Primera batalla de pie y con orgullo

08/05/2015
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La gran batalla de las batallas de la historia boliviana, en materia jurídica, ha empezado en Europa, en un rincón de Holanda es donde Bolivia coloca como su principal desafío de ese caro anhelo, la demanda marítima para que se le haga justicia de volver a las costas del Pacífico.

 

Y es que el nacimiento y naturaleza de la Corte Internacional de Justicia de La Haya se da después de la segunda guerra mundial, ya que precisamente su origen obedece a que no sea la guerra, la vía de las armas, las que resuelva las mismas, si no que sea la aplicación del derecho y la justicia la que dé a quien le corresponde y que es en última instancia, lo que representa el derecho, la que se imponga entre los países.

 

Bolivia justificó su presencia en la Corte Internacional de La Haya, no para rechazar el Tratado de Paz de 1904, pero tampoco con la intención de modificar el pasado histórico y dejó en claro que no se presenta para repudiar ese Tratado, sino ejerciendo sus derechos en virtud al derecho internacional.

 

En la fase de alegatos, la posición chilena trató de justificar sus argumentos durante su exposición señalando que “los tratados suponen el fundamento de la estabilidad y la paz entre las naciones”, y que Bolivia está poniendo “en tela de juicio la estabilidad de las fronteras y de la soberanía territorial que se había acordado en forma solemne en un tratado de paz firmado hace 111 años”.

 

En resumidas cuentas, los chilenos colocaron una vez más en el debate, el mismo discurso cansón que durante décadas Chile manejó para negarle al país una mínima parte de lo mucho que le robó durante la Guerra del Pacífico, en 1879.

 

Es por ello que el gobierno chileno y su equipo de juristas, con dudas, temores, más que con certezas, ha planteado la excepción de incompetencia del Tribunal, toda vez que dentro lo que ellos conciben, una cuestión pendiente con Bolivia, hasta antes de 1948 deberá resolverse mediante el Pacto de Bogotá.

 

Bolivia, a través de Eduardo Rodríguez Veltzé, enumeró los compromisos de Chile de negociar un acceso soberano al mar después de la firma del Tratado de 1904 que recordó se manifestaron en diversos "compromisos jurídicos".

 

Explicó que Chile "reafirmó una y otra vez que, con independencia del tratado de 1904 negociaría este  acceso con plena soberanía por parte de Bolivia al mar y reconocía que el haber negado este acceso soberano seguía siendo una injusticia histórica contra Bolivia que socavaba su desarrollo y que impedía el que se desarrollasen relaciones amistosas entre dos estados vecinos", fundamentó.

 

Puntualizó que esa intención de negociar la plena soberanía al mar fue manifestada en 1920, en 1923, 1929, en 1950, en 1961, 1975 y en las diversas declaraciones de la Organización de Estados Americanos, entre otros.

 

Es de resaltar la exposición de la jurista internacional Monique Chemillier que fue más allá y en forma contundente mencionó que Chile trata de dejar sin validez alguna los compromisos unilaterales a los que llegó con Bolivia en varias oportunidades, entre ellos el acuerdo emergente del intercambio de notas de 1950, los compromisos emergentes de la negociación de Charaña (1975 - 1978) y la suscripción de la Agenda de 13 puntos en 2006.

 

Sin pelos en la lengua dijo frente a ese alto Tribunal que Chile se ha invadido de “una extraña amnesia colectiva cuyos síntomas los presenta ahora”.

 

Chile al objetar la competencia del máximo tribunal que existe en el mundo, como es la Corte Internacional de Justicia de La Haya, no hace más que reforzar la inseguridad de su posición para hacer valer sus argumentos y nos afirma a todos que le falta argumentos, o si los tiene, no pesaron en nada.

 

De allí que, confiados en la legitimidad del Derecho Internacional, hay seguridad en el país de que el equipo boliviano de La Haya va a salir airoso de esta primera controversia. "Tenemos plena confianza en que esta Corte hará justicia para nuestro pueblo, que tratará a todas las naciones de forma equitativa en el marco del Derecho Internacional". (E. Rodríguez Veltzé).

 

Y finalmente, como dice Coco Manto: “Boliviano enclaustrado como un pecado mortal, no canto al Crucificado sino al que anduvo en el mar. Ángel del sueño que marca con su espada la heredad de las aguas del Silala y el misterio del Salar. Señora CIJ, le confío todo cuanto siento y leo. Creo en su imparcialidad y con humildad deseo que con verdad nos conceda su intercesión y, bien haya, se haga la ansiada justicia en el cielo y en La Haya.”

 

- Rafael Artigas, es comunicador e investigador orureño

https://www.alainet.org/es/articulo/169481?language=en
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