Cooperación Europa-África “Comprender las necesidades de nuestros interlocutores”

Namibia: un ejemplo concreto

26/02/2010
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Desde hace 21 años la ONG suiza Interteam (IT) está presente en Namibia, la última de las naciones africanas que alcanzó su independencia. Una etapa de acumulación de experiencias, consolidación y desarrollo que “nos confronta hoy a la necesidad de evaluar los impactos de nuestro aporte para mirar mejor hacia el futuro”, subraya Markus Burri, teólogo, 44 años. Su lectura de la cooperación suiza en África en particular (y en el Sur en general) es tan amplia y aguda como su propia experiencia personal. Llegó por primera vez a ese continente en 1995 siendo delegado de la Cruz Roja en Ruanda. De donde pasó luego a Bosnia y Herzegovina como representante de Caritas Suiza. Su recorrido de “trotamundos” de la cooperación lo llevó – asumiendo variadas responsabilidades en esa ONG- a recorrer el sudeste asiático; Egipto, Argelia y Palestina; y dirigir durante cuatro años, desde Lucerna, el programa para Latinoamérica y el Caribe. Desde inicios del 2008 reside con su familia en la capital Windhoek, desempeñándose como Coordinador de Interteam en Namibia.
 
P: ¿Cuál es el contexto político, social, actual de Namibia, en el que se enmarca el trabajo de los voluntarios de Interteam?
 
R: En el país existen 13 grupos étnicos, entre los cuales el de los ovambos, que es el dominante, y que reúne más de la mitad de la población total de cerca de 2 millones de habitantes. Mayoritariamente sostiene al partido de gobierno, la SWAPO, (Organización Popular del Sudoeste de África), que desde la independencia controla el poder ejecutivo – 18 de 21 ministerios en la actualidad-, el legislativo y los principales resortes institucionales. En noviembre pasado hubo elecciones. Por primera vez partidos opositores se reunieron en una coalición que denunció irregularidades. En febrero, las autoridades electorales deberán pronunciarse sobre esta denuncia, lo que podría provocar nuevos comicios.
 
A pesar de este ambiente particular, y comparando con otros países africanos o con Latinoamérica, la gente participa poco en política, no hay una sociedad civil activa. Predomina una cierta apatía. No hay movilizaciones ni grandes cuestionamientos. Una realidad bastante particular que no es siempre fácil de comprender y aceptar.
 
La educación, eje principal
 
P: La presencia de los voluntarios suizos se remonta casi al inicio mismo de la república...
 
R: En efecto. Empezó hace 21 años, poco tiempo antes de la independencia. En el comienzo se trabajó con la Iglesia Católica que vio como una gran posibilidad contar con profesionales suizos. Era una situación muy particular, en la que prácticamente no existía el Estado o bien su estructura era muy frágil. Y se dio la oportunidad de aportar en el terreno de la educación. Con el tiempo ese programa se desarrolló más y más. Y se pasó a una segunda fase, en la cual el acento principal consiste en el apoyo y acompañamiento pedagógico a los educadores locales. Es decir la formación multiplicadora.
 
P: ¿Sigue siendo la educación el eje principal del programa actual?
 
R: Actualmente en Namibia contamos con 12 voluntarios que trabajan en ese sector, ubicados en dos de las regiones más excluidas del país. Se trabaja regionalmente. Coordinamos con las autoridades educativas a ese nivel. Colaborando sobre todo en la construcción de conceptos; la promoción de la educación inclusiva; la metodología y la didáctica así como en el buen manejo de la escuela en general y con la visión pedagógica más amplia. Existe un acuerdo marco con el Ministerio de Educación pero el trabajo concreto se hace en las regiones y a nivel local en las escuelas. Tenemos planificado iniciar en breve un estudio de impacto de nuestra presencia.
 
La evaluación como reto
 
P: ¿En qué consistirá ese estudio de impacto?, ¿porqué hacerlo ahora?
 
R: La principal motivación es interna. Pienso que es absolutamente justificado, luego de tantos años de trabajo en el sector, querer saber en tanto ONG, cuál es el impacto, cómo estamos trabajando, cómo es percibido nuestro trabajo, cómo lo interpreta la gente con quien estamos cooperando.
 
Será un estudio participativo con la intervención de siete grupos-actores diferentes. Entre ellos los inspectores escolares, el directorio regional, los estudiantes y los profesores. Queremos saber cuál es el impacto, si hay un progreso, un desarrollo, un avance. Y poder clarificar cuál es el aporte de los voluntarios en todo esto y, de hecho, identificar las debilidades. Nos interesa conocer lo que hemos aprendido en este proceso y tener ideas claras para el futuro del programa. Tal vez deberemos ajustar el programa para asegurar nuevos logros.
 
Insisto en el carácter participativo de esta iniciativa. Lo impulsarán los voluntarios mismos en otra región distinta a donde trabajan, para asegurar una cierta distancia, más objetividad.
 
La fuerza de una lógica programática
 
P: ¿Cuál es el elemento esencial o los componentes de peso que marcan la diferencia en la cooperación con este país del oeste sudafricano?
 
R: La diferencia principal, el aspecto clave, es la lógica misma del programa. No damos respuesta a cada demanda que recibimos. Estamos muy atentos y precisos. Cada persona que llega para trabajar hace parte de un todo coherente. El conjunto, para nosotros, es mucho más que la suma de cada una de las partes, de cada uno de los voluntarios.
 
Y los voluntarios no sólo forman parte, sino que se apropian del programa. No hay nadie que hace algo en un lugar del país que no esté reflexionado y planificado por todos juntos.
 
P: ¿Las contrapartes participan también activamente en la elaboración del programa?
 
R: El actual, el que va de 2009 al 2012, no fue elaborado de manera muy participativa. Fue más el resultado del trabajo del coordinador. Pero vamos a hacer una evaluación/revisión a la mitad del periodo y la realizaremos junto con voluntarios y contrapartes. Nos proponemos reforzar esa participación. Es una lección aprendida.
 
P: Las contrapartes regionales en el sector de la educación están ligadas a la estructura de poder y del partido en el Gobierno. ¿En el caso en que ustedes, en tanto cooperantes, tengan visiones diferentes sobre la realidad política, no puede complicar la colaboración y la tarea diaria?
 
R: En Namibia no se habla tanto de política. Y predomina la cultura política de evitar el conflicto. La confrontación directa no hace parte de la cultura y causa roces entre los seres humanos. Hay una historia complicada por detrás con una larga fase de 70 años de “apartheid”, lo que no facilita el diálogo entre la gente de distinto color.
 
La calidad: el trabajo a largo plazo
 
P: Todo indica que lo que prevalece en Namibia, en vuestro programa, son voluntarios que trabajan a mediano y largo plazo. Existe hoy una cierta moda de valorizar particularmente las misiones de los “expertos” a corto plazo, de pocos meses. ¿Cuál es su propia visión?
 
R: Para nosotros no hay duda: estamos convencidos que la cooperación a largo plazo aporta mejor calidad. Es esencial que alguien que llegue a trabajar pueda entender la historia de la presencia; la lógica del programa en su conjunto. La gente llega para aprender, para entender, para conocer. Y se debe invertir en la construcción de relaciones humanas, en el intercambio intercultural. El eslogan de Interteam es “movimiento, intercambio, desarrollo” y nuestro trabajo va en esa dirección. No hay desarrollo sin intercambio. Esto exige tiempo.
 
En un contrato de 3 años, el primero es mayormente de “adaptación cultural y social”. El segundo, es el más productivo. El tercero, también es efectivo, pero en general, faltando algunos meses para concluir, empiezan a aparecer prioridades y preocupaciones personales muy fuertes, especialmente ligadas a la reinserción en Suiza.
 
Viendo estas experiencias, soy muy crítico hacia la cooperación a corto plazo. Salvo casos muy especiales. Por ejemplo, el año pasado, contamos con un recurso humano que vino por dos meses pero para reforzar puntualmente a otro voluntario que ya estaba en ese mismo proyecto. Esto es diferente...y constituyó una experiencia interesante.
 
P: ¿Constituye también para ustedes, en Namibia, el trabajo de información para Suiza y la sensibilización de la sociedad civil norte, una prioridad?  ¿Cómo lo viven los voluntarios?
 
R: Es un aspecto muy importante lo que hacen los voluntarios en tanto que portavoces del sur en Suiza. IT considera prioritario el trabajo en Suiza mismo. No hay verdadero desarrollo en el sur sin desarrollo en el norte. Por eso, el trabajo de incidencia (política y social) es esencial. Prácticamente cada voluntario que regresa siente y asume la responsabilidad de la sensibilización. Tanto al momento del retorno definitivo, como en el viaje de mitad de contrato, cuando regularmente se organizan actividades públicas, con la familia, entre amigos, en parroquias etc. Sin olvidar que durante la estadía cada voluntario debe, al menos, elaborar tres cartas circulares por año.
 
- Sergio Ferrari
Colaboración de UNITE, distribuido por a través de E-CHANGER
https://www.alainet.org/es/articulo/139671
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS