La Unión Bancaria Europea: una integración subordinada

03/11/2014
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Para defender a Europa del problema del riesgo bancario, el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea han diseñado una Unión Bancaria a fin de resolverlo y financiada con los ingresos de los impuestos a las transacciones financieras. La Unión Bancaria estará conformada por tres mecanismos y abarcará 130 entidades bancarias (80% de los activos de la Zona Euro). Estos son:

  1) el Mecanismo Único de Supervisión (MUS) encargado de la supervisión bancaria europea;
 
2) el Mecanismo Único de Resolución (MUR) responsable de resolver los problemas bancarios de gran envergadura; y finalmente
 
3) el Fondo Único de Resolución (FUR) que financiará los rescates de los bancos. El objetivo de dichos mecanismos será atenuar la diferenciación del riesgo entre los países de la Zona Euro, elemento que agravó la fragmentación financiera desde el estallido de la crisis estadounidense de 2008. El comportamiento diferente de los mercados de dinero y capitales en cada Estado miembro de la Zona Euro incrementa las asimetrías dentro de la región cuyos países centrales han recibido calificaciones de riesgo-país más favorables que los países periféricos.
 
En el mercado interbancario europeo existe una actitud favorable hacia las entidades bancarias alemanas y francesas, mientras que para las entidades de Grecia, Irlanda, Italia, Portugal y España, la posición es desfavorable (BIS, La actividad interbancaria en retroceso, marzo 2014, http://bit.ly/1nLJ3F9). Las entidades de los países de la periferia europea aún no regresan al mercado de capitales, situación que pone de manifiesto la fragilidad de la recuperación de toda Europa y no sólo de la periferia.
 
Como no existen mecanismos que consoliden el riesgo de los Estados, los activos transfronterizos europeos se redujeron en 31% de 4.787 a 3.234 billones de euros en el período 2009-2013 acentuando la desintegración financiera europea (BCE, Financial Integration in Europe Report, 2014, http://bit.ly/1lqfFn8). Por lo tanto, la meta de la Unión Bancaria es revertir dicha tendencia y reforzar la integración del sistema financiero a fin de compartir el riesgo de las operaciones financieras.
 
Según la Comisión Europea (European Comision, 6/6/2012, http://bit.ly/1qmmLZV), las consecuencias negativas de la fragmentación pesan sobre los Estados que han realizado transferencias al sector financiero por un monto de 4.5 billones de euros entre 2008 y 2011 (37% del PIB de la Unión Europea). De esta manera, se ha impulsado el MUR, mecanismo comunitario que manejará los planes de reestructuración de los bancos en crisis en reemplazo de las autoridades nacionales. Las pérdidas bancarias serán asumidas primero por los accionistas, luego por los acreedores y en último término por los Estados con la ayuda del FUR. No obstante, el FUR, disponible hasta 2024, poseerá un monto insignificante de recursos (55,000 millones de euros), el equivalente a 1% de los depósitos de las instituciones de crédito de los Estados participantes.
 
Por otro lado, los bancos más grandes se oponen a la Unión Bancaria ya que cargarían con la mayor parte de los impuestos sobre las transacciones financieras. Hay que tener presente las pérdidas registradas por Deutsche Bank en los años recientes como consecuencia de las multas aplicadas por infracciones en el mercado de derivados de Nueva York. La oposición de los bancos europeos no favorece la recuperación financiera de la periferia. Los mercados de valores de Atenas, Madrid, y Lisboa han visto caídas de 17, 11 y 13% respectivamente en términos anuales con datos actualizados a octubre del año en curso, mientras las bolsas del centro europeo están estancadas o presentan leve recuperación.
 
Finalmente, las pruebas de estrés del BCE dadas a conocer el 26 de octubre de 2014 muestran un panorama sombrío. Las pruebas consistieron en la evaluación de los activos y la resistencia de las entidades bajo escenarios adversos a fin de implementar la Unión Bancaria. Los resultados revelaron la persistencia de escasez de capital en 25 bancos. Dichas entidades deberán reunir 263,000 millones euros para enfrentar mejor una posible crisis y no poner en riesgo su solvencia. (BCE, Aggregate report on the comprehensive assessment, 2014, http://bit.ly/ZYCdoj). Los países con mayor vulnerabilidad son Italia, Grecia y Chipre, con nueve, cuatro y dos entidades bancarias respectivamente.
 
Las pruebas de estrés dan cuenta de que los problemas de las entidades bancarias europeas están subestimados frente a la inflación de 0.3% de septiembre pasado, la contracción del PIB alemán y la fragilidad económica de Francia. En suma, la Unión Bancaría profundiza las asimetrías del sistema financiero europeo y subordina el proceso de integración regional frente a los bancos de mayor poderío.
 
Oscar Ugarteche
Economista peruano, trabaja en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México. Miembro del SNI/Conacyt. Coordinador del Observatorio Económico de América Latina (OBELA) www.obela.org y presidente de ALAI www.alainet.org
 
Ulises Noyola Rodríguez
Miembro del proyecto OBELA, IIEc-UNAM. Contacto: ulisesnoyola1@gmail.com 
https://www.alainet.org/es/articulo/165182?language=en
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