EE.UU. tiene también un interés económico

10/08/2009
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Aunque el gobierno de Estados Unidos haya presentado el combate al narcotráfico y al terrorismo para justificar la concesión de 700 millones de dólares por año a Colombia, la mayor parte como asistencia militar, su principal objetivo, entre otros, es proteger los oleoductos, sobre todo el de Caño Limón, ya explotado cerca de 79 veces, a fin de asegurar los suministros futuros de petróleo e inspirar confianza a los inversores extranjeros.
 
La instalación y ampliación de las bases militares en Colombia fue planeada durante la administración de George W. Bush ante la perspectiva de cierre de la base militar instalada en Manta, Ecuador, prevista para este año debido a la denuncia del acuerdo por parte del presidente Rafael Correa. Por esa razón, el US Southern Command pasó a estudiar su transferencia hacia la base aérea de Palanquero, al norte de Bogotá.
 
Esa base puede albergar más de 2000 hombres, posee una serie de radares, además de casinos, restaurantes, supermercados, hospital y teatro. Y la pista del aeropuerto, la más larga del país, tiene 3500 metros de longitud, 600 metros más que la de Manta, y permite la partida simultánea de hasta tres aviones. Estados Unidos tendrá así un punto de apoyo, en el centro de Colombia, aún mejor que el de Manta, con la instalación de tres bases militares en las localidades de Malambo, en la costa del Caribe, Palanquero y Apiay, en la Amazonia, región fronteriza con Brasil.
 
Ya en 2004, con la Andean Counterdrug Initiative, George W. Bush había expandido el Plan Colombia como uno de los aspectos de la estrategia de Estados Unidos para asegurar su presencia militar en América del Sur y, en particular, en el Amazonas. Y el Congreso norteamericano aprobó duplicar a 800 el número de soldados en Colombia, y también el de contratistas, que aumentaron de 400 a 600.
 
Este personal norteamericano adiestra a cerca de 17.000 soldados, que ejecutaron el Plan Patriota, amplia ofensiva de contrainsurgencia en las selvas del sur colombiano. Con razón, el embajador brasileño Samuel Pinheiro Guimarães, en su obra Desafíos brasileños en la era de los gigantes, apuntó a "la creciente presencia de asesores militares norteamericanos y la venta de equipamientos sofisticados a las fuerzas armadas colombianas, supuestamente para apoyar los programas de erradicación de las drogas, pero que pueden ser, fácil y eventualmente, utilizados en el combate a las FARC y al ELN", como un componente relativamente nuevo en la cuestión de seguridad de la Amazonia colombiana.
 
Con la asistencia de Estados Unidos, el ejército de Colombia se convirtió en el mayor y el mejor equipado, relativamente, de América del Sur. En siete años, desde el lanzamiento del Plan Colombia, recibió 4350 millones de dólares para combatir las guerrillas, y los soldados y policías recibieron denuncias de haber cometido un creciente número de asesinatos y abusos de derechos humanos. Durante el período de cinco años, que terminó en junio de 2006, el número de ejecuciones extrajudiciales aumentó en más del 50% con relación al período anterior.
 
Este año, la ayuda militar concedida por Estados Unidos a Colombia desde 2004 alcanzará los 3300 millones de dólares. La aplicación de esos recursos, votados por el Congreso norteamericano, apuntó a proteger los intereses económicos de la Casa Blanca en la región, especialmente el oleoducto de Caño Limón, operado por la Occidental Petroleum y por la Royal Dutch/Shell, en Arauca, donde se concentra la mayor parte de los asesores militares estadounidenses y se cometerían las mayores violaciones de derechos humanos.
 
- Luiz Alberto Moniz Bandeira es doctor en Ciencia Política y profesor en la Universidad de Brasilia.
 
Publicado en la edición impresa de La Nación, el domingo 9 de agosto de 2009.
https://www.alainet.org/es/articulo/135662
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