Toma de posesión de Donald Trump podría marcar profundamente el porvenir, no solo de los Estados Unidos sino también del resto del mundo

El ex-Presidente Barack Obama se despide de la Casa Blanca con el récord de haber mantenido a su país en guerra durante más tiempo que cualquier otro presidente norteamericano.

El Premio Nobel de la Paz incrementó los bombardeos y arrojó al menos más de 26 mil bombas solo en el año 2016 sobre otros países.

Siria, Irak, Afganistán, Libia, Yemen, Somalia y Pakistán son solo algunos de los países bombardeados durante su gestión.

Según el Mando de Operaciones Especiales de EEUU, la presencia de fuerzas especiales norteamericanas desplegadas aumentó de 60 naciones en el 2009 a 138 en el 2016, es decir, en el 70% de los países del mundo.

Solo en América Latina existen más de 70 bases militares con presencia norteamericana y hay proyectos para instalar nuevas bases en Argentina.

Durante sus 8 años de mandato, el gobierno de Obama vendió más de 265 mil millones de dólares en armas, la cifra más alta desde la Segunda Guerra Mundial.

De la misma manera, la concentración de la riqueza se ha acentuado todavía más en los últimos años. Hoy el 1% más rico de la población mundial posee 50% de la riqueza global.

Asimismo, el más reciente Informe del Consejo de Inteligencia de los EEUU reconoce el fracaso de la política de guerra del expresidente Obama y alerta sobre el incremento de hostilidades entre naciones, la desaceleración del crecimiento económico y el aumento de la desigualdad social.

Este mismo informe concluye que está llegando “el fin de la época de dominación estadounidense” en el mundo, mientras emergen poderosos actores globales como China y Rusia.

En este contexto, llega Donald Trump a la Casa Blanca, con sus proclamas americanistas, anti-globalizadoras y proteccionistas.

Por Trump votó el electorado blanco anglosajón con salarios miserables o sin empleo, conservador, racista y nacionalista; golpeado por la desindustrialización, la relocalización de empleos en el exterior y el deterioro de la calidad de vida, ocasionados por el neoliberalismo y la globalización.

Para Bernie Sanders, el precandidato demócrata que compitió contra Clinton, el triunfo de Trump revela “la oposición feroz a un sistema económico y político que pone los intereses de millonarios y corporaciones por delante de los intereses de trabajadores y la clase media”.

Sin embargo, los personajes seleccionados por el nuevo presidente norteamericano para integrar su gabinete ministerial y para ocupar posiciones claves de gobierno ponen en evidencia el control de los poderes económicos y de la lógica del capital sobre la Casa Blanca.

Estamos en presencia de un equipo de gobierno conformado por la derecha más reaccionaria y conservadora, en el que destacan generales, magnates petroleros, banqueros, hombres blancos, anti-islámicos y billonarios; lo que coloca a Trump en un profundo antagonismo con sus promesas electorales.

De hecho, ya comenzaron las protestas y las movilizaciones de importantes fuerzas sociales, sindicales, ambientalistas, de mujeres y jóvenes, en oposición al nuevo gobierno.

Por otro lado, las declaraciones de Trump acerca de la Unión Europea y la Otan han generado incertidumbre y preocupación en el viejo continente, así como la previsible alianza con Rusia para alejar y contener a China podría promover un reacomodo hegemónico planetario.

También sus amenazas contra México y Venezuela anuncian el fortalecimiento de la tradicional política neocolonial hacia América Latina.

Miércoles, 25 de enero de 2017

http://hinterlaces.com/de-obama-a-trump-editorial-de-oscar-schemel/