Luego de la sentencia contra Emilio Palacios y El Universo

¿Autocensura?

21/07/2011
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Voceros de los grandes medios de comunicación social, nacionales e internacionales, pretenden que la sentencia a Emilio Palacio induce, conduce a la autocensura, sin percatarse de la ofensa que irrogan a los comunicadores sociales, puesto que pretenden que ante esa sentencia, abdicarán de sus convicciones éticas y profesionales, y se convertirán en rebaño de ovejas temerosas ante el lobo de la sentencia.
 
Ofenden estos espíritus débiles, puesto que pretenden que la medida de todos los comunicadores es su propio rasero, que no les permite entender que en la historia humana, incluso en sus momentos más trágicos, fueron los espíritus fuertes, los comunicadores dotados de sólidas convicciones los que elevaron sus voces, y de manera alguna corrieron como perros con el rabo entre las piernas, como esos voceros pretenden que sucederá.
 
Ofenden estos voceros del poder mediático a los comunicadores, al pretender que una sentencia acallará sus voces, olvidando que la sed de justicia y la búsqueda de la verdad que guía su actividad les induce a mantenerse enhiestos, a elevar con más fuerza su voz, como lo hiciera Espejo, el primer periodista ecuatoriano, o Montalvo ese enorme polemista que prefirió el exilio al silencio.
 
Ofende que pretendan endilgar su desconocimiento de la historia a nuestros comunicadores sociales, al intentar decretar que una sentencia acalla a los hombres de bien, a esas voces rectas y admonitorias, militantes incluso ante situaciones adversas a lo humano. Ofende que pretendan sumir en el olvido al gran Unamuno, el del "venceréis pero no convenceréis" que enrostró al fascismo franquista; a Miguel Hernández, quien nunca calló incluso cuando la muerte por asesinato ya le acechaba; al primero de nuestros César, el Vallejo que se enlistó en las filas de la resistencia anti franquista y dejo escuchar su voz poética en contra de la presencia de la muerte; al Zalamea que en abierta y clara crítica al dictador Rojas Pinilla, el compatriota de la doctora Botero, elevó su voz en su "El gran Burundu Burunda a muerto". Ofenden porque pretenden que olvidemos las voces nunca silenciosas de la Nela, de la Dolores, de la Tránsito, de esas voces que desde siempre batallaron, precisamente, contra el poder económico que trataba de acallarlos con sentencias, carcelazos, entonces sí con la complicidad militante, descubierta y descarada del poder mediático, que entonces si consentía y aprobaba esas acciones, a más de sumirlas en el silencio.
 
¿Autocensura? De ninguna manera como lo plantean estos novísimos augures, viejos militantes y defensores del poder mediático. Nuestros comunicadores, los que no defienden viejas canonjías, están construidos con una pasta diferente, con la de los hombres dignos cuyas voces no claudican. 
https://www.alainet.org/es/articulo/151357?language=es

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