Voluntad Popular: ese frágil lindero entre política y terrorismo

27/05/2015
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Leopoldo López, dirigente de Voluntad Popular

 

La derecha fascista aprendió, desde sus inicios, la táctica de combinar diversas formas de lucha, con el agravante que su esencia criminal la lleva a desplazarse siempre hacia el extremo violento.

 

Hitler armó su partido, participó en elecciones, hasta que no lo necesitó.

 

Los que asesinaron a Oscar Arnulfo Romero, entrenados por Posada Carriles y la CIA, fundaron su partido ARENA y ganaron elecciones. La Guatemala que en las dictaduras fue martirizada por militares genocidas pro USA, hoy es gobernada por uno de ellos a través del voto. En España gobiernan los herederos del franquismo.

 

El partido Voluntad Popular ha convocado una movilización este sábado 30 de mayo, por un video ilegal que su máximo líder grabó en la prisión. La agenda de la protesta aparenta “normalidad”, pero todo hace suponer una intención sediciosa.  

 

Los convocantes parten de dos premisas: 1) Condiciones objetivas: malestar social por situación económica, 2) Condiciones subjetivas: conflictividad y disputa por el liderazgo de la oposición.

 

Leopoldo López le sigue apostando a captar el apoyo de los estratos más fanatizados. Calcula que su rédito electoral se elevará en la medida que confronta con más altanería al gobierno. Sabe que cuenta con el cartel ideológico contra la Revolución Bolivariana que controla medios de información y otros mecanismos de injerencia imperialista disfrazados de ONGs. Los mismos que lo presentan como “víctima del régimen”, cuando en verdad es el culpable principal de la violencia terrorista que en 2014 dejó un saldo de 43 personas asesinadas, centenares de lesionados y daños incalculables a la colectividad.

 

El Estado de Derecho, la sociedad democrática, corren riesgos terribles ante formaciones lideradas por mentes trastornadas, megalómanas y sectarias. Necesario es mantenerlas a raya, neutralizarlas y, si llegasen a envalentonarse, someterlas al rigor de la justicia, impidiéndoles utilizar los espacios democráticos para lograr sus fines desestabilizadores.

 

El expediente de Leopoldo López lo convierte en un elemento peligroso para la democracia y la paz ciudadana. En eso de atentar contra la Constitución es un reincidente, que ha hecho del accionar terrorista una pasión insana cargada de egolatría y manías narcisistas.

 

Su ambición patológica no se detiene ante sus propios aliados opositores al proyecto bolivariano. No tendrá escrúpulos a la hora de arrasarlos para imponerse. Su organización gira en torno a esta personalidad perturbada.

 

Ha sido pública su vinculación a elementos paramilitares enemigos acérrimos de Venezuela, como es evidente el apoyo que le viene del extranjero, y que en parte ha amplificado su liderazgo en detrimento de otros menos corrosivos.

 

Las instituciones del Estado llamadas a garantizar la vigencia y protección del Orden Constitucional, así como la soberanía y autodeterminación de la República, tienen que detener a tiempo el flagelo del fascismo, manteniendo bajo rejas al terrorista que lo dirige, e impidiendo que su organización con fachada política, siga utilizando la vía electoral para burlar y destruir nuestra Constitución.

 

https://www.alainet.org/es/articulo/169913
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