Retos por la vida en las mitologías

27/11/2012
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“Mujeres y hombres de la textura de la palabra y del viento que bordan tejidos de palabras en la punta de sus dientes, ¡no se dejen atar! ¡No permitan que se hagan sobre usted sueños imposibles!..”
(Julos Beaucarne)
 
Para animarnos en torno a la importancia de asumir retos, valga la pena que recordemos dos relatos mitológicos que nos remiten a la manera heroica de afrontar los retos por recuperar dignidad y libertad (recomiendo leerlos completos y reflexionarlos). Debo, en un primer momento aclarar de la importancia de no confundir mitos con falsedades. Los mitos están en la base de nuestra comprensión de la creación, de la vida, de la historia y de la memoria, son soporte de nuestras convicciones y marcan la ruta de nuestras actuaciones. La relevancia de los mitos no es la explicación del pasado sino el vigor que le dan al futuro.
 
El primer relato corresponde a la mitología griega y es el de Perseo, el hijo de Zeus y de Dánae que logró, ayudado por los dones divinos, cortarle la cabeza a la fea Medusa sin quedar petrificado por tan sólo mirar su fealdad. Transformando el odio y el temor generalizados,Perseo aceptó el reto por la dignidad y la libertad de su madre. Para triunfar, Perseo necesitó ser consciente de lo que enfrentaba y de los recursos espirituales y divinos con que contaba, lo que le permitió ser valiente e ingenioso.
 
La historia comienza con el temor de su abuelo –el ser humano viejo–, advertido por el oráculo de la destrucción que de él haría su nieto–el ser humano nuevo. Pero el hombre nuevo que es Perseo, no enfrenta ni confronta al viejo sino que asume sus propios retos y actuando apropiadamente triunfa ante las adversidades que se le presentan. Es sólo la consecuencia de este triunfo que Perseo, el correcto y heroico destructor del horror, también daría muerte al miedoso ser humano viejo preocupado de sí mismo.
 
Y el segundo relato mitológico, más cercano cultural y geográficamente, pero menos conocido dada la colonización que hemos padecido, es el de los gemelos preciosos del Popol Vuh: Hunahpu e Ixbalanque, quienes enfrentaron y vencieron a los Señores de Xibalba, aquellos que “incitaban al mal, al pecado y a la discordia”, aquellos que dieron muerte a sus padres. “Los esclarecidos, los no envidiosos ni tiranos” gemelos asumieron con honor y coraje las distintas pruebas impuestas por los señores de la muerte.
 
Después de ejecutar trabajos agrícolas los gemelos bajaron al Xibalba. Ya allí ellos pasan por distintas casas donde enfrentan penurias y dificultades: la oscuridad, los cuchillos, el frío, los jaguares, el fuego y los murciélagos. Traspasando por todas y cada una de ellas, en este peregrinar adquieren sabiduría. Con estrategias y complicidades entre sí y con la naturaleza, y con su disposición al autosacrificio, Hunahpu e Ixbalanque, vencen sobre el mal y con ello logran la creación de un nuevo orden de las cosas, del mundo… de la vida. Finalmente, quienes se convirtieran en el sol y la luna, sin arrogancia ni triunfalismo, sobrepuestos reiteradamente a su propia debilidad, al vencer evocaron los nombres de sus padres, instituyendo la honra de su recuerdo.
 
Estos dos relatos nos enseñan que a los retos históricos es conveniente asumirlos con heroicidad y que en ellos se juega la vida; que es solamente asumiendo el reto de ir y enfrentar a quienes dan muerte como es posible la recuperación de las condiciones de posibilidad para una vida de libertad y dignidad para sí mismos y para el resto. También nos indican que para lograr algo hay que tener conciencia, buscar estrategias y orquestar esfuerzos y recursos, pero que lo indispensable recae en la determinación individual, en la formación y la disposición a la heroicidad.
 
La Medusa del poder hoy, con sus medios, sus leyes, sus instituciones y sus fuerzas policiacas y militares como víboras nos está paralizando, nos está petrificando. Quien se mueve para quejarse de lo injusto le va mal, quien osa inconformarse del envilecimiento social y político se le juzga negativamente y se le deja solo. Paralizados y aislados parecemos muertos antes de haber visto a la Medusa.
 
Los señores de la muerte nos han infundido un miedo tal que no podemos ni pensar estrategias, perdemos la complicidad con la naturaleza y no pasamos ni de la primera casa, la de la oscuridad. Soles que se nos pintan en logotipos de las empresas que nos embrutecen y nos presentan estrellas falsas adornan la primera casa en la que parece que nos hemos establecido. ¡Pero hay que transitarla y peregrinar hacia otras no menos monstruosas!, haciéndolo con heroicidad, pues sólo así lograremos recuperar la claridad y el calor del auténtico sol, acompañado de la luna y bajo el cobijo de las verdaderas estrellas de la bóveda celeste.
 
¿Dónde están los héroes que nos inspiren? Se preguntaba hace poco el recién fallecido cardenal Martini. Y él lo sabía y lo sabemos: allí están y están emergiendo. Hay más de 131 en México, están en las cárceles de Rusia, están en las universidades de Chile, están bañados en la nieve de Montreal, están en las selvas, las montañas y las calles de Bolivia y Ecuador, en alguna sala de orquestas de Venezuela y el mundo, duermen en alguna casa humilde en Paraguay… ¡están emergiendo por doquier! Algunos inclusive ya han entrado o están entrando en el inframundo de la política reclamando inclusive ese espacio para la vida y traspasándolo de esperanza, aún en medio de tanto monstruo y tanto dinosaurio.
 
El héroe y la heroína, quienes renuevan el mundo y la vida,  son quienes tienen arrojo y coraje provenientes de las fuentes más divinas, íntimas y profundas de las enseñanzas y la  inspiración. Son personas que afirman con su vida que la realidad puede ser cambiada y con sus actos y sus obras dan testimonio que se puede vivir en esa otra realidad. Esta gente, de la textura de la palabra y el viento, como dice Beaucarne, ojalá que no se deje atar y que tampoco permita que se hagan sobre sí sueños imposibles.
 
- Fernando Limón Aguirre es Sociólogo. El Colegio de la Frontera Sur. flimon@ecosur.mx
https://www.alainet.org/es/articulo/162916
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