Se requiere algo más que el blog

La enaltecedora categoría de periodista

18/02/2013
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A Jacinto Granda de la Serna,
Premio Nacional de Periodismo
de la Unión de Periodistas de Cuba
 
En las redes que vagan para siempre en el ciberespacio merced a la maravilla de tecnología se difuminan, para bien o para mal, las líneas que marcan o deberían indicar las diferencias entre el periodista y el hombre común que, sin serlo, hace uso de las herramientas de la comunicación para ejercer su derecho a la libertad de expresión.
 
La mayor parte de las legislaciones del mundo establecen con claridad la distinción entre las libertades de prensa y de expresión, ambas, sin embargo, reglamentadas para fijar sus límites. Pero el ejercicio del derecho a la libertad de expresión no confiere por sí mismo la categoría de periodista, que además del dominio del oficio requiere la asunción de su responsabilidad social y su compromiso ético.
 
 Elementos de la comunicación permiten hoy a cualquier ciudadano con acceso a las redes sociales enviar mensajes a través del blog, el twit o el simple correo electrónico que recorren el universo de la comunicación a una velocidad y alcances sorprendentes. El hombre público sustituye el discurso oficial por el twuit para expresarse en tono coloquial como no lo haría en la tribuna. En ocasiones ese mensaje adquiere el tono del paciente en el diván del psiquiatra, desde donde se deshace de una carga que lleva en el superego. Pero ni ese mensaje ni el que dirige cualquier persona con acceso a las redes sociales están reglamentadas por legislaciones de país alguno y en la práctica su repercusión en la opinión pública sería limitada a los usuarios de esas  carreteras si no encuentran una resonancia en la prensa escrita o electrónica que al recogerlos les dan dimensión noticiosa.
 
El periodista puede ser también bloguero o twuitero, pero el uso o el abuso de esas herramientas no confiere la categoría de periodista ni debería ser objeto de reconocimiento como tal por las instituciones y los organismos de profesionales de esa actividad.
 
La Sociedad Interamericana de Prensa acaba de nombrar a la conocida bloguera Yaoni Sánchez  Vicepresidenta de su Comisión de Libertad de Prensa para la región del Caribe, incluido su país de origen. La bloguera caribeña emprende una gira que comenzará en Brasil y la llevará a varios países, entre ellos México, en donde la SIP  hará un reconocimiento a la disidente política cuyos mensajes son ampliamente difundidos por una parte de la prensa  internacional, la identificada por su posición de crítica permanente al gobierno de Cuba y apoya el bloqueo económico que la administración norteamericana de Barak Obama mantiene sobre ese país como una forma de presión y manifestación de intolerancia frente a la Revolución socialista, acción de aislamiento que comenzó desde sus orígenes en los años sesenta del siglo pasado.
 
Los premios que la bloguera Sánchez ha recibido de diferentes organismos y el homenaje que le rendirá la SIP no son, no deben ser considerados como un reconocimiento al periodismo profesional. Yaoni Sánchez es una disidente de la Revolución de su país que ejerce su libertad de expresión, la misma de la que dispone cualquier hombre común; su postura política es exaltada e impulsada por sectores y organizaciones identificados con las campañas internacionales que por décadas han intentado imponer a un país un sistema de gobierno distinto al que libremente escogió y ha sostenido por décadas. Sin esa extensión de las redes sociales a ciertos sectores de la prensa internacional los mensajes de Yaoni Sánchez no serían en nada diferentes a los miles, millones que circulan en el ciberespacio.  El reconocimiento y el premio que la Sociedad Interamericana de Prensa otorgan a Yaoni Sánchez, como tantos otros en el mundo, está impregnado de política, muestra el apoyo de órganos informativos y de opinión por su postura contraria al gobierno de Cuba, pero no son dados a una periodista. Premios tan relevantes como los Nobel en el campo de la literatura en más de una ocasión han estado sesgados por las posturas políticas y la ideología, más allá de méritos intrínsecos de quienes los reciben.
 
Organizaciones de verdaderos profesionales de la comunicación como la Federación Latinoamericana de Periodistas reconocen el valor y la trayectoria, el oficio y la responsabilidad deontológica de aquellos a quienes identifica como tales. Jacinto Granda, un profesional del periodismo, comprometido con las mejores causas de la sociedad de su país y de América Latina, ha sido merecedor del Premio Nacional de la organización de periodistas de Cuba. Actual jefe de corresponsales de la Agencia Prensa Latina en México, Granda tiene una larga trayectoria como periodista profesional. Su premio es un reconocimiento que no tendrá la repercusión que otros encuentran en la gran prensa, pero que es compartido por los auténticos periodistas de América Latina.   
 
- Salvador del Río es Periodista y escritor
https://www.alainet.org/es/articulo/164669
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