¡Oh lalá, los vikiliks!

30/11/2010
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El domingo 28 de noviembre se inició en el mundo la “era del vikilisks” al caérsele la máscara diplomática a Washington y quedar exhibida la siniestra mueca de su descaro intervencionista en la vida de los pueblos, sus líderes y sus intereses.

La filtración de más de 250 mil documentos oficiales secretos por parte de la empresa WikiLeaks y la publicación, desde el mero domingo 28, en todos los diarios del mundo de una ínfima parte de esos informes de burdo espionaje redactados en todas las embajadas gringas desde 1966 es un hecho histórico que ha de marcar tragicómicamente esta primera decena del siglo 21.

Las evidencias publicadas muestran como vulgares espías, orejas, soplones y traidores a quienes se pavonearon durante 44 años como embajadores, ministros consejeros, secretarios, adjuntos y mensajeros de las misiones diplomáticas de Estados Unidos. Y junto a ellos a un mundillo de informantes nativos, periodistas, delatores y “llunkus” –que preciso es ese adjetivo de la fabla popular boliviana- de la dizque nación más democrática y respetuosa de los derechos humanos y las libertades.

En una primera nerviosa y furiosa reacción, la Casa Blanca ha dicho que semejante filtración de la correspondencia secreta entre ella y sus embajadas “es un peligro para las vidas de estadounidenses y sus aliados” (es decir, los soplones) y el Pentágono calificó de “extremadamente crítica la situación de los amigos y aliados de Estados Unidos en todo el mundo”.

El representante de Wikileaks, Julian Assange, refutó aseverando que no hizo más que ejercer su derecho a la libertad de información, toda vez que son documentos públicos y por tanto oficiales. Ha de ser atractivo saber qué dirá la sacrosanta Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) sobre este ejercicio de libre expresión.

Para los bolivianos de los últimos 50 años también será necesario saber qué decían las agencias del espionaje gringo (embajadas y consulados) de hechos que hasta ahora nos tienen en el suspenso y la rabia, criatura de la impunidad y la ignorancia.

Si los informes de vulgar soplonería firmados por los embajadores nos dieran pistas sobre, por ejemplo, ¿por qué se fue a pique el helicóptero en que viajaba el presidente Barrientos, en abril de 1969? El mandatario murió carbonizado. 

¿Por qué el terrible asesino nazi Klaus “Altman” Barbie fue el jefe de la Inteligencia militar boliviana de 1966 a 1971? En ese lapso fueron muertos o desaparecidos al menos tres mil ciudadanos, según datos de Amnistía Internacional.

¿Cuánto costó derrocar al Gral. Torres, en agosto de 1971, si se tiene en cuenta que cada general y coronel golpista recibieron talegas de la dolariza yanqui? ¿Y por qué mataron tan cruelmente a Torres, tres años después, en San Andrés de Giles, Argentina?

En uno de esos documentos tiene que estar la referencia del sitio final donde dejaron el cuerpo de nuestro líder Marcelo Quiroga Santa Cruz. 

Y también la razón por la que la CIA/DEA abandonaron a su suerte, hasta hoy, a los golpistas García Meza y Arce Gómez que perpetraron la sangrienta aventura de julio de 1980 en el nombre del anticomunismo reaganiano.

Hay tanto que averiguar que los benditos vikiliks nos pueden dar respuestas. Al tiempo.
 
- Coco Manto
 
https://www.alainet.org/es/articulo/145910

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