La travesía de la muerte
- Opinión
1. Una noticia más en el espectáculo mediático
Atrapados por la racionalidad tecnológica del poder mediático nos hemos acostumbrado a ser los observadores pasivos del espectáculo de la muerte; exhibida cínicamente en los noticieros de todas las cadenas televisivas a nivel mundial ha dejado de sorprendernos. No parece haber diferencia alguna entre la ficción asesina de las producciones hollywoodenses y los asesinatos perpetrados por la ritualidad del poder político y económico del capital. Miles de niños asesinados por el hambre, hombres y mujeres asesinados por la guerra de intervención militar del imperio, miles más muertos por el odio étnico, cientos de miles exterminados por el daño ambiental, muerte y más muerte ostentada como primicia noticiosa. Producto de la racionalidad técnica de la comunicación, este horror humano acontece tras la pantalla del televisor, tal cual una de las tantas películas que saturan la programación televisiva.
“72 migrantes han sido masacrados en el estado de Tamaulipas México, por el grupo criminal de los zetas” este fue el titular con que se presentó la última noticia de exhibición obscena de la muerte. Setenta y dos historias humanas suprimidas en la indiferente imagen visual de la televisión y en la neutralidad sociológica del concepto “inmigrantes”. Una noticia que como noticia no es más ni menos que las otras que la acompañan, homologada en la cadena noticiosa a aquellas que hablan sobre los desastres naturales, las ganancias en la bolsa de valores, la visita de tal presidente a tal país, el matrimonio de tal princesa de la familia real de cualquier reino anacrónico de la vieja Europa, o cualquier otra sin ninguna importancia. Imágenes que pasan, discursos estúpidos sobre ellas que corren en una avalancha de términos, de temas, de escándalos que forman un ruido sin trascendencia. Parte, todo esto, de la pesada y tediosa existencia del espectador, parte de la misma articulación repetitiva de la línea de fábrica donde terminamos perdiendo la conciencia y la sensibilidad.
La noticia se presenta, los espectadores la comentan, fingen sorpresa, y la olvidan tan pronto aparece la próxima imagen. Al minuto siguiente recuperamos la mueca mecánica que aprendimos de los enlatados norteamericanos, esa risa cínica frente a la grotesca simpleza de la industria cultural, en el momento preciso, no antes ni después, en el momento exacto programado para el autómata. Ha pasado más de una semana que la noticia del asesinato en Tamaulipas inundó los noticieros, los periódicos, el Internet, el hecho está construido y olvidado y con él, el observador es más no humano que humano.
La construcción de un hecho, y más aún aquel que resulta de la racionalidad técnica de la comunicación mediática, implica la supresión de la complejidad de dicho acontecimiento; el sin número de relaciones que lo explican, sobre todo aquellas que tienen que ver con la violencia estructural del capital. La evidencia del hecho presentado en la imagen mediática destruye nuestra propia responsabilidad del mismo.
2. La violencia estructural del capital sobre la corporeidad indigente del ser humano
Hay una estrategia del poder que busca ocultar la violencia estructural del capital por medio de la representación visual televisiva de la violencia cotidiana. Es cierto que el mundo social se deshace en medio de una violencia cotidiana que se ha desatado un espiral de muerte que crece de manera imparable. Lo que no está claro es que esta violencia cotidiana, que se exhibe obscenamente, encuentra su explicación o su causa principal en la violencia estructural u objetiva inherente a la lógica de acumulación de la económica capitalista. Mientras se condena y se lucha contra la violencia cotidiana o subjetiva como la llama Zizek, “se da paso a la violencia estructural que crea las condiciones para la explosión de violencia subjetiva.”
Un poco de información de la economía capitalista basta para saber que las organizaciones criminales, que operan en todo el planeta y particularmente en México, están vinculadas a los grandes negocios capitalistas. Es conocido que las empresas transnacionales que mayor ganancia reportan están de una u otra forma vinculadas a la economía criminal: las farmacéuticas se alimentan de los desastres sociales y ecológicos, la guerra de hecho es un buen negocio; conocidas son las prácticas violentas e ilegales con que operan las transnacionales de extracción petrolera o minera para garantizar su ganancia; como no darse cuenta que el negocio de la venta de armas legal o ilegal alimentan las otras empresas legales; que el negocio del narcotráfico es una ganancia gigantesca no solo para las organizaciones ilegales de narcotraficantes, sino para la propia economía formal ligada al lavando del dinero proveniente de los negocios ilegales que aumenta sus ganancias. Lo que habría que preguntase es si aún es posible hablar de economía legal e ilegal en una época en que la frontera que las distinguía parece evaporarse
Un poco de información política nos libera de la falsa idea de que los estados están libres de la influencia de la política criminal y de sus formas de terror político. No nos olvidemos que la política anti-insurgente dirigida por el Estado norteamericano, aplicada en todo el planeta y particularmente en América latina, está plagada de prácticas de terror. Centroamérica, el Cono Sur y Colombia han sido escenarios de la aplicación del terror estatal y para-estatal para detener los procesos de insurgencia popular. ¿Quiénes fueron los encargados de entrenar a los ejércitos latinoamericanos en la guerra contrainsurgente que tenía todas estás prácticas de violencia extrema?, ¿acaso no fue la CIA y todos los aparatos de inteligencia norteamericanos?, ¿cuál es la sorpresa ahora que las bandas criminales sean el producto de esa política de terror? ¿Acaso la sorpresa es que están operando por fuera del estado o que operan en vinculación con el estado? ¿Qué ya no operan para detener la insurgencia popular, sino para asegurar los negocios del capital transnacional? ¡¡Por favor!! siempre fue así, la lucha contra insurgente es una lucha para defender los intereses de la acumulación de capital. Quizás la diferencia ahora es que las cosas aparecen con claridad, los vínculos entre los aparatos estatales y el negocio capitalista es claro, justamente porque en la inexorable avanzada de la lógica de acumulación de capital se van destruyendo sus propias instituciones que le daban una imagen de legalidad que ahora se está perdiendo.
El brutal negocio del tráfico humano que va creciendo en las últimas décadas no es un hecho aislado o accidental, es inseparable a la estructura económica capitalista desde su origen. La conversión del trabajo humano en mercancía, fundamento del capital, ¿no es acaso el origen del tráfico humano que hoy azota a la humanidad? Son las mercancías las que son susceptibles de ser traficadas en la medida en que son susceptibles de ser vendidas. Lo que estamos viviendo es una diversificación de los negocios que se pueden hacer con la “mercancía humana”:
- Por una parte cuando la fuerza de trabajo es ilegal por ser extranjera el valor de la misma baja y es un gran negocio para las empresas que las compran, el costo de producción baja y la ganancia sube. Esto es lo que ha estado ocurriendo desde que se inicio la migración económica del sur al norte. Ligado a este proceso se formaron las bandas criminales de tráfico de inmigrante.
- Cuando la oferta de la mercancía fuerza de trabajo inmigrante comienza a superar la demanda de la misma, tenemos un problema de sobre producción que hay que resolverlo. En ese momento empezaron las políticas anti migratorias, tanto en estados Unidos como en Europa, políticas que cada vez fueron radicalizando la criminalización de la inmigración hasta la formulación de la extrema Ley de Arizona. Si, la sobre oferta de mano de obra inmigrante comienza a crear problemas políticos, culturales e incluso económicos en los países de recepción, se usan políticas ilegales como la masacre de inmigrantes que persuada a otras personas a intentarlo. Así filtran la mano de obra para dejar pasar la necesaria y deshacerse de la innecesaria. Este trabajito sucio como siempre lo encomiendan a los estados de los países de expulsión, sea como operación “legal” de los estados (visas, impuestos, exigencias), como operación “ilegal” con los grupos criminales que a su vez aprovechan para sacar sus propias ganancias con extorsión, o de manera combinada y el negocio es redondo.
Toda esta brutal maquinaria del poder del capital se posa en los cuerpos hambrientos de millones de seres humanos que buscan sobrevivir, después de haber sido despojados de sus medios legítimos de reproducción de la vida. La violencia sistémica ataca no a una imagen televisiva, no a una categoría de análisis científico, sino a cada ser humano de carne y hueso que sufre en su cuerpo la violencia del capital. El Capital en contra de la vida humana y del entorno natural que la hospeda, esa es la contradicción en la que la humanidad se ha enredado y de la cual estamos obligados a salir. Las rutas mexicanas para los inmigrantes revelan y ocultan la verdadera ruta de la muerte, esa larga travesía por la civilización capitalista que está asesinando a la humanidad y a la naturaleza.
- Natalia Sierra, socióloga, docente de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
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