Rescatar bancos, airbuses militares y países del Sur no es lo mismo

14/11/2009
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Llegamos al final de la primera semana de Conferencia. Las posturas empiezan a clarificarse y sobre la mesa de negociación se encuentran tres propuestas sustancialmente diferenciadas de cómo debería cerrarse un posible acuerdo. Los principales Estados responsables de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero dominan la partida. Mientras, en las calles de Copenhague, miles de manifestantes claman por una justicia climática global.
 
No nieva en diciembre en Dinamarca, llegan icebergs de 140 km a Australia; bienvenidos a la “nueva normalidad” en el Planeta. Sin embargo, en los últimos dos días, ha cambiado completamente la atmósfera de Copenhague. Llegamos al final de la primera semana de cumbre climática con tres posturas muy decantadas. La primera, la de los estados del Norte, que ofrece un acuerdo de aplazamiento para más allá de 2020 de la reducción sustancial de emisiones invernadero y revisa al alza (la UE pondría ahora 11 millardos de dólares) su cheque climático al Sur. China y el resto de países emergentes proponen involucrar decisivamente a los EE.UU en un tratado vinculante y que el montante de las ayudas a la protección del Sur, sin cuantificar pero claramente superior, no pase por el Banco Mundial sino por las Naciones Unidas. Finalmente, 50 estados africanos proponen reducir drásticamente las emisiones mundiales en un 50% en 2017 hasta llegar al 65% en 2020 respecto a los niveles de 1990. Además, al considerar un soborno insultante por su nimiedad la suma propuesta de los estados más contaminantes, considerarían justo que el Sur más empobrecido recibiera el equivalente al 5% del Producto Interior Bruto de los estados más ricos para hacer frente al cambio climático y para incrementar su bienestar comunitario. Entre 2010 y 2012, eso significaría 40 veces más financiación que la última oferta del Norte.
 
A una semana del fin de la Cumbre, las posiciones tienden, pues, a clarificarse. Para que nos hagamos una idea de qué piden nuestros hermanos y hermanas más empobrecidos, nada como contextualizar sus demandas. En términos futbolísticos y tomando como referencia la cifra más conservadora conocida (5 billones de dólares), el dinero público regalado por la selección de Obama, Brown, Merkel, Sarkozy, Zapatero y Cía a los especuladores financieros “gana” por 300 a 1 a lo que estos líderes globales ofrecen a los estados que sufrirán a corto plazo y en peores condiciones los efectos del cambio climático. Por una infeliz casualidad, el viernes se supo que por primera vez voló un Airbus A400M de un programa que prevé la adquisición de 180 aviones de transporte militar, valorado en 20 millardos de euros, por parte de Alemania, Reino Unido, Francia, España, Luxemburgo, Bélgica y Turquía. También aquí el “esfuerzo” nórdico a favor ahora de un arma de guerra vence por 2 a 1 el conjunto de la ayuda climática al Sur más necesitado. Más allá de las palabras, los números son los números y expresan qué vale cada uno.
 
En medio de la guerra de posiciones absolutamente desnivelada a favor de quienes somos responsables del 75% de las emisiones acumuladas de gases invernadero desde mitad del siglo XVIII, la buena noticia es que este sábado se manifestaron durante horas por las calles de Copenhague entre 30.000 y 100.000 personas. Recordaban al mundo y, sobre todo a sus Grandes Líderes que “No hay un Plan B” y que “La Naturaleza no hace negocios”. Incluso proponían cosas tan sugerentes como “Hay que cambiar de políticos, no de clima”. A pesar de estar cercados por helicópteros y policía como si ellos fuesen los terroristas, en un ambiente de fiesta lleno de diversidad, han sembrado la semilla que puede decidir en los próximos tiempos, y para bien de la humanidad, la protección del clima: el “Yes, we can”, el poder de la gente ante la inconsciencia y la falta de acción de nuestros dirigentes
 
Copenhague, 13 de diciembre del 2009
https://www.alainet.org/es/articulo/138357
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