Estamos en guerra
- Opinión
Desde la llegada al poder de las fuerzas bolivarianas en 1999 se inició un intenso proceso de intervención de los EEUU contra Venezuela, que se ha acrecentado desde la desaparición física del Comandante Chávez y dentro del contexto del desgaste que experimentan los procesos progresistas en América Latina.
En este sentido, estamos en presencia de una escalada de la estrategia insurreccional contra el Gobierno del presidente Maduro, que se ejecuta mediante una campaña de desestabilización emocional y neurotización contra la sociedad venezolana.
Esta campaña ha logrado sobredimensionar la crisis y avivar el descontento, acentuar la angustia y la incertidumbre colectivas, crear una sensación de miedo y desprotección por la percepción de caos y anarquía, alimentando tanto un voto neurótico futuro como también una ruptura social violenta.
Se trata en definitiva de una actividad subversiva encubierta y programada que forma parte de las llamadas “Técnicas Avanzadas de Guerra Psicológica de IV Generación”.
En esta dinámica no hace falta líderes, ni propuestas, ni ideas, pues se trata fundamentalmente de apelar a la rabia, la incertidumbre y el temor. Se estimulan solo la irracionalidad, la irritación y la violencia.
Hay una guerra abierta, declarada, contra el Gobierno Bolivariano, dirigida por factores internacionales interesados en apropiarse de nuestras riquezas naturales y en quebrantar nuestra soberanía, con la complicidad de sectores anti-nacionales.
Tiene como objetivo crear las condiciones necesarias para una guerra civil y, finalmente, una intervención internacional y el derrocamiento o la renuncia del presidente Maduro.
Frente a esta escalada, hay que insistir en el diálogo y las negociaciones con el sector más responsable de la Oposición venezolana.
Sin embargo, las negociaciones deben plantearse, en primer lugar, con los sectores productivos nacionales y trasnacionales, con nuevos relatos y propuestas, creíbles y alcanzables, que generen confianza y condiciones favorables a la inversión.
Hay que regresar a las bases populares: escucharlas, acompañarlas, re-politizarlas y sobre todo resolver los problemas cotidianos concretos de la gente.
Hay que rescatar el liderazgo genuino de las bases sociales del chavismo que, en algunos casos, fue desplazado por dirigentes artificiales, sin conexión popular, colocados a dedo por una burocracia pequeño-burguesa.
Hay que reimpulsar las asambleas populares, el debate en la militancia, su organización y movilización.
Es el tiempo del fortalecimiento del Poder Popular.
Hay que sustituir el discurso panfletario por narrativas renovadas y pedagógicas que repoliticen a las mayorías, resignifiquen la crisis y reviertan la angustia.
Es el tiempo de una remodelación hegemónica.
Hay que sustituir el “circo” irritante que no resuelve nada, por un desempeño eficiente que presente resultados y hechos.
Es también el tiempo de la gestión.
30 Abril, 2017
http://hinterlaces.com/estamos-en-guerra-editorial-oscar-schemel/
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