Lo ha expresado varias veces: “always emancipate the heart with the mind, for the emancipation of us all” (“emancipar el corazón con la mente es la emancipación de todos nosotros”); es una frase que nos hace viajar al mundo de “humos y espejos” de una mente brillante que abrió las puertas del infierno para develar la ciberguerra planetaria. Él es Julián Assange. Nadie lo ha negado, nació el 3 de julio de 1971 en Townsville, Australia; un día en qué dios posiblemente creía ser el arquitecto del universo virtual de Matrix en el siglo XXI. Los alquimistas modernos sitúan su nacimiento a las 15h01 y tiene un ascendente Sagitario Neptuno en conjunción con el regente Ascendente, Júpiter en Escorpio en la Casa 12 ⁱ. ¿Es esto relevante o creíble? Lo cierto es que en esta fecha Julián Assange registra para el 2018 su cumpleaños cuarenta y siete; y en la cronología del absurdo registra seis años y once días de permanencia como asilado en la Embajada de Ecuador en Londres, Inglaterra.

Su mirada tiene una profundidad abismal aunque no asusta, más bien tiene la cualidad del misterio encubierto; con un caminar de lobo estepario a pesar de su estatura de 1,88 metros y su porte desgarbado, con su medias blancas desfilando en las noches ⁱⁱ -desde el 22 de junio de 2012- en el piso de madera de la embajada donde vive un asilo interminable; “¿Para qué ponerse zapatos cuando se vive recluido en unos pocos metros cuadrados con parqué en el suelo? ... aquí estoy en casa", afirma que esa costumbre lo adquirió en las playas australianasⁱⁱⁱ.

No hay referencia amplias de su padre biológico John Shipton, aunque algunos biógrafos afirman que era director de un compañía de teatro itinerante en Australia^iv, pero a los 6 meses de nacido Julián, su madre Cristine Ann Hawkings lo puso en su regazo y se fue a vivir a Magnetic Island que está al frente de la ciudad costera de Townsville en el noreste de Australia. Al cumplir un año Richard Brett Assange compañero de Cristine le dio su apellido. Premonición o destino, la isla Magnetic tiene un Parque Nacional^v donde los jóvenes hippies en la década de los setenta del siglo pasado encontraban su propio paraíso para “vivir en un bikini y como nativo con mi bebé y otras madres en la isla” ^vi, al decir de su madre. Las canciones de The Rolling Stones y The Beatles eran los himnos de la alegría y la libertad en esa época del deslumbramiento, por eso no es de extrañar que ahora Julián Assange seguramente cante “Imagine” con su voz gutural profunda cuando tiene amigos que lo visitan, como Yoko Ono viuda de John Lenon de los Beatles o Bianca Jagger activista de derechos humanos y exesposa de Sir Michael Jagger líder de los Rolling Stones^vii.

Es posible que la infancia y niñez de Julián, haya estado en un entorno donde los jóvenes como Cristine Ann Hawking convertían la realidad concreta en una forma de realidad virtual, inducidos a veces por prácticas de órdenes iniciáticas. Lo cierto es que la madre de Assange cuando él tenía ocho años, se casó con el cantante Leif Hamilton^viii que perteneció a la agrupación religiosa de Anne Hamilton-Byrne, señalada en Australia por el uso de sustancias sicodélicas como el LSD, cuyo consumo se había generalizado en los jóvenes como los norteamericanos que propugnaron la paz y se habían opuestos a la guerra colonialista de EEUU en Vietnam en la década de los setenta. Pero Leif Hamilton mantuvo una relación tensa con Cristine Ann Hawkings, y por eso ella decidió con el apoyo de su niño Julián viajar a otras ciudades en Australia y alejarse de Leif. La vida en el periodo de niñez y adolescencia de Assange seria entonces llena de emociones y aprendizajes múltiples.

La realidad es que Julián Assange inicio un testimonio de vida en el universo virtual del internet; aunque su apalancamiento terrenal trasunta en palabras de su propia madre: “Es un buen padre. Ha sido un padre joven. Mucha gente no se da cuenta pero es muy importante el hecho de que cuando la madre de su hijo (Daniel) no pudo dedicarse a cuidar al niño, fue Julián el que ocupó su lugar y fue padre soltero durante muchos años, desde los 18 meses del niño. Dejó sus estudios y su carrera y se quedó en casa para cuidar de mi nieto hasta que empezó a ir a la escuela”^ix.

Evidentemente Assange es cauteloso, llegando sutilmente a sentirse perseguido y vigilado - ahora a sus cuarenta y siete años - su biografía ya puede incluir que desencadenó la madre de las confrontaciones con poderosos organismos de gobierno y militares; llevando como condena virtual una amenaza velada de ser extraditado a Estados Unidos de Norteamérica para un juicio de un tribunal militar, para convertirlo en holograma y botar su cuerpo real en algún punto de cualquier océano oriental del planeta Tierra^x.

Pecado, inocencia o dignidad, Julián Assange en su calidad de periodista, programador y ciber activista; destapó a través del portal de Wikileaks cientos de miles de archivos digitales secretos del Departamento de Estado de EE.UU. que evidencian intervención o captación de información sensible sobre empresas, gobiernos y personalidades de todo el mundo; videos incriminadores de las unidades militares intervencionistas de EE.UU. en Irak y Afganistán; métodos y técnicas de la CIA y la NSA; y conduce su propia acción de periodista planetario inspirando las acciones de Chelsea Elizabeth Manning, Edgard Snowden y cientos de voluntarios de su red virtual contestataria y comunicacional en el siglo XXI.

Sustentado en los principios del derecho internacional, los derechos humanos y la libre expresión, Rafael Correa Delgado cuando fue presidente de Ecuador, otorgó asilo a Assange, y desde el 22 de junio de 2012 vive en la embajada de Ecuador en Londres, entre paredes y ventanas del primer piso de una edificación patrimonial de cinco pisos, al pie de dos interminables manzanas del famoso centro comercial Harrods, ubicado en uno de las zonas más elegantes de Londres, donde solo habitan jeques multimillonarios con sus esposas e hijos, propietarios de empresas internacionales y banqueros compradores compulsivos dueños de un ¨pocotón de plata” a veces superiores al PIB completo de países denominados en desarrollo.

Mientras sus vecinos en Londres se regodean enclaustrados en la esclavitud del consumismo y negocios neocapitalistas, Julián Assange– naturalizado como ciudadano ecuatoriano desde el 23 de diciembre de 2017 – con total confianza afirma “Mi mente no está encerrada” ^xi, la pregunta es entonces ¿habrá emancipado su corazón?; la respuesta está en la voz de quienes lo conocen y dicen “... tiene una gran sentido del humor, sonríe más, se ríe…” ^xii. Pero en la residencia de retención del asilado más famoso del mundo, aun retumba los sinuosidades del lenguaje humano, como “piedra en el zapato” la situación de Assange para el actual gobierno de Ecuador o el sincero exabrupto diplomático de “pequeño gusano miserable” de Sir Alan Duncan ministro de estado británico para Europa y las Américas en sesión del Parlamento Británico^xiii.

Más preocupante es el silencio de los inocentes en pleno aniversario cuadragésimo séptimo del cumpleaños de Julián Assange. A pesar que Jeff Sessions, Fiscal General de los EEUU, declaró que la “detención de Assange es una prioridad” o que Mike Pompeo Director de la CIA afirmó que “es hora de llamar a Wikileaks como lo que es: un servicio de inteligencia privado hostil”^xiv; en la agenda oficial, los saludos protocolarios y en los discursos del vicepresidente de los Estados Unidos de Norteamérica - en visita oficial a Ecuador el 27 y 28 de junio de 2018 - no hubo mención alguna sobre el tema Assange. En cambio sí hubo los temas sobre que Ecuador “den pasos para aislar el régimen de Maduro aún más”; reestablecer la Oficina de Cooperación para la Seguridad para el trabajo conjunto de las Fuerzas Armadas y organismos de seguridad de los dos países; y, acuerdos bilaterales económicos^xv.

Se supondría entonces, que los dialogantes estatales de EEUU y Ecuador no comentaron reservadamente, la patética frase del filósofo norteamericano Noam Chomsky sobre la situación del ciudadano ecuatoriano en peligro, Julián Assange: “creo que a nadie le cabe ninguna duda, que si abandona la embajada va acabar en Guantánamo”^xvi.

Notas