Con espíritu de victoria

Túnez: pueblo rebelde

25/03/2012
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Anoche llegó a través del noticiero de televisión la noticia algo sorprendente según la cual el movimiento político islamista Ennahdha, en el gobierno provisional, ha declarado apegarse a su compromiso durante la campaña electoral para la asamblea constituyente en el sentido de no insistir más para imponer a la Charia (cuerpo de antiguas leyes musulmanas) como base fundamental de la nueva constitución.
 
Este mediodía (26.03.2012) en una radio local fue entrevistado el jefe del movimiento Ennahdha el cual ofreció un discurso demagógico, muy moderado y conciliador. ¿A qué se debe éste “cambio-de-cara”?
 
Anoche pues, alineándose al resto de los partidos políticos y la sociedad civil en general, Ennahdha ha declarado adoptar lo enunciado en el primer capítulo, articulo uno de la vieja constitución derogada, según el cual Túnez es un país independiente, su Estado tiene como idioma el Árabe y por religión el Islam. No más. Esta identidad fue definida en 1959 con bastante flexibilidad y permitió en particular una serie de reformas tales como los amplios derechos de la mujer y la alta tolerancia religiosa que hizo decir que Túnez se volvió un estado laico de hecho.  O sea, Túnez a pesar de ser todavía un país dominado y dependiente se sitúa sin complejos al mayor nivel jamás alcanzado en el mundo musulmán en cuanto a los derechos de la mujer.
 
Hasta aquí, Ennahdha ha mantenido un discurso de duplicidad, maniobra y opacidad el cual naturalmente provoca la suspicacia, desconfianza e inquietud del pueblo: sus voceros hacen declaraciones contradictorias las que provocan ira, descontento e incremento en las protestas. Cuando aparentan tratar de calmar el descontento, al mismo tiempo en la asamblea constituyente tratan de imponer de forma autoritaria sus medidas reaccionarias ya que con sus aliados, disponen de mayoría de votos. En realidad, como habíamos indicado en escritos anteriores, son ellos que impusieron el criterio de mayoría y minoría en esa asamblea constituyente convirtiéndola para sus propósitos en una simple asamblea parlamentaria. Por colmo de abuso del poder, tanto esa asamblea como el presidente de la republica y el jefe de gobierno todos provisionales, ninguno tiene indicado fecha de vencimiento de su mandato, algo que sigue rechazando el pueblo. Y por supuesto, tampoco indican fecha para las próximas elecciones legislativas en base a la nueva constitución.  Su juego está claro: pretenden quedarse en ese poder provisional hasta consolidarse a través de los órganos del Estado, luego cuando se sienten listos irían a las elecciones legislativas.
 
Estos abusos y engaños han acrecentado día tras día la confrontación entre las fuerzas vivas de la sociedad tunecina (trabajadores del campo y la industria, sindicatos, mujeres, jóvenes, estudiantes, desempleados, clase media patriótica y hasta algunos empresarios)  y los islamistas con sus milicias salafistas.  El propósito de las provocaciones constantes ha sido matar la confianza que el pueblo logró a través de su insurrección, agotar su resistencia y desviar su atención de los problemas candentes del país: una economía al suelo, un desempleo que ha duplicado en un año, campesinos al borde del hambre bajo el yugo de terratenientes, el analfabetismo (quinta parte de la población); la gran miseria en las regiones abandonadas del norte y oeste por donde arrancó la insurrección, una alza artificial de los precios de la canasta básica por los especuladores, también por los acaparadores que llevan la mercancía a Libia para sacar mayores beneficios; las grandes riquezas del fosfato extraídas y vendidas a Europa desde una zona plagada por la miseria. En breve, se trata de una economía neocolonial todavía dependiente de Europa y al borde del colapso.  Qatar, los Saudí así como la UE no han honrado su compromiso de “ayuda”, obviamente interesada como siempre, bajo forma de préstamos –lo cual en todo caso ha sido rechazado por carteles en las marchas populares.
 
Mientras la policía reprime a los manifestantes pacíficos, sigue pasiva y permisiva frente a las acciones delincuenciales de los salafistas, los que atacan a los periodistas de la prensa escrita, radial y de la televisión; hostigan a las mujeres, a los estudiantes, los sindicalistas, los trabajadores, los desempleados. Al mismo tiempo ese gobierno islamista niega burdamente que la policía política del régimen anterior siga activa, cuando es obvio. El episodio reciente de la profanación de la bandera y del himno nacional acabó por revelar la profunda orientación anti-patria de esos islamistas y provocar el repudio de todo el pueblo. Ayer en el centro de la capital, los salafistas agredieron violentamente a los actores del teatro nacional durante los festejos públicos del día internacional del teatro. El ministerio del Interior había dado un permiso a los salafistas para su marcha el mismo día, hora y lugar que el evento teatral de calle. La policía estaba presente aunque llegó muy tarde y quedó pasiva como siempre en una actitud abiertamente cómplice de los delincuentes. Hay muchas más fechorías cometidas a diario, con lo cual la población acrecentó su resistencia y protesta.
 
Durante más de tres meses, los islamistas a través de presiones en el seno de la asamblea constituyente como en la calle por las acciones terroristas de su brazo armado, los salafistas, han tratado de aterrorizar a la población en general, a las mujeres en  particular para inducir miedo y luego conformidad con sus presiones a favor de un Estado religioso de tipo califato similar a las autocracias de los siglos VIII-XV en el Medio Oriente, tal como están replicados hoy en las bochornosas rezagadas pro imperialistas monarquías y autocracias decadentes.
 
A éstas presiones y agresiones, la población masivamente ha contestado con varias protestas multitudinarias, unas cinco gigantescas manifestaciones en solo tres meses, paros múltiples, sit-in de los indignados por reclamar los objetivos y valores de la insurrección popular confiscados y desviados por una minoría islamista activa y apoyada financieramente por Qatar y por los medios de inteligencia de EEUU, Francia y hasta el Mossad.
 
Lo novedoso: En las últimas semanas, se han reagrupado varios partidos políticos hacia el centro y la izquierda, contribuyendo en crear fuerte contrapeso a la coalición gubernamental dirigida por Ennahdha y dos otros pequeños partidos aliados seudo-centro-izquierda.
 
La Central sindical obrera (UGTT) declaró recientemente que en caso de caos provocado en el país (se sobreentiende por Ennahdha y su milicia salafista), no dejaran de actuar de forma firme para defender a la patria.  Acto seguido, el sindicato de los empresarios hizo conocer también su rechazo hacia las acciones de las milicias y llamó a rescatar la economía nacional y el respeto de los signos patrios.
 
También ocurrió la semana pasada un hecho altamente significativo: las elecciones del estudiantado arrojaron una abrumadora mayoría  a favor de los elementos progresistas casi sin dejar espacio a los islamistas salafistas que han actuado de forma vandálica en la universidad en contra de estudiantes y profesores, provocando el cierre de la misma por un largo periodo.
 
Clase media patriótica, mujeres, jóvenes, estudiantes, periodistas, intelectuales, abogados,  todos han intensificado últimamente su resistencia y sus protestas en las calles. El nudo central poco a poco llegó en una encrucijada y parecía que el movimiento Ennahdha había alcanzado al punto sensible de su agenda escondida: de pronto declararon que la Charia iba a constituir la piedra angular y el fundamento de la nueva constitución. Se habían envalentonado pensando que tenían en sus manos todo el poder del Estado, una milicia criminal suelta en las calles y fuertes aliados imperiales para darle al pueblo un golpe de gracia en contra de los anhelos de la insurrección popular en la cual los islamistas no habían tomado parte alguna y en ningún momento desde el 17 de diciembre 2010 hasta su culminación el 14 de enero 2011.
 
Los eventos se habían precipitado por una parte por la arrogante exigencia de Ennahdha y por otra parte por varios factores entre los cuales podemos recordar la rebeldía de calle constante, la victoria de los estudiantes en las elecciones universitarias, el reagrupamiento de varios partidos políticos creando una nueva fuerza, la posición firme mantenida por gran parte de los medios masivos de comunicación asaltados por las milicias; y por ende anteayer sábado la masiva asamblea que reunió más de cincuenta partidos y varias asociaciones civiles y movimientos sociales que plantearon entonces la necesidad de someter a referéndum popular la opción de la Charia en la nueva constitución.  Ni pasaron 24 horas cuando Ennahdha por sus voceros declaró renunciar a eso de la Charia! Esta rápida y catastrófica marcha atrás significa una victoria del pueblo unido contra los nuevos opresores y sus amos imperiales con aquellos sub-contratistas feudales del Medio Oriente.
 
Fuentes informativas dignas de fe aclaran que los dos partidos de seudo-centro-izquierda aliados de Ennahdha dejaron entender que en caso de referéndum o proyecto de Charia presentado en la asamblea constituyente, ellos votarían con la oposición en contra de ese proyecto ya rechazado por el pueblo. Este cuadro abrumador de resistencias muestra con evidencia el aislamiento progresivo de Ennahdha y su gran desprestigio, incluso en el seno de muchos de sus votantes.  Al final, no quedó más remedio a Ennahdha que bajar la cabeza sin elegancia frente a la voluntad del pueblo.
 
Al igual que la chispa tunecina se regó de una vez hacia países vecinos, otros lejanos y hasta riberas muy lejanos, ésta nueva iniciativa de lucha heroica del pueblo rebelde podrá impactar aquellos también de nuevo.
 
El próximo día 9 de abril -día de una horrible matanza- es Día de Nuestros Mártires caídos ante las balas del poder colonial francés.  Desde ya a través de todo el país se está preparando una de las más grandes marchas realizadas en Túnez, por una parte para honrar la memoria de todos nuestros mártires desde la época colonial hasta nuestra insurrección. A la vez, las consignas se levantarán para reafirmar sin cesar el proceso continuo, jamás detenido de la marcha del pueblo insurrecto con su bandera del KARAMA (dignidad), y con sus grandes legítimos objetivos todavía lejos de haber sido logrados.
 
Con un espíritu de victoria, con su rebeldía y su irreverencia liberadora, el pueblo tunecino, pueblo africano, un día dejó de tener miedo a raíz de la insurrección, hoy sigue adelante con ese mismo espíritu de Intifadha.
 
¡Hasta la victoria siempre!
 
Rashid Sherif
26 de marzo 2012
Túnez, 3:47 PM
 
 
https://www.alainet.org/es/articulo/156767
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS