En el mismo comunicado en que el Daesh reconoce la muerte de su fundador, Abu Bakr al-Baghdadi, también conocido como el Califa Ibrahim, (Ver: Al-Baghdadi, el muerto oportuno) la shura o consejo de la organización integrista, pide a los grupos que lo conforman realicen la bay'ah o juramento de lealtad al nuevo “líder de los creyentes”: Abu Ibrahim al-Hashemi al-Qurashi, elegido el pasado jueves 31 y que tendrá que luchar contra la fuerte imagen de su carismático predecesor, que ha dejado una impronta entre sus hombres que rozó la devoción.

En el comunicado también se informó sobre la muerte de Abu al Hasan al-Muhajir, el portavoz de la organización quien estaba señalado como el sucesor natural de al-Baghdadi, quien, según el Pentágono, había sido ejecutado en otra operación pocas horas después del ataque que terminó con la vida del Califa.

Nada se conoce sobre la verdadera identidad de al-Qurashi, ni han trascendido imágenes del nuevo líder. Pero el apellido al-Qurashi, indica su pertenencia a la tribu Qurashi, originaria de Arabia Saudita, a la que pertenecía el profeta Mahoma, una condición fundamental para poder aspirar a ser ungido Califa, junto a la condición de erudito religioso, por lo que si la shura hubiera elegido a alguien que no proviniera de la tribu del Profeta, hubiera reconocido formalmente que el Califato había dejado de existir.

Ha trascendido que el nuevo emir de los creyentes es un veterano combatiente, que ha luchado contra los estadounidenses y conoce la manera de combatirlos. Según algunos reportes, al-Qurashi sería un antiguo oficial de la Guardia Republicana de Saddam Hussein y habría pertenecido a la organización desde antes de haber roto con al-Qaeda, a finales de 2013.

Nadie puede pensar que la muerte de al-Baghdadi pueda llevar al fin de la organización, que todavía cuenta en Siria, según la inteligencia norteamericana, entre 14 y 18 mil milicianos a los que habría que sumar 3 mil extranjeros. Sin embargo, la reciente detección de la hermana mayor del líder asesinado pueda estar marcando un momento crítico en la seguridad interna de la organización.

El martes 5 de noviembre se conoció que fuerzas turcas detuvieron a Rasmiya Awad, de 65 años, en una redada cerca de Azaz, una pequeña población siria a treinta kilómetros al norte de Alepo. La mujer fue detenida junto a su esposo y una nuera, los que podrían dar información importante acerca de la organización. Por lo que el vocero del presidente turco Recep Erdogan, Fahrettin Altun, al informar de estas detenciones dijo que “para la inteligencia de su país estas detenciones representaban una mina de oro en la lucha contra el terrorismo”.

El nuevo portavoz de los terroristas, Abu Hamza al-Qurashi, advirtió que la lucha iba a continuar en su primer mensaje dijo: “Que no se regocije Estados Unidos por la muerte del jeque al-Baghdadi. ¿No sabe Estados Unidos que Daesh, está hoy a las puertas de Europa y en África Central?”

Un oportuno ataque en la base militar de Indelimane, en la región de Menaka, al noroeste de Mali, parece convalidar la declaración de Abu Hamza. Daesh para el gran Sahara (ISGS) se adjudicó la responsabilidad de la operación del sábado dos, contra el cuartel en el que se registraron 54 muertos, según cifras oficiales, aunque los muyahidines, aseguran haber asesinado a por lo menos 70 efectivos, además de haber destruido varios vehículos artillados y capturado una importante cantidad armamento y equipos de comunicación. Tras ocupar, durante varias horas el cuartel, los muyahidines se retiraron hacia la frontera con Níger, sin haber sufrido ninguna baja.

El norte de Mali, desde abril del 2012 se ha convertido en una de las regiones más inestables del mundo, en la que operan tropas francesas, norteamericanas y de Naciones Unidas, intentando con poco éxito controlar no solo al ISGS sino también a Jama'a Nusrat ul Islam wa al Muslimin (JNIM, Frente de Apoyo para el Islam y los Musulmanes) que responde a al-Qaeda,  un conglomerado de grupos rigoristas que se unieron en marzo de 2017, que también tiene una importante presencia en la mayor parte del Sahel.

Con la asunción de al-Qurashi, los servicios de inteligencia tendrán que sondear cuan proclive es el nuevo Califa a acercase a Ayman al-Zawahirí, el emir de al-Qaeda, a quien al-Baghdadi, había repudiado en a fines de 2013, y hoy en un serio problema de sobrevivencia ambas organizaciones podrían buscar una alianza.

Apoyos al nuevo líder

En el comunicado del Daesh, en el que se anunciaba la elección del nuevo líder, también se instó a más de una docena de organizaciones armadas ubicadas en  Nigeria con Boko Haram,  Filipinas con Abu Sayyaf, pasando por el grupo Daesh-Khorasan de Afganistán,  a realizar su bay'ah y honrar al nuevo Califa.

Esto abre un momento de mucha tensión al interior de la organización a nivel global, ya que los líderes de cada una de ellas necesitaran más información acerca del nuevo Califa, y cómo continuara el apoyo financiero a cada una de estas khatibas u organizaciones, algunas de las cuales operan bajo sus órdenes a miles de kilómetros del mando central.

Una de las primeras bay'ah que se conocieron,  fue la realizada por la Wilāyat Sinaí, que opera en la península egipcia y que, desde febrero de 2017, soporta el asedio de la operación Sinaí 2018, en la que participan importantes dotaciones de las fuerzas armadas egipcias, las que, pese a disponer de recursos casi infinitos,  no han podido doblegar a la organización que cuenta entre 700 y 1500 muyahidines. Tres fotografías de la Wilāyat muestran a unos 25 milicianos enmascarados con armas levantadas, que en apariencia estarían vivando al nuevo líder, con un subtítulo que decía estar prometiendo lealtad a Abu Ibrahim al-Hashemi al-Qurashi. También se conocieron fotografías del mismo tono, provenientes de Pakistán, Yemen, Somalia, la provincia siria de Daraa y Bangladesh.

El Daesh, para el gran Sahara (ISGS) que prácticamente anunció su lealtad con el ataque a la base de Indelimane, es un fuerte apoyo para al-Qurashi, ya que esta khatiba cuenta con una dotación de cerca de 4 mil hombres con epicentro en Níger, Mali y Burkina Faso.

Ya se han conocido una importante cantidad de fotografías en las que miembros del Daesh-Khorasan, quizás la rama más renuente a obedecer los mandos extranjeros y que,  tras el importante número de bajas que sufrió después de haber sido atacados por los Estados Unidos en abril de 2017 con la GBU-43, la bomba no nuclear más poderosa con la que cuentan los norteamericanos, se ha recuperado y hoy tiene una dotación de entre 4 y 5 mil efecticos lo que la hace una de las organizaciones asociadas al Daesh más importantes y que opera con mucha frecuencia particularmente en la provincia de Nangarhar.

No se conoce todavía la reacción que tendrá el grupo más importante de África, Boko Haram, ya que su imprevisible líder, Abubakr Shekau, hasta podría considerarse como el más indicado sucesor de al-Baghdadi, y herido en su amor propio podría renunciar al Daesh, y volver bajo el ala de Ayman al-Zawahirí, el líder de al-Qaeda, tras la muerte de Osama bin Laden, a quien repudió en marzo de 2015. De las organizaciones que operan en África tampoco se conoce la reacción de los grupos que sigue combatiendo en Libia, donde el Daesh tuvo una segunda capital del Califato en Sirte, la ciudad de natal del Coronel Gadaffi.

Se desconoce también qué actitud podrán tomar con este cambio las últimas organizaciones que emergieron en el mundo Daesh, en el noreste de la República Democrática del Congo y Mozambique, y las organizaciones del sudeste asiático, como la filipina Abu Sayyaf que hoy se encuentra en plena recuperación después del duro golpe recibido en Marawi (Ver Filipinas: Volver a Marawi). Estas podrían gritar en cualquier momento: “¡Muerto el Califa, viva el Califa!”

-Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC

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