¿Nuevos liderazgos latinoamericanos?
- Opinión
Hace varias semanas un grupo de politólogos pasaban revista a los gobiernos progresistas y a sus respectivos partidos, intentando buscar quiénes serían los relevos en las próximas elecciones; y la conclusión a la que llegaron fue preocupante, porque prácticamente no existían.
Algunos que adversan los cambios hechos por los gobiernos de izquierda en la región, sostienen que ha sido casi una situación de suerte que en los últimos diez años hayamos tenido en América Latina algunos presidentes progresistas. Creen que llegaron al poder más que por virtudes propias, por errores de los gobiernos y partidos de derechas. Piensan que esto se acabó, y que la “nueva” oleada neoliberal viene con tanta fuerza, que todo golpe institucional -blando o duro- es válido con el fin de reconquistar el poder. Desde esa perspectiva, puede entenderse entonces, lo que están haciendo los gobiernos de Michel Temer en Brasil y Mauricio Macri en Argentina. Tampoco es desconocido que desde hace varios años las oligarquías latinoamericanas con el apoyo de Washington tienen todo un programa para tratar de acabar con los gobiernos progresistas en Ecuador, Bolivia y Venezuela. En estos países las elecciones están a la vuelta de la esquina.
Es cierto que en los países donde la izquierda se mantuvo por algunos periodos en el poder, fue gracias a las reelecciones permitidas por la Constitución, pero al tener ésta sus límites, entonces se enfrentaron a una realidad: la falta de cuadros nuevos. Por ejemplo en Argentina después de Néstor Kirchner y Cristiana Fernández no hubo otro líder peronista del Frente para la Victoria que tuviera una gran aceptación popular y les permitiera continuar en la Casa Rosada. Y en Brasil con Lula da Silva y Dilma Rousseff del Partido de los Trabajadores sucedió algo parecido, tan es así que Lula piensa volver a ser candidato para las próximas elecciones.
Las preguntas que surgen son: ¿qué sucederá en Bolivia, Ecuador y Venezuela? ¿Los candidatos que en algunos de esos países se avizoran, son cuadros formados en sus partidos o son personas que salen al paso para enfrentar una situación inesperada? Hoy en Ecuador la Revolución Ciudadana apuesta a la dupla Lenin Moreno-Jorge Glas. Mientras el pueblo espera que la revolución se radicalice, la oligarquía ecuatoriana tiembla.
Cada uno de esos dirigentes progresistas hicieron de sus gobiernos un Estado social al servicio de los más necesitados, pero sus respectivos liderazgos y gobiernos fueron asediados implacablemente desde Washington y sufrieron campañas mediáticas difamadoras. En la tarea de gobernar para los pueblos y defenderse de tanta infamia, los espacios y el tiempo para pensar y preparar nuevos cuadros políticos han sido reducidos. Parece ser que ésta es una de las tantas facturas que el imperio les quiere obligar a pagar, pero los pueblos lo entienden.
Todos los que abrazan las esperanzas de la Patria Grande creían que Hugo Chávez, por su vitalidad, capacidad y edad, estaría diez o veinte años más en el poder, ¡y claro que lo hubiera logrado! Poseía un carisma tan grande y un derrotero tan claro, que era capaz de convocar a muchos pueblos contra la hegemonía imperial.
Los liderazgos no surgen de un día para otro; la tarea para los pueblos latinoamericanos no es sencilla, pero eso es parte de los desafíos si se quiere construir un poder popular y revolucionario.
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