Mesa de Diálogo para la convivencia: primera valoración
- Opinión
El lunes 16 de septiembre de 2019, en la Casa Amarilla de Caracas se dio una reunión entre el gobierno y algunos sectores de la oposición que cambió el panorama político del país. Como en todos los procesos de diálogo este inicia sin que podamos saber cómo terminará exactamente porque éstos se construyen día a día, con el esfuerzo y voluntad de las partes. Ahora bien, nosotros queremos mirarlo con una postura que ya sabe que estas iniciativas son difíciles y no siempre triunfan pero queremos hacerlo con el optimismo que merece que se vea un intento de superar la crisis o al menos de alejar la guerra.
¿Qué tan cerca está la guerra?
Las dos primeras semanas de septiembre han estado llenas de noticias para Venezuela. Quizás la más importante fue que la jugada de fakelaw (falso derecho) referida al TIAR avanzó mediante la celebración de una reunión donde presuntamente se permitió su invocación en Venezuela. Para nosotros, como ya lo hemos dicho antes, esta simulación demuestra que se utiliza un discurso con forma de legalidad para justificar un crimen de agresión.
Si partimos por mirar la simulación veremos que Venezuela no es parte del TIAR porque la República lo denunció válidamente y adicionalmente no se cumplieron en Caracas los pasos para que se adopte un tratado. Por eso, no hay una ley aprobatoria, ni hubo un recorrido previo de la Cancillería. Existe un “acuerdo” que no es la forma constitucional para ratificar ningún tratado y que se dictó en un Parlamento cuyas actuaciones fueron declaradas nulas por la Sala Constitucional.
Adicionalmente, el TIAR no contiene autorización para agredir a un país sino hipotéticamente un protocolo para defender a un Estado americano que se encuentra amenazado por un miembro externo a nuestro Continente, lo que no ha ocurrido sino que por el contrario son países americanos que buscan crear un marco para justificar un acto de agresión que es en el marco del Derecho de Roma, un delito.
Al tiempo que este escenario se daba en la OEA se empezaba a ver más movimiento en las fronteras, con el tema de la posible negociación del Esequibo así como la reactivación de la guerra en Colombia, en la cual, según el relato de Bogotá, participa Venezuela. Este es el marco que justificó que exista una alerta naranja en el país, que se hagan unos ejercicios militares y que se haya activado el Consejo de Defensa de la Nación.
Es en este cuadro, en el que parecía que un escenario bélico se acercaba que también se vio un traslado de los protagonistas cuando en Washington se dio la destitución de Bolton y una primera postura de Trump diciendo que se había excedido, al tiempo que los miembros del Grupo de Lima, en especial los miembros fronterizos de esta estructura parecían ganar protagonismo.
Los Acuerdos de Caracas
En la noche del domingo 15 de septiembre, desde las estructuras de Guaidó empezó a hablarse de que esa delegación adversaba la postura del gobierno al tiempo que se sabía que se daría una actividad en la Casa Amarilla. La situación no ganó mucha visibilidad tras el escándalo que se generó cuando Juan Guaidó apareció retratado con grupos paramilitares colombianos.
Al día siguiente, se dio la rueda de prensa que anunció esta nueva estrategia y sus primeros acuerdos. Es importante mirar esta vez cómo se construyó el consenso y que demuestra que algunas posturas del gobierno no le son exclusivas sino que son las que tiene una parte más importante del espectro político venezolano. Me refiero en específico al rechazo de una lesión territorial (entrega del territorio en reclamación), a las consecuencias del embargo (solicitud de mecanismos ONU para canje de petróleo por medicinas, alimentos y servicios) así como la negativa a una acción armada extranjera incursionando en el país.
De estas tres primeras posturas que son declaraciones de principios podría esperarse que se desarrollen mediante otras declaraciones y diligencias internacionales pero en todo caso demuestran que en estos elementos el gobierno no está solo y puede verse acompañado por otros sujetos a la hora de retomar –si ocurriese- un diálogo con la oposición extrema. En caso de que esto no ocurra es posible que veamos una nueva arquitectura política en el país donde los extremos radicales quedan desplazados.
La lectura de las primeras reacciones ante estos hechos parecen distinguir entre quiénes son sujetos que cumplen una función legitimadora de las intenciones foráneas y quiénes son sujetos políticos que aspiran que la solución se configure a través del juego interno. Este escenario es de hecho uno de los más interesantes porque en él se observa que los personajes que tienen más edad, más trabajo político y menos vínculos internacionales son los que aparecen en esta mesa de un modo que parecen resistirse, dentro de la oposición, a ser liderados por una camada de millenials interesados en acciones financieras de gran envergadura que requieren la lesión del patrimonio nacional como vía de enriquecimiento y el apoyo extranjero para su comisión.
Sin embargo, son los otros acuerdos los que llaman la atención de la opinión pública que se llena de preguntas sobre el cuándo, el cómo e incluso el porqué de los acuerdos sobre la Asamblea Nacional y el Consejo Nacional Electoral. Es importante que tengamos en cuenta que todos los procesos de diálogo requieren paciencia y que son sus protagonistas los que irán determinando la respuesta a estas preguntas, por lo que solo podemos intentar aproximarnos a escenarios basados en la información que públicamente se tiene en Venezuela.
¿Asamblea Nacional o Asamblea Nacional Constituyente?
En el presente en Venezuela existen dos cuerpos llamados Asamblea pero esto es lo único que tienen en común porque siendo las dos instituciones constitucionales, tienen un origen normativo e histórico distinto. Recordemos que la Asamblea Nacional, es el Poder Legislativo, por ende, es poder constituido. Su actual conformación es el resultado de las elecciones de diciembre de 2015 y que se encuentra en conflicto con el Poder Judicial desde julio de 2016.
La Asamblea Nacional Constituyente es un cuerpo originario y extraordinario, convocado en 2017 cuya función principal es construir el orden normativo fundamental de la República así como, siguiendo a Humberto J La Roche, servir para superar un momento de crisis institucional, tensión política y dificultad que comprometa el país.
La Asamblea Nacional Constituyente se rige por la Constitución, sus bases normativas y sus documentos, entre los cuales aquél que fijó su coexistencia con el Poder Constituido no eliminó, alteró, ni disolvió a la Asamblea Nacional. Su duración es aquella que determinen sus miembros, en función de las bases comiciales y su poder supremo, ya en mayo de este año fue extendido al menos hasta el 2020, lo que puede acortarse por decisión de este cuerpo, o, porque terminen la redacción de una nueva Carta Magna.
La Asamblea Nacional, como poder constituido se encuentra subordinada a la ANC como los otros cuatro poderes públicos nacionales. Su situación está enmarcada en el conflicto con el Poder Judicial sobre el cuál si se pronunció la mesa del 16 de septiembre, así que parece que esta unidad exhortará al Tribunal Supremo de Justicia que resuelva el fondo de la controversia así como buscará que una Asamblea Nacional, a la que vuelven miembros que antes no estaban, bien porque eran del Gran Polo Patriótico o porque regresan al país o a la política, que la Asamblea Nacional abandone la contumacia frente al ente judicial.
La segunda categoría de preguntas se centra en los diputados y diputadas del Gran Polo Patriótico, al respecto, quiénes se reincorporarán y cuándo parece un terreno demasiado amplio para intentar hacer proyecciones pero debemos observar que hay entre ellos sujetos en situaciones diferentes.
Por ejemplo, existen diputados del Gran Polo Patriótico que no tienen destinos públicos adicionales sólo son diputados y diputadas que no estaban asistiendo al parlamento; otros fueron electos funcionarios públicos y son hoy en día Gobernadores (Víctor Clark, Omar Prieto o Héctor Rodríguez); otros, tienen cargos dentro del Poder Ejecutivo y finalmente, un grupo se fue a la Constituyente, debiendo observar que constituyente no es una de las categorías previstas en las normas que rigen los funcionarios y sobre esto veremos seguramente debates en las Asambleas y quizás se requiera alguna interpretación normativa.
Solamente con estos elementos nos damos cuenta que estamos ante un escenario complejo pero que guarda el mérito de ser un intento de solución nacional al conflicto, cuya evolución y éxito no podemos pronosticar pero si desear y que no significa en sí mismo que vayan a disminuir las controversias incluso esta estrategia puede generar nuevas tensiones en los sectores que se estimen excluidos; al tiempo que también –aunque suene contradictorio- puede ser la base para una reconfiguración de jornadas como las que se han desarrollado en Oslo, a las cuales el chavismo volvería ampliado en los respaldos y previamente comprometido con algunas soluciones como retomar el escenario de la Asamblea Nacional, debatir las reglas electorales para el 2020 y cambiar la configuración actual del Consejo Nacional Electoral.
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