Avanzan por todo

02/03/2016
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El 1 de marzo inició el período de sesiones ordinarias en el Congreso Nacional. Mientras en las afueras del recinto la policía reprimía a los bancarios que manifestaban por sus derechos y salarios, el discurso de Mauricio Macri ratificaba su ofensiva, centrado en el rol del Estado y en una crítica feroz al país “heredado”. Los 75 días del gobierno del "cambio" y las tareas por venir.

 

 

Las dificultades que están teniendo tanto los procesos de cambio como los gobiernos progresistas en América Latina abren camino a una nueva etapa signada por una contraofensiva imperialista regional. La reciente derrota del referéndum para la candidatura en las próximas elecciones presidenciales de Evo Morales y la crisis sin precedentes del proceso bolivariano en Venezuela abren interrogantes sobre el devenir de esos procesos además que nos enfrentan a los pueblos a una crisis de liderazgo y referencias en el continente. En el marco de un proceso histórico que tuvo como corolario la derrota del ALCA hubo transformaciones de orden político, social y económico sin precedentes en los últimos 50 años y de claro corte antiimperialista. La victoria democrática en Argentina, a fines del año pasado, del gobierno de Cambiemos fue una sorpresa en nuestro país y la región. Siendo el primer hecho de la llegada al gobierno de una coalición de derecha por medio del voto popular que funcionó de bisagra cristalizando el nuevo momento político que estamos atravesando y que podemos dar comienzo arbitrariamente con la muerte de Chávez en marzo del 2013. El gobierno de Macri tiene encomendado, como principal tarea en materia de política internacional, posicionar a Argentina como principal enemigo de Venezuela, Bolivia y los procesos de cambio. Frenar los aires progresistas que soplaban sobre la región y que dieron lugar a mecanismos como la UNASUR y la CELAC. En ese sentido, uno de los objetivos de corto plazo es congelar la UNASUR. La misma debería reunirse en marzo en Montevideo donde Venezuela debería asumir la secretaría pro-tempore. En este escenario, Macri presiona al presidente Uruguayo, Tabaré Vázquez, para que la misma no se realice.

 

Sin titubeos en el ajuste

 

A 75 días de la asunción del gobierno de Macri, y tras el discurso pronunciado en la apertura de sesiones legislativas, es posible ratificar que su iniciativa política y económica rompió con la hipótesis del gradualismo. El flamante plantel económico avanzó, sin mayores preámbulos, en una profunda reestructuración de la política económica intentando, a su vez, erosionar sentidos comunes construidos en la última década. La estrategia se basó por un lado, en una formidable política comunicacional, apoyarse en pilares de ciertos consensos liberales que persisten en la sociedad y por el otro reafirmarse en un relato sobre una herencia culpable de todos los males. La utilización del poder judicial que goza de una legitimidad renovada fruto de esa polarización, fue punta de lanza para, desde su statu quo, avanzar con imputaciones efectivas o en forma de amenaza. A modo ejemplificador, con amplio consenso por la construcción estigmatizadora, encarceló a Milagro Salas como claro mensaje hacia un campo popular que todavía no ha podido mostrar una respuesta sostenida a la ofensiva oficialista. Ese mismo poder judicial, a su vez, concede beneficios a sectores que pueden ser aliados en un eventual aumento de la conflictividad social como es la cárcel domiciliaria a Pedraza, el autor intelectual del asesinato de Mariano Ferreyra.

 

En el discurso del 1 de marzo frente a gobernadores, legisladores y juristas la alianza Cambiemos ratificó su plan de avance contra los últimos doce años de vida política, social y económica de nuestro país. La “herencia”, el país recibido, el “Estado enorme, desordenado y mal gestionado” parecen ser los argumentos a través de los cuales justifica el conjunto de las medidas regresivas para el conjunto del pueblo trabajador. Sin embargo el gobierno tiene por delante algunos desafíos que abren algunos interrogantes. En las últimas semanas se evidenciaron diferencias "por arriba" sobre el rumbo que se tiene que adoptar. Sectores del poder económico concentrado tensionan al gobierno y el rumbo de la política económica para pasar de una política del shock al electro-shock. Pero por otro lado hay variables de la economía nacional que cada vez son más difíciles de tapar por la prensa oficialista. La escurridiza inflación con el aumento de precios y la pérdida del poder adquisitivo que significa la devaluación de fin del año pasado se suman a la creciente suba del dólar para terminar de construir un escenario por lo menos complejo en términos económicos. Las aspiraciones del gobierno de mantener un dólar a 13 pesos ya son cosa del pasado presionado por el poder económico concentrado que tiene expectativas de aumentar sus ganancias con un tasa de cambio más a su favor. Esta situación ha producido, junto con la quita de subsidios y el aumento de las tarifas sobre todo de energía, un aumento de los costos de producción en las últimas semanas que empieza a repercutir en una reducción de la capacidad productiva y suspensiones en diferentes sectores de la industria. Todo esto puede repercutir en la reducción de consumo sobre todo en los sectores populares y el correspondiente achicamiento del mercado interno. Aquí está planteada una batalla clave en los próximos meses. ¿Será la reducción de la demanda la variable que regule la inflación y por ende la estabilización de la economía? La pérdida de poder adquisitivo de los sectores populares persigue como objetivo de corto plazo mostrar condiciones favorables para la inversión extranjera (mano de obra barata) además de garantizar la transferencia de renta hacia las clases vinculadas a la exportación del país.

 

Por último, el gobierno tiene como estrategia arreglar lo antes posible con los fondos buitres para atraer inversiones extranjeras e iniciar un proceso de endeudamiento para inyectar capital extranjero a una economía que tiende a desacelerar su crecimiento en un contexto regional y mundial a priori poco favorable. Fieles a su programa, los CEO’s vuelven a ceder soberanía y a endeudar al país. Por último la puesta en marcha del protocolo para regular la protesta social termina de cerrar un cuadro de cierto éxito de la política de shock aplicada.

 

A su vez, la táctica política del gobierno sigue respaldada por un fuerte cerco mediático garantizando la construcción de un discurso funcional y dotando de legitimidad, por ejemplo a los tarifazos, o por el contrario, invisibilizando protestas y manifestaciones que resisten la avanzada macrista. Como dijimos anteriormente estos poco más de dos meses de gobierno no tuvo grandes resistencias en unidad de diversos sectores sociales salvo expresiones muy valiosas asociadas mayoritariamente a sectores medios. Estos sectores están vinculados más o menos orgánicamente al fenómeno social y político que condujo el estado hasta diciembre del año pasado. Sumado a esto, a pesar de haber sido escasamente difundido en los grandes medios, el paro y movilización del 24 de febrero convocado por ATE fue una primera muestra de la resistencia que se movilizó en la calle. La movilización de cientos de miles de trabajadores y trabajadoras en todo el país, sentó un precedente en la capacidad de organización y movilización cuando prima la unidad de las organizaciones populares. De la misma forma, con idas, vueltas y papelones, paro de por medio, los docentes, punto de referencia para futuras negociaciones, lograron romper el techo del 25% planteado por el gobierno en las paritarias. Habrá que analizar de qué forma se implementa en las diferentes provincias, ya que en alguna de ellas no iniciaron las clases como es el caso de Santa Fe. Haber superado el piso establecido inicialmente por el gobierno supone un antecedente de importancia para las negociaciones por venir, aunque si la escalada inflacionaria continúa, los aumentos conseguidos perderán sentido. Si bien, el sorpresivo acuerdo y, por ende, el escenario de no conflicto empobrecen cualquier diagnóstico del clima docente, no se percibe significativa “presión” desde abajo para tensionar la dirigencia gremial que está conduciendo claramente las negociaciones pudiendo ser esto un termómetro del clima social que todavía persiste en grandes sectores de nuestro pueblo o bien la efectividad del adoctrinamiento ejemplificador de los despidos estatales.

 

 A este, por ahora tibio escenario de conflictividad, hay que completarlo con la reciente reunión de las tres CGT que empiezan a mostrar vocación de construir unidad en la acción si sus intereses son afectados. Aunque todavía tiene más olor a negociación que otra cosa, en dicha reunión se hizo explicito el malestar con el gobierno frente a la modificación del impuesto a las ganancias, lo cual podría derivar en un conflicto del movimiento obrero aún mayor. 

 

Interrogantes de lo que viene

 

Todo indica que marzo va a ser un mes clave, en tanto se estima que los despidos masivos no van a ceder y por lo tanto será tarea del conjunto del pueblo trabajador seguir desarrollando políticas unitarias. Pero además, a modo de hipótesis, las iniciativas unitarias pueden tener un impacto tal vez más profundo para los intereses del gobierno por la reconfiguración de su enemigo y por la polarización planteada bajo coordenadas diferentes a las que aspira el gobierno (un PJ más funcional). La constante apelación de Macri a la polarización kirchnerismo-antikirchnerismo como identificación de todo lo malo que le ocurre al país y el énfasis en el relato de “herencia” deben ser, junto con otros, pisos políticos que permitan plantear la defensa de lo conquistado con la lucha de años del movimiento popular y el necesario avance en la construcción de un proyecto emancipador superador a la experiencia de nuestra historia reciente por los límites que se evidenciaron.

 

A pesar de que los resultados de las últimas elecciones de diciembre auguraban una cancha hostil para el macrismo en el terreno legislativo, la retirada de, hasta ahora, 14 diputados del FPV con la constitución del bloque justicialista posibilitó que el oficialismo obtenga la primera minoría en la cámara de diputados. Por otro lado explicitó la crisis y disputas en el primer bloque opositor, el FPV y particularmente dentro del partido justicialista. Crisis funcional a la estrategia oficialista. Se abre entonces una nueva etapa de negociaciones en el ámbito legislativo para garantizar el impulso de ciertas leyes y garantizar gobernabilidad con un PJ que también está en pleno proceso de elecciones de autoridades y tensionado sobre qué tipo de oposición al macrismo debe construir.

 

Unidad es la tarea

 

El paro y movilizaciones del 24 de febrero fue un primer gran paso del campo popular, en las calles, contra el ajuste. Sin embargo, debemos asumir que estamos en una situación más defensiva que el año pasado y nos enfrenta al desafío de construir reagrupamientos amplios, para elevar la movilización popular y enfrentar cualquier política antipopular. A su vez, por más defensiva que sea la etapa, no debemos perder de vista la perspectiva ofensiva donde los planos de la política deben retroalimentarse. En ese sentido, los sectores populares, debemos ir construyendo desde ahora condiciones para que en momentos de ofensiva, podamos avanzar en una alternativa política con el objetivo de construir un proyecto anclado en el protagonismo popular con horizontes emancipatorios. Nuestra historia reciente nos deja necesarios debates que debemos sistematizar y valiosos aprendizajes sobre aciertos y errores que tuvimos como campo popular.

 

Como vimos al comienzo de la nota, el rol de liderazgo que está llamado a asumir el gobierno Argentino para consolidar el cambio de etapa en la región se materializa en la confirmación de la visita de Obama a nuestro país el próximo 24 de marzo. A 40 años del golpe militar, un presidente de los Estados Unidos viene a estrechar lazos con el gobierno nacional. Esta vez para legitimar a Macri en materia de derechos humanos y consolidar una ofensiva hacia nuestro país hermano de Venezuela. Desde el gobierno de Menem, en 1997, que un presidente del país del norte, no nos visitaba bilateralmente.

 

A 40 años de 1976, la historia nos pondrá nuevamente a prueba de que somos un pueblo con memoria. De que no pasarán. Que no podemos permitir el avance de los sectores más reaccionarios y conservadores que ponen en cuestión la cifra de compañeras y compañeros desaparecidos, cuando en los grandes medios reaparece la teoría de los dos demonios. Que no olvidamos, no perdonamos y no nos reconciliamos. Es tarea del campo popular demostrar con contundencia y en unidad la convicción de defender las conquistas logradas. Resistir y defender la autodeterminación soberana de seguir soñando por un proyecto emancipatorio. Un proyecto de libertad por el que nuestros compañeros y compañeras dieron sus vidas. El 24 de febrero pudimos hacer en unidad, una demostración contundente en defensa del trabajo digno de todas y todos los argentinos. El 8 de marzo, una vez más, estaremos llenando de violeta las calles del país, diciendo #NiUnaMenos. Este 24 de marzo sobran motivos, por nuestros 30.000, por Julio López, por Luciano Arruga, por nuestras madres y abuelas, hagamos un mismo grito.

 

Publicada en el periódico CAMBIO n°34. www.patriagrande.org.ar

 

https://www.alainet.org/es/articulo/175745
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