Matar al monstruo
- Opinión
En el capítulo quinto de su premiada obra Las uvas de la ira, el escritor estadounidense John Steinbeck nos describe el momento en que, en medio de
“El banco, el monstruo, necesita obtener beneficios continuamente. No puede esperar, morirá. No, la renta debe pagarse. El monstruo muere cuando deja de crecer. No puede dejar de crecer”, escribe Steinbeck.
Pero, “¿qué pasa con nosotros? ¿Cómo vamos a comer?”, se preguntan los trabajadores acreedores del banco que se ven expropiados de su único medio de vida. Piden comprensión a los representantes del banco que vienen a ejecutar la orden de desahucio. Se equivocan, le responden los achichincles del capital: No son ellos los responsables, es el banco: “Un banco no es como un hombre, el propietario de cincuenta mil acres tampoco es como un hombre: es el monstruo...El banco es algo más que hombres...Es el monstruo. Los hombres lo crearon, pero no lo pueden controlar”.
En su desespero, uno de los trabajadores se propone a cargar el peine de su rifle para ir entonces contra el responsable de su desdicha: “¿A quién le podemos disparar? –pregunta- ¿A este paso me muero antes de poder matar al que me está matando a mí de hambre...Quizá no hay nadie a quien disparar. A lo mejor no se trata en absoluto de hombres...puede que la propiedad tenga la culpa”. Más allá de su rabia, se detiene sin embargo para pensar: “Todos tenemos que reflexionar. Tiene que haber un modo de poner fin a esto. No es como una tormenta o un terremoto. Esto es algo malo hecho por los hombres y te juro que eso es algo que podemos cambiar”.
Recordaba en estos días este genial texto de Steinbeck por la analogía que continuamente se hace en estos días entre
El presidente brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva entiende que, efectivamente, el papel de los gobiernos en la actual crisis económica no está en el actual auxilio financiero que se le está dando a los bancos, sino en la creación de empleos y la redistribución de la riqueza. “Crear empleos y multiplicar la riqueza es nuestra obligación. ¡Los países desarrollados no deben darle dinero a los bancos! Al contrario, deben darlo para la creación de empleos y para invertir en obras que impliquen más puestos de trabajo”, puntualizó.
Según los economistas Nouriel Roubini and Nassim Taleb, quienes lograron predecir la crisis presente, la única manera de detenerla es mediante la nacionalización de los bancos. A ellos se une el Premio Nobel de Economía, el estadounidense Joseph Stiglitz, quien expresó en una reciente entrevista periodística: “Lo cierto es que los bancos están en una muy mala condición. El gobierno de Estados Unidos le ha metido cientos de billones de dólares sin que haya producido el efecto deseado. Está claro que los bancos han fallado. Los ciudadanos norteamericanos se han convertido en propietarios mayoritarios en un gran número de bancos. Pero no tienen control. Cualquier sistema en que hay una separación entre la propiedad y el control es una receta para el desastre. La nacionalización es la única respuesta. Estos bancos están efectivamente quebrados”.(1)
Si hubo alguien que en
El mandatario socialista chileno anunciaba así el acceso de los recursos financieros a nuevos sectores productivos a través de una serie de medidas tales como una reducción significativa en la tasa de interés, incluyendo la fijación de tasas inferiores a la máxima para algunos sectores productivos. Con su anuncio el gobierno de Allende se proponía impulsar una fuerte redistribución del crédito hacia sectores productivos nacionales que habían sido hasta entonces víctimas de unas políticas bancarias discriminatorias.
Sentenció Allende: “Para que esta política pueda aplicarse en forma efectiva con toda su amplitud y de manera permanente es preciso que el sistema bancario sea de propiedad estatal. La banca siempre buscará la forma de evitar los controles mientras su administración directa no esté en manos del gobierno. Los hechos han demostrado que los controles indirectos que puedan ejercerse son ineficaces”.
A pesar de las furibundas críticas de la derecha, pocos meses más tarde el gobierno de
Con el sangriento golpe militar de septiembre de 1973, la dictadura militar le dio la bienvenida a la implantación por vez primera en el mundo del modelo neoliberal, el cual incluyó la vuelta a manos privadas de la banca. Fue así que se interrumpió el futuro, el mismo que hoy vuelve a asomarse ante la evidente futilidad de los tradicionales mecanismos de estabilización para evitar la catástrofe anunciada. Y es que la nueva depresión económica que nos azota es tan sólo el más contundente exponente del hecho de que las fuerzas productivas creadas bajo el capitalismo requieren rebasar ya los marcos organizativos y jurídicos que hoy le impiden contribuir al progresivo advenimiento de un nuevo orden civilizatorio centrado en el bien común.
Hay que matar al monstruo, no seguirlo alimentando.
(1) Deutsche Welle, Joseph Stiglitz: Nationalized Banks Are “Only Answer”, 6 de febrero de 2009.
- Carlos Rivera Lugo es Catedrático de Filosofía y Teoría del Derecho y del Estado en
www.claridadpuertorico.com
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