Ciencia, civilización y barbarie (II)

15/02/2010
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
 “La vida del hombre es el resultado de la concentración de energía.
Si la energía se concentra aparece la vida, si la energía se dispersa sobreviene la muerte” (Zhuang Zi, filósofo de la antigua China)
 
Como puede apreciarse fácilmente, las formas, vínculos e interrelaciones existentes entre los factores que componen la ecuación; ciencia, civilización y barbarie, son múltiples, heterogéneos, complejos, multidimensionales y dinámicos.
 
Por ello, al escribir sobre esto resulta harto difícil decidirse por un enfoque o ángulo analítico en particular, y cualquier decisión al respecto parecerá siempre una escogencia arbitraria.
 
Esta dificultad en encontrar un hilo conductor analítico que sea satisfactorio para todos (incluyendo para el autor mismo), es la primera dificultad al escribir sobre la presente problemática (y digo problemática porque esto resulta ser mucho más que un simple tema).
 
La segunda obvia dificultad es la siguiente; consiste en poder definir la justificación apropiada que valide la realización de un mínimo ejercicio intelectual en este sentido u orden de ideas. ¿Vale la pena?, ¿Por qué hacerlo?, ¿Para quién hacerlo?
 
Estas son interrogantes básicas que por lo general agobian a todo intelectual o escribidor que se resiste a realizar su trabajo de manera compulsiva. Es cierto que cualquier escritor puede escribir sobre el cangrejo o lo que se le dé la gana, pero también es verdad que el lector es el que tiene la última palabra (o mejor dicho, la última lectura).
 
Por otra parte, el asunto de la justificación está igualmente relacionado con otras tres interrogantes esenciales: ¿Cuál es la magnitud real del problema? ¿Cuáles son las implicaciones profundas del asunto/problema? ¿Puede (todavía) hacerse algo efectivo al respecto?
 
Además, todo pensador, sea filósofo profesional o mero aficionado, nunca debe olvidar la regla de oro llamada “historicidad”. Todo cambio histórico siempre ha sido, es y siempre será un evento colectivo. Por ello, la correspondiente pregunta; ¿Hay quienes quieren hacer algo al respecto o es sólo un capricho imaginario de un solitario pensador?
 
De alguna manera, todo lo dicho hasta el presente renglón constituye una especie de “marco filosófico contextual”, que define los linderos gnoseológicos más inmediatos y generales, a través de los cuales debe llevarse a cabo cualquier intercambio inter-disciplinario y multi-disciplinario, punto de partida ya citado en la parte I de este artículo.
 
Retornando de nuevo a este aspecto seminal relativo al debate y la reflexión entre las ciencias sociales y las ciencias físicas (seminal por lo que tiene de potencial heurístico, para producir conocimiento vital que pueda brindar luces, en particular, sobre la forma en la cual la ecuación Ciencia, Civilización y Barbarie (C+C+B), pueda ser resuelta en favor de la civilización (la vida) y no en favor de la barbarie (la muerte).
 
Empero, no conviene olvidar que este diálogo entre ciencias de distinto orden y objetivo cognoscente, no es modo alguno un diálogo entre pares iguales. Casi todo mundo sabe que las ciencias sociales y las humanistas desde hace largo tiempo sufren un notorio retraso en comparación con sus “primas-hermanas”, las llamadas ciencias físicas o “puras”, y esto es algo que está ligado de manera bastante directa con el asunto de la especialización (o “departamentalización”, tal y como suelen llamarle algunos estudiosos.   
 
En este punto nos sobreviene la primera paradoja importante. Desde la Ilustración y el Renacentismo hasta la actual oleada de avances tecnológicos de inicios del siglo XXI, pasando por la revolución industrial del siglo XVIII y XIX, y la gigantesca revolución del mundo nuclear y electrónico del siglo XX, la vida de las ciencias en general, y de las disciplinas de las áreas físicas en particular, ha estado dominada por la hiper-especialización.
 
Sin embargo (y en esto consiste la primera paradoja), en el caso de las ciencias sociales y humanistas, pese a haber comenzado su “carrera” apertrechada de enfoques mucho más globales e integradores que sus “primas-hermanas”, en ellas la especialización ha devenido en una explosión de sistemas epistémicos fragmentarios, mientras que el campo de las más avanzadas disciplinas científicas “físicas”, dotadas per se (por su marco epistémico, por su instrumental teórico, su metodología y por su objeto de estudio), de una intrínseca naturaleza particularista, han devenido en sistemas cognitivos realmente integradores, y en muchos casos, de enfoques asombrosamente holísticos, representando auténticas revoluciones que hacen palidecer los criterios de Kuhn, respecto a las condiciones esenciales que se requieren para el nacimiento de nuevos paradigmas científicos (me refiero en particular, a lo escrito por él en su famosa obra “La estructura de las revoluciones científicas”).
 
Ello implica, entre muchas otras cosas, que la especialización ha resultado una trampa o arma de doble filo para las ciencias sociales. En el último medio siglo, ellas se han visto limitadas por sus fuertes tendencias empiristas y positivas, que han actuado como “camisas de fuerza”, y la han entretenido excesivamente en el estudio del fenómeno y el dato particular (expresado en una creciente y absurda tendencia por “tematizar” la realidad”), olvidándose de estudiar los más importantes fenómenos y tendencias macro o globales, y en especial, descuidando el estudio de las leyes que rigen los procesos de largo alcance (el “Longue Durèe” en tèrminos Braudelianos).
 
Günter Nitschke (Swami Anand Govind), filósofo, místico, arquitecto y profesor universitario de urbanismo y diseño arquitectónico, que ha enseñado en la Universidad de Princeton, el MIT y en la Universidad de Kyoto, en su soberbio ensayo “From transpersonal to transparent consciousness” (Editorial Taschen, Osaka, 1995), lleva a cabo una impecable ilustración de un auténtico diálogo inter y multi-disciplinario, al articular magistralmente los diversos modelos teóricos sobre la evolución del desarrollo histórico de la conciencia humana (desde el llamado “Modelo Vedántico” del “Tres + Uno” y el “Modelo Yogico” del oriente, pasando por los esquemas y modelos teóricos occidentales de Wilber, Charon y Bohm) (ver en particular los capítulos III y IV, desde pp. 17 a 82).
 
No puedo aquí entrar en detalle de los aspectos medulares de cada uno de estos modelos propuestos, empero, deseo resaltar la propuesta teórica presentada por D. Bohm, mediante su concepto de “holomovimiento” y su teoría del “orden implicado” (explicación de la tendencia del universo hacia la unidad).
 
Bohm, considerado en su tiempo como el alumno más aventajado de Einstein, desde el campo de la física teórica y junto a Karl Pribram, acuñó el término de “holomovimiento”, para referirse al “carácter perpetuo, fluido, dinámico y holístico del universo” (Nietschke; Op Cit, p. 85).
 
Pese a ello, desde el campo de las ciencias sociales se ha reaccionado con demasiada lentitud, ante estas audaces propuestas de cambios paradigmáticos, que perfectamente nos pueden ayudar no sólo a erradicar muchos “complejos” frente a nuestras “primas-hermanas” de las “Ciencias Puras”, sino por sobre todo, lo más importante, a forjar lo que Capra (otro científico de la física teórica y experimental), denomina “labor de construcción de marcos conceptuales ampliados y unificados” (“Conexiones ocultas”; F.Capra, 2002).
 
Estos asuntos no tienen nada de meras abstracciones teleológicas y metafísicas. Carencias de este tipo y magnitud dentro de las ciencias sociales tienen repercusiones directas en el pensamiento y en el accionar político del día a día.
 
A manera de ilustración véase lo que está sucediendo actualmente con el Foro Social Mundial (FSM), que dicho sea de paso, no por casualidad sus agudos problemas tienen relación con el hecho de que la mayor parte de sus dirigentes (e incluso sus fundadores), son gente que pertenece y/o se desenvuelve en el campo de las ciencias sociales.
 
¿Qué es lo que está pasando con el FSM y cómo se relaciona eso con los problemas y debilidades de las ciencias sociales?
 
Aunque en lo personal ya he tocado este asunto anteriormente (ver por ejemplo “¿Altermundismo o Anti-hegemonismo?”: S. Barrios/Alainet; 2008), o las recientes publicaciones de entrevistas hechas a Eric Toussaint, uno de los fundadores del FSM, en el artículo; “Más allá del FSM, la Quinta Internacional” (Argenpress; 9 y 10 Feb. 2010), así como el artículo de Carlos Taibo “El Foro Social Mundial en Crisis” (Revista Sin Permiso, 08 febrero, 2010), no hacen otra cosa que confirmar la sabiduría detrás de las palabras de  Zhuang Zi.  
 
Dicho de otra manera, una buena parte de los actuales y más importantes problemas de decadencia e inefectividad real que enfrenta hoy el FSM, tienen mucho que ver con la profunda dispersión que este vehículo político organizativo experimenta en todas sus dimensiones cardinales; dispersión ideológica, estratégica, programática, organizativa y dispersión movilizativa.
Es todo un “síndrome” que lamentablemente se repite al calco, en el nivel sub-regional y al interior de los movimientos sociales y políticos de las izquierdas nacionales de casi todo el continente latinoamericano.
 
Todo ello no hace sino resaltar la enorme importancia de re-evaluar los métodos y los marcos de interpretación analítica de las ciencias sociales, y seguramente, debatir ampliamente acerca de las nociones, condiciones y precondiciones indispensables para la realización de efectivos y fructíferos diálogos inter y multi-disciplinarios.
 
Sobre ello es que dispersaré algunas líneas e ideas sueltas en la parte III de este escrito.
 
Fin parte II
 
- Sergio Barrios Escalante es Científico Social e Investigador. Autor del Ensayo socio-antropológico: “Sexualidad y Misticismo: las técnicas eróticas de la iluminación”.
https://www.alainet.org/es/articulo/139449
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS