Madurez política y social

25/07/2018
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Conociendo la historia y leyendo construimos una nueva Colombia

 

Quien no conoce la historia está condenado a vivir con los ojos vendados, como también lo está quien está por fuera de propiciarse conocimientos, pues ello los hace estar predispuestos para ser manipulados, condenados al ostracismo político y social, condenados a no poder tener criterio para captar el sentido de cambios que exigen la condición humana.

 

Desconocer la y nuestra historia, es carecer de madurez integral. La madurez es la fuerza interna que alienta al hombre a conducirse con criterio y con un pensamiento libre. Madurez es estructurarse dentro de una personalidad crítica que permite discernir con planteamientos claros las realidades sociales, culturales, religiosas y políticas. Se adquiere madurez cuando alcanzamos la sensibilidad de comprender y practicar principios, valores y objetivos justos.

 

La madurez hace relación al comportamiento humano en la sociedad y su interrelación con la naturaleza. En ese accionar el hombre estará atento a participar idóneamente, con respeto buscando que todos los sucesos humanos converjan al bien social, a la unidad y a la convivencia. La madurez exige compromiso, ética, moral, solidaridad y practicar los deberes ciudadanos con el país y sus semejantes, con la justicia y con la naturaleza, defendiendo los principios de libertad, igualdad y fraternidad.

 

Nadie escapa a la madurez integral. En ella se contienen todos los hechos sociales, de la familia, del trabajo y la política. La madurez nos enseña a observar la rebeldía con causa, las objeciones y la desobediencia civil con libertad responsable. La madurez social y política incursiona en la vida pública asumiendo democráticamente la participación política. La madurez se adquiere cuando asumimos con personalidad un vasto sentido del conocimiento y la historia. El cual nos da las bases para mediar el desarrollo que luego nos conduce a actuar con decisión y criterio en una gama amplia de actividades.

 

El conocimiento cambia al ritmo de la historia y sus hechos, de la tecnología y la educación. La tendencia es poner énfasis en el mundo histórico a fin de disponernos para actuar con razón, con corazón, con claridad de consciencia, con pensamiento amplio. El conocimiento conduce a la madurez, al manejo emocional y personal que incita implementar estrategias de vida social y política, cultural de creencias y convicciones. El ser humano estará siempre en rebelión con la historia y lo sociopolítico y el conocimiento, generando interpretaciones, debates, análisis y diálogos.

 

La vida constituye evolución y desarrollo social y como tal el hombre tiene su historia y dentro de ese proceso produce oposiciones dotado de su conciencia, que es expresión de existir para superar las crisis que amenazan la supervivencia exigiendo para ello una revolución que indica cambios estructurales dentro de las relaciones institucionales. Encontrarnos con la sociedad es penetrar en la historia para permitir librarnos de los esclavismos, de los dogmas y de aquellos poderes injustos gobernantes, poniendo énfasis en el futuro liberador. Historia y conocimiento maduran el escenario social, maduran el pensamiento, abriendo espacios de confrontación, interpretación, para decidir.

 

La historia de nuestro país, es una historia deshumanizada. Las frecuentes guerras sociales. Los avatares políticos, las violaciones del estado en sus funciones y tantos otros conflictos como confrontaciones sociales, como confusas direcciones espirituales y de familia, nos dejan débiles en la elevación de la condición humana.

 

Los ciudadanos somos quienes debemos elevar las banderas de la oposición y del cambio contra la barbarie estatal, contra los intereses mezquinos de las elites y de aquellos otros poderosos que incursionan la historia llevando el terror económico y social y la inequitativa distribución social de bienes y de las tierras a la comunidad para un futuro próspero y una convivencia justa, de beneficio común.

 

El paso del tiempo constituye experiencia y madurez. Hoy el hombre labora en condiciones llenas de dificultades para sobrevivir. La intolerancia asoma en la vida en medio de dispersas situaciones, en medio de una falta de autenticidad, de un conformismo, de una apatía, aceptando el desorden político. La historia siempre viene cargada de crisis, propicia para llevar a cabo procesos de transformaciones sociales y para ello se instan decisiones del pueblo que se originan con base a la participación ciudadana en los distintos protocolos de gobierno.

 

La historia permite encontrar la brecha para no caer en circulantes actos y hechos banales. La historia no es estática por lo tanto de continuo hay que interrogarla, investigarla, vivirla con respeto y profundidad. En general la historia es para sentirla, para no caer en los yerros vigentes, contrario sensu conlleva a los ajustes políticos sociales que lo ameriten. La memoria histórica enseña las confrontaciones entre sociedad y estado, las movilizaciones y luchas diversas, campesinas, con educadores, con trabajadores, con indígenas y afros. Digamos con el historiador Edward Carr...La interpretación es la savia de la historia.

 

Reflexionamos sobre la historia, la madurez y el conocimiento desde una dimensión abierta, que trata sucintamente de orientar la consciencia humana que contribuya a superar los esperpentos sociales y políticos. Mediante esta lectura lo que también abarcamos es presentarle a la sociedad el sentido humano. Hay que enfrentar las crisis, las contradicciones estructurales como la devastación de la naturaleza, la alienación, la manipulación que domina la conciencia social. El problema del mundo, implícito en la historia, también está en las determinaciones atrofiadas de la economía, la producción, la tecnología carente de sentido humano, que socavan el trabajo, la convivencia y la distribución social del capital.

 

En el hombre tiene prelación lo social y lo político, y la historia, pues el hombre hace parte de ella, con la cultura porque a través de estos desarrollos se forma el espíritu. Con estos elementos sociológicos hay forma para oponerse a la violencia, para resistir y luchar, para no ser indiferentes, para tomar partido en la historia. A fuerza de construir la historia podemos acercarnos a la interrelación social, con sus hechos, con sus personajes. Alguien dijo que... la historia está asociada con la formación y la cultura. Ellos son las viviendas de la mente humana...

 

Parece una paradoja, pero el excedernos siempre en trabajar, implica desplazar la libertad, la existencia para tener tiempo para la lucha, para impedirnos ser libres y no estar entre círculos viciosos sociales y políticos que engañan como el pan y el circo de la época romana.

 

Cuando denunciamos, cuando exigimos ante las desprotecciones del estado y la violación de los derechos, lo hacemos porque hemos conocido la historia y evolucionado con ella apoyado en el conocimiento hacia adquirir madurez social y política. La civilidad es evolución de alcance histórico, permitiendo la lucha contra las herejías sociales y políticas, contra el silencio de la corrupción y la impunidad que cubre con horror el mundo, lo político, lo estatal, lo periodístico, los órganos de control y las grandes maquinarias de la economía global, la retórica perversa. Terminemos con la expresión de García Lorca. Nunca jamás se podrán figurar los hombres, la alegría que estalla el día de la gran revolución. La revolución de incursionar la historia y la cultura.

 

https://www.alainet.org/es/articulo/194308?language=en
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