos que apuntan a eliminar la pobreza y el hambre, mejorar los derechos humanos para todos, alcanzar una igualdad y empoderar a las mujeres, además de asegurar una duradera protección para el planeta y sus recursos naturales.

 

La meta 16 de esta agenda indica que los miembros de la ONU tienen que promover sociedades pacificas he inclusivas, así como la construcción de instituciones efectivas he inclusivas en todos los niveles. ¿Una formulación tan hermosa en este sentido llega a ser una utopía sin sentido, o un efectivo instrumento para un cambio?... ¿Cómo consolidamos la idea de igualdad de derechos para tod@s, y el derecho a la seguridad básica para tod@s en tiempos sociales y políticos convulsivos como el actual? ¿Y es suficiente nuestra empatía para interesarnos en aquellos que carecen de derechos? Las investigaciones muestran una y otra vez que tendemos a pensar en categorías de “nosotros” y “ellos”, y que el ser humano tiene una naturaleza egoísta, alrededor del mundo elevan los nacionalistas sus banderas y sus muros.

 

Estos días muchos que estuvieron anclados enfrente de sus televisores observaron el enfrentamiento de las muchas Bolivias en las calles. Gente inocente, y mujeres humildes e indefensas son agredidas por hordas fascistas en las ciudades colmadas de enfrentamientos, gases lacrimógenos, bazucas, motociclistas, y gente enmascarada. Por lo general el rostro de la Bolivia indígena o campesina agredido por un fascismo social. Esta pluri-realidad encaja dentro la otra multi realidad latinoamericana que, está en las calles por causas distintas. Pero, aquí nos ocuparemos sólo del objetivo 16 de la Organización de las Naciones Unidas. Para los que espectamos estos sucesos en Bolivia, ¿qué pensamos, qué reflexiones podemos hacer?...

 

Lo que pasa en el pluri-mundo del país es algo muy cruel de ver, la gente se siente provocada y dividida por distintas razones. El hecho de que las víctimas de la violencia tengan rostro indígena o campesino y, que se los asocie con cosas negativas ha creado dos imaginarios sociales: los que se oponen al actual proceso político (una mixtura de diversos grupos), y quienes lo apoyan (en su mayoría indígenas y campesinos). ¿Cuáles las reacciones de estas variadas Bolivias frente a lo que observan en sus pantallas? Algunos sentirán rabia porque el gobierno no acepta su demanda de dar un paso al costado, otros sentirán compasión al ver gente como ellos mismos agredidos en las calles, las imágenes cambian la perspectiva, ahora son ”ellos”, la mayoría del país que se siente atacada.

 

Otros dirán que lo que pasa es algo realista que se esperaba después de unas controvertidas elecciones. La pregunta obligada es: ¿de qué grupo y hasta dónde se extenderá su empatía por una de las Bolivias en conflicto? Ojalá existan los que entiendan que la verdadera razón debería ser alinearse con una perspectiva existencial y cosmopolita, entender que tod@s somos o podemos ser víctimas de lo que puede ocurrir, que no podemos dar por sentado que las instituciones democráticas y el Estado de derecho siempre funcionarán en Bolivia, eso puede cambiar de la noche a la mañana. Nuestros padres que han vivido el Mamertazo de 1951 lo saben, en estos momentos las nuevas generaciones lo están viviendo con el nuevo Mamertazo, golpe planificado desde el exterior.

 

Mucha sangre ha corrido debajo del puente de la historia desde 1825 a puertas del 2020, el macrocosmos mundial se refleja en el microcosmos boliviano, muchas guerras, golpes de Estado, dictaduras, fascismos, gente asesinada, perseguida, exiliada, emigración, migración interna, exclusión, convulsiones sociales, no hay otra visión optimista de la historia. Todos tenemos o conocemos a alguien que vive, ha vivido, o fue víctima de uno de los mencionados mundos. Sabemos que la historia no es un viaje de un punto (a) a otro punto (b) como un viaje sobre rieles, hay muchos dramas como logros en el viaje. ¿Y qué tiene que ver la agenda global 2030 adoptado por la gran mayoría de los miembros de la ONU con todo esto?

 

La Agenda Global 2030 es uno de los más ambiciosos acuerdos sobre el desarrollo sostenible, en lo social, económico, y sostenibilidad medioambiental. Se han creado 17 metas para alcanzar el objetivo de esta agenda, las metas se leen como sigue:

 

1.- Fin de la pobreza,

2.- Hambre cero,

3.- Salud y bienestar,

4.- Educación de calidad,

5.- Igualdad de género,

6.- Agua limpia y saneamiento,

7.- Energía asequible y no contaminante,

8.- Trabajo decente y crecimiento económico, 9.- Industria innovación e infraestructura,

10.- Reducción de las desigualdades,

11.- ciudades y comunidades sostenibles,

12.- Producción y consumo responsables,

13.- Acción por el clima,

14.- Vida submarina,

15.- Vida de ecosistemas terrestres,

16.- Paz, justicia e instituciones sólidas,

17.- Alianza para lograr los objetivos.

 

Todos los gobiernos del mundo se han comprometido a alcanzar tres grandes objetivos, hasta el año 2030: eliminar la pobreza extrema, disminuir las desigualdades he injusticias en el mundo, y dar una solución a la crisis climática.

 

Leyendo estas metas y comparando con los indicadores económicos y sociales nos daremos cuenta si Bolivia vive o no uno de sus mejores mundos. Antes cabe preguntarse, ¿cuál el sentido de formular metas de esta manera? Lo importante saber de la Agenda Global 2030 y sus metas, es que, ellos son resultado de una decisión política y resultado de negociaciones políticas que, le dan su fuerza y su debilidad al mismo tiempo. Su fuerza radica en que todos los países en la Asamblea General de la ONU han convenido y suscrito dicha Agenda, de ahí que hay un impulso político global en torno a la Agenda 2030, que puede servir de base para un reclamo de responsabilidad que las organizaciones de la sociedad civil pueden usarlo en contra de sus gobiernos, ya que, estos son firmantes de dicho acuerdo. Su debilidad, dado que fue una decisión política, es que su logro despenderá de la voluntad política. Usando un lente analítico uno puede ser más escéptico, y pensar que esto es muy difuso. Por ejemplo, la palabra inclusión, un término vago, pero con una carga muy positiva, hace que las metas no se sientan tan significativas y útiles, ello, no obstante, no hay que subestimar cuánto este tipo de declaraciones en la realidad puede influir sobre la motivación de la gente. Aunque las metas no están dirigidas sólo a los gobiernos, o alcaldías sino, están dirigidas a tod@s. Sabemos que este tipo de declaraciones hechas por instituciones o personas con autoridad y legitimidad tienen un efecto normativo y afectan la propensión de ser aceptadas.

 

Desde una perspectiva jurídica es importante pensar que las sociedades y los países tienen una interrelación e interdependencia, que rompe la visión de autosuficiencia, si ellas estuvieran fundadas sobre premisas neoliberales basados en la individualidad, un fracaso se traducirá en “tu fracaso, es tu fracaso”, y no así cuando obedece a una hazaña societal o estructural en una sociedad comunitaria donde la diferencia entre yo y ellos desaparece. La ausencia de un acuerdo o convención, la falta de una fuerza de acción conjunta para la construcción de una sociedad conduce a un sendero peligroso. Esto se puede observar por ejemplo en la disolución o el desafío de principios que durante muchos años los considerábamos tan naturales. Por ejemplo, el derecho a la protesta, si este derecho es coartado por unos contra otros, se produce un tsunami en toda la sociedad.

 

Cómo interpretar entones la meta 16 sobre la creación de sociedades pacíficas e inclusivas: ¿utopía o un derecho? Si sacamos esta afirmación del contexto de la Agenda, y sus discusiones en la ONU, sonará muy trivial, porque nadie quiere tener sociedades excluyentes y violentas, pero, en honor a la justo, leyendo todas las rúbricas de la meta 16 vemos que los objetivos secundarios son mucho más concretos y mensurables. Ello, no obstante, no se puede comprender claramente lo que se quiere significar con sociedades inclusivas, es decir si ello sólo se restringe a los ciudadanos o grupos excluidos, ¿o si contiene un significado más amplio que abarca también a los animales y a la naturaleza? ¿Y qué es una sociedad pacífica? ¿Será una sociedad sin guerras, o tiene un significado más amplio? ¿Quizá debería incluirse sociedades pacíficas en procesos democráticos, acaso no hay dictaduras estables con sociedades pacíficas por ejemplo Arabia Saudita que carece de un proceso democrático? ¿No carecen también las marchas de la oposición en Venezuela, y ahora en Bolivia de un marco democrático? ¿Es decir, ejercer el derecho a la protesta sin menoscabar el mismo derecho a otros? La meta 16 debería por lo tanto reclamar de manera explícita la creación de sociedades pacificas e inclusivas al interior de procesos políticos democráticos. Y cómo traducir esto en su implementación, ¿cómo hacerlo realidad? ¿Qué hacer para alcanzar una sociedad inclusiva y pacífica? ¿Qué se requiere del ciudadano? El derecho es una cosa, pero ¿en qué medida se trata de empatía y de una acción individual?

 

En la introducción se dice que el ser humano tiene una naturaleza egoísta, sin embargo, existen otros estudios que afirman que el ser humano es social por naturaleza, y que por lo tanto tenemos capacidad de sentir empatía por otros, y que tendemos a pensar en una perspectiva de grupo. El problema no es el egoísmo, sino que, nuestra capacidad empática, y nuestra capacidad de pensar desde la perspectiva de grupo está muy limitado por que eso implica tener que relacionarnos con otros diferentes a nosotros mismos, entendernos, incluso lo más natural de este acto, el poder tener contacto visual, y poderse comunicar. ¿Ahora el incluir a tod@s? Si yo voy a incluir a tod@s en mis posiciones morales, eso exige algo más que mi capacidad natural de empatía, por que por razones naturales psicológicas o biológicas nuestra capacidad empática no es muy amplia. Y aquí tiene el arte en general (el cine, la literatura, la ficción) una capacidad de ampliar la empatía, el arte nos ayuda a ver las cosas desde una perspectiva más diversa de un grupo. Cuando ni ello es suficiente, entonces habrá que crear instituciones que cuando no nos encontramos en crisis, nos aseguren que podemos respetar los valores de los demás. Ello ayudaría a prolongar la empatía compartiendo responsabilidad, costos, y previsibilidad en la sociedad.

 

Tenemos una responsabilidad ilimitada por los otros, afirma E. Levinas, aunque tendemos a caer muy rápido en perspectivas de nosotros y ellos para hacer la carga manejable. ¿Cuál la responsabilidad del individuo, y cuanto podemos confiar en la empatía actual para que ocurran cosas? Lo importante es no deteriorar la responsabilidad individual, la empatía como otras palabras grandes por ejemplo coraje, son aptitudes que se entrenan como un músculo que, exige práctica y entrenamiento.

 

Quizá no hay nadie con una empatía natural sino, se aprende a cambiar perspectivas, mirar con el lente del otro, o lo que fuera. Recuerdece el tsunami que afectó Tailandia: hoteles, transporte, hospitales, infraestructura destrozada, heridos, niños perdidos. En la ausencia casi total de instituciones, los campesinos más pobres que vivían en los alrededores de los complejos turísticos fueron los primeros en organizarse espontáneamente y salir a auxiliar, y a compartir su ración de arroz con las víctimas del tsunami. Aquello fue una muestra clara de cómo ejercitar la musculatura empática en una realidad que carecía de instituciones para socorrer. Esa gente pobre nos enseñó empatía en lo cotidiano y en los hechos, nos mostraron que tipo de sociedad puedes hacer posible con tus actos.

 

La responsabilidad no debería estar limitada solo por aquello que sentimos empatía, si sabemos, si tenemos el conocimiento que otras personas aun siendo sólo números en una estadística, son seres humanos como nosotros, con las mismas necesidades básicas, y que no existe ninguna relevante diferencia moral entre ambos, entonces se puede tener una responsabilidad por ellos, aunque seamos incapaces de poder sentir empatía por ellos. Hay que reconocer que sería irracional tratarlos de otra manera como lo hacemos por aquellos que sentimos empatía. Como individuos tenemos la capacidad de influir sobre las instituciones políticas, reaccionando de una determinada manera como electores. ¿Qué problemas priorizar cuando hay elecciones? Tener en cuenta que, así como las instituciones pueden influir en la actitud de las personas, también las personas influyen en las instituciones y su respectivo accionar.

 

¿Qué ocurre si cambiamos la perspectiva? El planeta convive en mundos paralelos, se levantan muros entre pueblos, guerras geopolíticas, migraciones ocasionadas por conflictos armados, o económicos, ascenso de nacionalismos proto-fascistas, intolerancia, xenofobia, el cambio climático, brexit, extrema polarización en la esfera política, etc. Será que algunos interpretan todo esto como una señal de que hemos llegado a un punto de inflexión, en el que pensamos; Uyuyuy, ¿no hemos exagerado con mucha empatía? ¿No podemos ayudar a tod@s, ahora tenemos que oponernos un poco, y entonces surge un problema con la meta de construir sociedades inclusivas, será que la gente se cansa del mensaje de inclusión? ¿Existe una brecha entre los objetivos de la agenda y la realidad, por todo lo que acabamos de mencionar?...

 

Aunque la brecha exista, todo ello solo debería aumentar el valor de los objetivos de la Agenda 2030, pues ellos son también un instrumento para exigir responsabilidad. Hay grandes fuerzas al margen de los estados, grandes organizaciones de la sociedad civil así en Bolivia, como en el continente americano, pero ante todo a nivel global que, utiliza precisamente la Agenda 2030 como instrumento de presión contra dichas tendencias. Por lo tanto, no es algo que va en contra de la Agenda como tal, sino, el hecho que todos los países del mundo han acordado la Agenda Éste se puede usar como un instrumento de presión contra muchos fenómenos mencionados. Visto con el lente de los derechos humanos, del derecho, o simplemente con los ojos de muchos ciudadanos empáticos, o activistas sociales se ha podido experimentar los últimos tiempos en Bolivia que, muchos políticos cometen graves errores formulando enemigos internos y externos, formulando amenazas ya sean de los indígenas, campesinos, feministas, collas, o como quiera que se los formule, dichas formulaciones que se las puede resumir como posverdades, han hecho posible agresiones, abusos, y una demonización de grandes grupos de la sociedad que podrían sentirse mejor en una sociedad inclusiva, en lugar de un lenguaje exclusivo o posverdades expresadas por estos políticos, o grupos de poder.

 

Es un peligroso error afirmar que, hay demasiada inclusión. La polarización a través de representaciones de enemigos y peligros hacen que la sociedad se raje desde adentro, entonces, si hablamos en términos de objetivos comunes, en vez de términos de exclusividad por así decirlo, es una manera más afectiva de mantener unida una sociedad. Vivimos una sociedad muy desigual en las ciudades, pero, la disparidad entre los citadinos y los más pobres del campo es aún mayor. Entonces, ¿cómo garantizar el respeto por el valor igualitario de tod@s, y por sus derechos, en momentos cuando la sociedad está siendo destrozada? Algunos quieren la salida del actual mundo boliviano, otros la continuación y la profundización del proceso, otros quieren crear muros entre la gente, otros no, algunos odian a gente por su descendencia, etc.

 

Estamos ante la batalla más grande de Bolivia, podemos ver en muchas ciudades del país que la demonización a conducido demasiado lejos, y enseña impactos destructivos, como el ataque con armas contundentes contra mujeres indefensas, la humillación de una alcaldesa, pegar a la gente por su condición étnica, llegan a ser los vergonzosos y extremos ejemplos de lo que presenciamos en Bolivia. Tenemos que usar las existentes instituciones políticas como arenas para resolver conflictos, hacer que los conflictos tengan lugar al interior de estas instituciones, respetando el estado de derecho, para evitar confrontamientos entre los mundos paralelos que conviven en Bolivia. Exigir al Estado ampliar la capacidad institucional para todos los niveles institucionales del Estado, esto es una parte de la Agenda 2030, para poder hacer un seguimiento y hacerlo mensurable. La sociedad civil tiene que usarse de la Agenda 2030 en su relación con el gobierno, pero también con relación a su propia actividad.

 

10-11-19

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/204337
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