Guerra química y ecocidio en Colombia
- Opinión
La guerra química con herbicidas derivados del agente naranja, usado por el Imperialismo Yanky en Vietnam y, distribuido por la multinacional ecocida estadounidense Monsanto; como parte fundamental de la famosa “War Drugs” (guerra contra las drogas) norteamericana, al parecer ha perdido una batalla importante en Colombia, sin que esto signifique su derrota definitiva.
En la lógica neoliberal del Costo/Beneficio que domina todas las acciones de la oligarquía trasnacional colombiana, finalmente pesaron más los “collateral damages” (daños colaterales) como el “ecocidio”, la erosión y desertificación de grandes porciones de bosques y tierras cultivables, así como los daños de todo tipo a especies animales (domésticos y salvajes) junto con los daños biológicos a la otra especie animal, el hombre; sin que en 37 años exactos se hubiera logrado el objetivo militar ( ya no digamos de erradicar el narcotráfico) sino disminuirlo a sus justas proporciones, tal y como lo planteara el presidente liberal Turbay Ayala, iniciador de las fumigaciones (ahora les dicen aspersiones) con “glifosato”.
Durante el gobierno conservador de Belisario Betancur (1982-1986) tuve la oportunidad de participar como jefe de la división de los Programas Médicos Especiales, en la comisión de las diversas dependencias ministeriales adscritas y vinculadas, que presentamos un muy sustentado y responsable informe al ministro de salud de ese entonces el jefe conservador Jaime Arias, mostrando todas las desventajas, perjuicios y daños, que el uso del veneno glifosato implicaba para el hombre y la naturaleza. Era la época en la cual el Poder contrainsurgente dominante en Colombia, enemigo de la paz (USA, FFMM, Paramilitarismo, bipartidismo, gremios, ect) arreciaba en la operación “Baile Rojo” para exterminar la Unión Patriótica dar al traste con la tregua firmada con las FARC y continuar pelechando, como hasta ahora, del negocio de la guerra.
Siguiendo la tradición de don Pablo Morillo, quien mandó fusilar en 1816, por la espalda al Sabio Caldas diciendo que “España no necesita de sabios”, el vocero del gabinete presidencial Belisarista argumentando que “la guerra internacional contra las drogas no se podía paralizar por un informe”, se inició el uso masivo del veneno glifosato y la guerra química contrainsurgente en pleno, contra el Pueblo colombiano.
¿Qué han cosechado los Cipayos? Nada. Excepto “ecocidio”, ruina, fracaso, rencor, y la descomposición de toda la sociedad colombiana. Podrán presentar como “victorias” la cárcel de los hermanos Rodríguez Orejuela, o la ejecución de Pablo Escobar; pero no las de sus parientes cercanos y continuadores hasta hoy, y mucho menos, la liberación de la sociedad del flagelo del narcotráfico, o impedido su mortífera expansión a otros países latinoamericanos, para no hablar de la “colombianización” de Méjico.
No pretendo desmentir al Embajador de los EEUU en Colombia o señalar sus falsedades y mentiras al respecto, como lo ha hecho muy valientemente uno de los más leídos columnistas de la revista Semana (ver http://www.semana.com/opinion/articulo/antonio-caballero-culiprontismo/427913-3)
Sino mostrar como una inscripción en piedra inolvidable, la respuesta del sr embajador Whitaker dio en la entrevista cedida al diario El Espectador, donde deja definitivamente en claro porqué a pesar de todas las comprobaciones judiciales y extrajudiciales que se han hecho sobre las oscuras y antiguas actividades narco-paramilitares de Álvaro Uribe Vélez, marcado en una lista de los servicios secretos antinarcóticos de los EEUU con el número 82 (actividades casi todas asesoradas por el primo de Pablo Escobar) permanecen en la impunidad.
----Pregunta el entrevistador: -(……) “¿Qué tanto escuchan en EE.UU. al expresidente Álvaro Uribe, un opositor del proceso de paz?
---Mr Whitaker, responde:- Mucho. Hemos tenido una relación muy buena con él. Es representante elegido de un sector importante del pueblo colombiano y tenemos contacto con él y lo respetamos, al igual que con muchos otros. Los escuchamos a todos. Uribe tiene mucha credibilidad en EE.UU, y muchos amigos también (……)”.
Así se puede entender mejor, porqué mientras se lleva a Colombia al ecocidio, a la destrucción física y moral mediante una guerra contrainsurgente de 70 años, de la cual como lo hemos dicho, forma parte fundamental la guerra química los 37 años de “aspersiones” con glifosato, se le sigue dando a él y a sus socios delictivos amparo político o asilo en EEUU, y con el cuento de que es un “representante elegido”, se le sigue dando cobertura a sus oscuras actividades, que en realidad no son tan oscuras, pues todo Colombia las conoce. Lo cual necesariamente nos lleva a preguntar: ¿Alias Ternura y alias Uribito, quienes no son “representantes elegidos” pero si socios delictivos, por qué no vienen a rendirse ante la justicia colombiana?
Para que no se olvideeee; ni siquiera un momentoooo,… dice la canción.
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