África Occidental: Jugando a la mancha con la muerte

25/04/2016
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 terrorista granma
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Un gran contrabando de armas de pequeño calibre, ametralladoras y fusiles, fue interceptado en Chad, el último siete de abril, cargamento que desde la ciudad libia de Sirte, el cuartel general del DAESH, era enviado a Boko Haram.

 

El hecho confirma la alianza entre los dos grupos terroristas más activos de África.

 

Si bien se supo que ya en marzo de 2015 el jefe de Boko Haram, Abubakar Shekau, hizo su juramento de lealtad o bay'ah al Califa Ibrahim, líder de Estado Islámico, el decomiso de este contrabando es la primera prueba concreta de la alianza que permite extender la influencia de Estado Islámico en África Occidental a la Wilāyat Gharb Ifrīqīyyah (provincia de África Occidental).

 

Samantha Power, la representante permanente de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, en su visita de urgencia a Chad donde se reunió con el presidente Idriss Deby reconoció que: “Boko Haram no puede ser derrotado sólo por medios militares”, agregando después: “Es uno de los movimientos más terribles en la historia del mundo, y para derrotarlo necesitamos esfuerzos de seguridad, reformas políticas, y desarrollo económico y social”. Claro, Power nada dijo sobre Deby, quien la escuchaba, como quién escucha llover.

 

Idriss Deby lleva 25 años en el gobierno de Chad y está denunciado por infinidad de violaciones a los derechos humanos que incluyen torturas, asesinatos y desapariciones de sus opositores, junto a probados actos de corrupción. Personajes como Deby, son los que obligan a los africanos a dejar sus países o ingresar a alguna de las muchas bandas terroristas que pululan en la región. 

 

El comandante de operaciones especiales de Estados Unidos en África, el general Donald Bolduc, reveló en Yamena, capital del Chad, la precaria posición del gobierno de Idriss Deby, frente a una multitud de grupos armados hostiles a Occidente y la inestabilidad política y social de los países vecinos.

 

Los recientes ataques del grupo al-Mulathameen (los enmascarados) vinculado a al-Qaeda para el Magreb Islámico (AQMI) acaudillados por el ya legendario Mojtar Belmojtar, contra el hotel Radisson en Bamako, capital de Mali, contra los hoteles Splendid y Yibi en Uagadugú, capital de Burkina Faso, y contra el complejo hotelero de Grand Bassam, en Costa de Marfil, han dejado un total de cerca de 70 muertos. A esto se suman las permanentes acciones de Boko Haram, ya no solo en su país Nigeria, sino en Camerún, Chad, Mali y Níger, lo cual pone a toda la región del África Occidental al borde del caos.

 

La expansión del terror

 

Es por lo menos llamativo que tanto Europa como los Estados Unidos demoren una intervención seria en África, tras las incontratables pruebas de que el terrorismo ya no solo se expande a su antojo, sino que va conformando redes de comunicación, información y reclutamientos en diferentes naciones de África Occidental.

 

Apenas, en abril 2012, en el norte de Mali, el Movimiento Nacional por la Liberación de Azawad (MNLA) (Tuareg) se levantó en reclamo de la ansiada independencia de su territorio, París intervino rápidamente con la operación Serval, más tarde llamada Barkhane, a la que se sumaron fuerzas de Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Níger, en una defensa descarada de los intereses de las empresas occidentales que explotan los ricos yacimientos de uranio de la zona.

 

En la actualidad, tanto Francia, como Naciones Unidas mantienen la Misión Integrada y Multidimensional de la ONU de Estabilización en Malí (Minusma) integrada por cerca de 9 mil hombres.

 

Senegal, por su parte, es uno de los países del oeste africano donde más latente se hace la amenaza de ataques por parte del terrorismo. Las autoridades senegalesas han reconocido que un importante número de jóvenes viajaron para enrolarse tanto en al-Qaeda como en el Estado Islámico, en Libia y en Siria. Tras el agotamiento de esos frentes se teme que a la vuelta Senegal, los muyahidines intenten operar como “lobos solitarios”, lo que convertirá al país en una pequeña bomba de tiempo.

 

Pero sin duda siguen siendo Nigeria y Boko Haram el centro de la gran tormenta en el oeste africano. El grupo saltó a la fama mundial en abril de 2014 tras el secuestro de cerca de 300 alumnas de un colegio en la localidad de Chibok, en el noroeste de Nigeria, de las que nunca se volvió a saber demasiado. Según ciertas fuentes, algunas fueron rescatadas, otras vendidas como esclavas y existirían también pruebas que son utilizadas para ataques con explosivos introduciéndolas con chalecos bombas en mercados o estaciones de buses, para hacerlas estallar a control remoto.

 

Boko Haram es responsable, desde 2012, de la muerte de cerca de 17 mil personas, y su furia homicida parece exacerbase cada vez más.

 

Las acciones del ejército nigeriano contra los hombres de Abubakar Shekau, no han dado resultados ciertos, es más, han surgido evidencias de cierta relación. En la nordestina provincia de Kaduna el ejército ha asesinado a 347 miembros de un grupo chií el 14 de diciembre último, las fosas comunes fueron descubiertas tras la incesante búsqueda de la comunidad que denuncia la desaparición de otros 700 miembros.

 

La comunidad chií, que tiene como referente político a Irán, es uno de los objetivos básicos de todos los grupos salafistas vinculados filosófica y financieramente a Arabia Saudita, por lo que estas muertes están íntimamente vinculadas al conflicto que ambas potencias musulmanas protagonizan, también en otros escenarios como Líbano, Siria o Yemen.

 

El monstruoso ejército de Abubakar Shekau no ha tenido hasta hoy fuerzas que se le opongan más allá de algunas alianzas de países de la región que no han dado ningún resultado. Reino Unido, por su parte, ha destinado 30 expertos del Royal Anglian Regiment para entrenar a los soldados nigerianos a principios de 2016, la cifra y el objetivo a la luz de experimento similares en Afganistán e Irak no deja de ser una burla para quienes padecen los permanentes ataques de los salafistas, no solo en Nigeria sino en todo el oeste africano, donde cada día juegan a la mancha con la muerte.

 

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Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/177024
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