Hamburguesas de dinosaurio

28/09/2009
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Desde el papel ilustración de calidad, con la que se edita la revista de la Nacional Geographic, una paleontóloga me está mirando, Sue Hendrickson, posa en el final de una tarde en el desierto de Dakota del Sur, junto a su perro. Esta foto ilustra, junto a muchas otras, una nota que se publicó en la versión en español de la revista de Junio de 1999, año apocalíptico; si se acuerdan, nunca se vendieron tantos parches tecnológicos para los programas que iban a colapsar por el cambio de siglo, el fin del mundo se aproximaba.
 
 Compré la revista mucho tiempo, cuestiones de atraso en los números que llegaban al pueblo en donde vivo y una lectura ligada a lo ideológico hizo que dejara de comprarla. Hoy, suelo releer algunos artículos y justamente, después de más de 10 años, releí el que cito más arriba.  En el se hace referencia al descubrimiento de un esqueleto fosilizado de más de 645 millones años de un/a Tyrannosaurus rex , completo casi en un 90%. Este encuentro se produce en tierras de la Reservación India del río Cheyenne al norte de Dakota del Sur. El dueño de esas tierras era Maurice Willians, miembro de los sioux´s  del río Cheyenne.
 
 Esta paleontóloga, en ese momento era integrante del Instituto De Investigación Geológica Black Hills. El presidente de ese Instituto, Peter Larson (además, proveedor comercial de fósiles para coleccionistas y museos de todo el mundo) pagó a Willians cinco mil dólares para adquirir los derechos sobre los huesos de Sue (el/la Tyrannosaurus), en pocos días se retiraron muchos metros cúbicos de tierra. Cuando todo indicaba que la excavación llegaba a su fin de manera tranquila, llegaron abogados, que son parecidos a los depredadores, y confiscaron el fósil, ya que la tierra era una fideicomiso del gobierno federal norteamericano y se debía pedir autorización para hacer las excavaciones, cosa que no se había hecho.
 
 Un tiempo después, una corte dictaminó que los huesos fosilizados eran propiedad del ranchero y mágicamente apareció en escena la firma de subastas Sotheby´s quién se ofreció para realizar la venta.
 
 Todo el mundo quería comprar el esqueleto casi completo de Sue y finalmente salió en la subasta al bonito precio de 7,6millones de dólares (8,3 millones con la comisión de venta). Los huesos fueron a parar a manos del Museo Filed. Lo que me pareció digno de un cuento “macondiano” es que los que pusieron la plata fueron la Compañía Walt Disney y McDonal´s.
 
No podía dejar de pensar en las hamburguesas que se comía Pedro Picapiedra, junto a su familia.
 
 Los huesos se recuperaron a la vista de visitantes que acudían a ver la operación en dos lugares, uno acondicionado en el museo patrocinado por la empresa de hamburguesas y otra parte en Dinoland U.S.A. en Orlando, Florida.
 
 Quizás lo mío suene a purista, pero me asombra la capacidad del pueblo norteamericano para “farandulizar” casi todo lo que toca. Desde sus Rodeos, a sus carreras de autos con ruedas enormes pisando autos con ruedas chiquitas. Su Nascar, los estadios la NBA, la FLN, la NASA, el FBI, la CIA. Todo vende, todo se vende, todo se transforma.
 
Mientras el mundo sigue comprando espejitos de colores, el presidente Obama nombró al general Stanley McCrystal, al frente de las fuerzas armadas americanas, el mismo que dirigió las tropas de elite que han actuado en Iraq, practicando el terror en una escala pocas veces vista. Mientras se dedican a sembrar bases de militares por América Latina con el afán de protegernos de nosotros mismos, somos tan brutos que hasta se nos ocurre ser dueños de nuestros tesoros naturales como por ejemplo el agua.  Mientras Al Gore, obsequiado con un Noel de la Paz, dicta conferencias millonarias por el mundo, el mismo que contaminan las empresas que funcionan, en parte, por la negativa del gobierno de Clinton, y del que él fue vice, de firmar el protocolo de Kyoto. Mientras una cifra increíble se muere de hambre y gran parte de la superficie plantada en Norteamérica se destina a la producción de biocombustibles, que contaminan el aire del mismo plantea que Al Gore se empeña en “proteger”.
 
 Por eso digo que lo mío, quizás, es demasiado purista, pero no puedo dejar de pensar en Pedro Picapiedra, el/la Tyrannosaurus Sue el biocombustible y los miles de personas que se mueren de hambre por día en este planeta.
 
Sergio Peralta
Los Barreales
https://www.alainet.org/es/articulo/136687

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