Es el petróleo, estúpido

13/01/2020
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El asesinato del líder militar iraní Qassem Soleimani de la mano estadounidense y la logística sionista prevaleciente nos permite dimensionar la punta de iceberg de un entramado de intereses que redundan en el dominio del flujo petrolero a nivel mundial.

 

Sin dudas el eje de este flujo se halla situado en Medio Oriente donde se encuentran las mayores reservas petroleras que pueden ser dominadas por los EEUU gracias al desarrollo de un monopolista despliegue militar que resguarda fielmente su paternidad.

 

Desde los principios de la década de los 70 se habla de un supuesto fin de la era hidrocarburífera donde el ahorro de combustible fue la base de las distintas empresas radicadas en su uso siendo el caso de la automóvil la más paradigmática.

 

Sumado a la cauterización del recurso vía la OPEP que operó de motivador de ese proceso y de acuerdos políticos de la mano del mítico Kissinger con los países productores que acordaron el reciclaje de las ganancias en los futuros centros financieros del mundo occidental.

 

El despliegue militar de los EEUU en dicha región no solo obedece al control del recurso sino a garantizar un flujo paralelo de dólares que financie los inmensos gastos militares ad hoc siendo un estímulo extra para sostener a la divisa como eje monetario mundial del cual las transacciones comerciales y financieras deben abocar a su propia puerta.

 

Los países fuera de este flujo que radiquen su monetarismo en otros metales o divisas han sido objeto de una hostilidad mayor que para el caso de Libia ha sido el derrocamiento y asesinato de su propio presidente en una escenificación como de líder terrorista y desalmado ante las cámaras de la televisión mundial.

 

Un claro disciplinamiento para otros países que se atrevan a dejar al dólar fuera de su circuito de acumulación y monetario, pero a pesar de ello los grandes actores geoeconómicos tales como Rusia y China hace tiempo que han comenzado a reservar su propia divisa en oro y no en dólares.

 

Vaya paradoja: un país como la Argentina de importantes recursos auríferos sigue una estrategia de acumular dólares como reserva monetaria o como reflujo de su deuda externa.

 

El control del flujo energético mundial permite atemperar los niveles de crecimiento de otros países donde la energía barata es el pivot productivo y de ello la tasa de empleo y de consumo.

 

Los aportes teóricos del estratega polaco-estadounidense Brzezinski indican que el dominio de dicha área central del mundo equivale al dominio en general del globo por justamente el eje energético que a los albores de hoy radica en el despliegue militar foráneo en la zona.

 

Más allá de esto, otras voces indican un repliegue estadounidense y un geo posicionamiento en su región madre, es decir la americana, pero la actual la administración Trump desafía ambos espectros siendo la incertidumbre el eje de su accionar – explícito – pero implícitamente vía su estrategas quizás estemos ante una escena de despliegue multifacético que abarca varias regiones no solo petrolificamente sino de dominio político mundial.

 

EL pensador Wallarstein, años antes de su muerte, afirmaba que al Imperio de los EEUU como tal le quedaban no más de 40 años – a días de hoy – pero que su retirada iba a ser de un grado de altísima violencia, algo de lo que se está vivenciado en el Medio Oriente o en países latinoamericanos desafectos de someterse a dicha voluntad hegemónica.

 

Quizás pensando para la Argentina deberíamos tomar a ese prolífico antropólogo brasileño Darcy Ribeiro que afirmaba no confrontar directamente sobre el Imperio y así prevalecer los intereses vitales de nuestra región.

 

Solo el Destino sabrá nuestro Horizonte.

 

Ezequiel Beer

Geógrafo UBA

Analista Político

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/204161
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