Análisis económico o retórica política

04/10/2008
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A propósito de la crisis financiera que soporta la economía de los Estados Unidos y de las inevitables repercusiones que ejerce sobre la economía mundial, en el Ecuador se escuchan una serie de voces, tanto desde las filas del gobierno como la oposición que, a pesar de revestirse de una aparente seriedad analítica, revelan  una debilidad teórica y práctica tal, que es evidente que no son más que parte de la retórica política útil para congraciarse servilmente con el Presidente Correa, o, con las fuerzas que  se oponen a la acción del gobierno del Presidente Correa.

 

Una primera aseveración desde las más altas esferas gubernamentales señala que la crisis financiera de los Estados Unidos no afectará al Ecuador, puesto que han adoptado todas las medidas para “blindar al país”. Afirmación que desestima un principio teórico  básico conocido por cualquier iniciado en economía: la existencia de variantes y variables, esto es de elementos que podemos controlar y otros que escapan al control nacional. En consecuencia, quienes sostienen la tesis del blindaje, parecen estimar que todos los fenómenos económicos son susceptibles de su control, lo cual linda con lo tragicómico. Tanto como las que señalan que la crisis de los Estados Unidos no nos afectará, desestimando olímpicamente todas las imbricaciones que son parte de la globalización, la cual, por cierto no es más que la etapa actual de concentración y centralización de capital a escala mundial, global.

 

La gravedad de esas aseveraciones radica en que desconocen que la crisis norteamericana, es ocasionada principalmente por una espiral especulativa[1] -posibilitada por la sobreacumulación de capital[2]-, como lo afirma Nomi Prins, jefe del grupo de analistas europeos de Bear Stearns, y quien también trabajó para Lehman Brothers, cuando señala que: “Se trata de tomar deuda en exceso, de abusar del apalancamiento y pedir dinero prestado para ir por más riesgo y volver a pedir más dinero, una y otra vez, de 25 a 30 veces el monto de capital propio. ... Tenían que necesariamente darle respaldo a los préstamos que estaban tomando ... No había transparencia para la Reserva Federal, para la Comisión de Valores, para el Departamento del Tesoro o para cualquiera que se hubiera tomado la molestia de analizar la catástrofe que se estaba gestando, de modo que cuando alguna de las piezas cayera, ya fueran las hipotecas de alto riesgo o los créditos con garantías combinadas, todo estaría bajo una montaña gigantesca de préstamos entrelazados de manera incestuosa, y eso es lo que está derrumbando a todo el sistema bancario”. Fenómeno fraudulento que rebasa a las entidades norteamericanas y no se limita al territorio de los Estados Unidos, por las características de la globalización y las nuevas potencialidades que han generado los nuevos medios de comunicación[3], como igualmente lo demuestra que el Banco de Japón inyectó, ante la convulsión provocada por la quiebra del  banco de inversión estadounidense Lehman Brothers, la suma de 19.230 millones de dólares en el mercado de dinero de Tokio, en un continuo esfuerzo por regular el mercado de recursos financieros a corto plazo entre los bancos y otras instituciones financieras. Los Gobiernos de Bélgica, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Luxemburgo y Holanda, por su parte y para evitar los problemas de solvencia originados por la crisis financiera, se vieron también obligados a prestar apoyo monetario a las entidades crediticias. Los Ejecutivos de Bélgica, Francia y Luxemburgo acordaron asignar 6.400 millones de euros al banco franco-belga Dexia, en el marco de ese esfuerzo.

 

Si ello es así, a cual sesudo funcionario se le puede ocurrir afirmar que ha blindado al país en contra de la crisis especulativa, puesto que ello significaría que ha adoptado, entre otras, todas las medidas para impedir que los recursos que mantiene el sistema financiero y los ecuatorianos en el exterior, sean incluidos en las actividades fraudulentas de las entidades financieras norteamericanas antes mencionadas.

 

En esta misma línea el Presidente del Directorio del Banco Central del Ecuador, ante el anuncio de que la economía ecuatoriana ha crecido en un 2.4 por ciento en el primer semestre del presente año, muy orondo afirma que, sobre esa base el PIB del 2008 se elevará al 6.2 por ciento[4]. Afirmación que no tiene sustento alguno, ni histórico ni real. Históricamente, por cuanto, todas las series indican que, salvo casos muy excepcionales, el crecimiento del segundo semestre no es mucho mayor que el del primer semestre. En términos reales por cuanto desestima la incidencia que la crisis de los Estados Unidos tendrá sobre las remesas y, en consecuencia, principalmente sobre el sector de la construcción. Decrecimiento que seguramente no será compensado con los créditos hipotecarios, dado lo inicial de este positivo emprendimiento. A lo dicho debe agregarse las aseveraciones del propio presidente Rafael Correa, quien afirmó en el programa radial del día de ayer sábado 4 de octubre, que la producción petrolera de las empresas transnacionales se ha reducido en porcentajes importantes, por lo que las conminó a elevar su producción por lo menos a los niveles del año anterior, lo cual tampoco es posible de lograrlo en lo que resta del año, por obvias limitaciones técnicas.

 

Desde la orilla de la oposición, las afirmaciones son del mismo orden que las emitidas por las autoridades de gobierno. Entre las perlas expuestas vale citar una que rebasa todo entendimiento teórico. Un analista económico afirma, según el diario El Comercio que la economía ecuatoriana no crecerá al ritmo planteado por el Presidente del Banco Central, por cuanto el crecimiento del 2.4 por ciento alcanzado en el primer semestre  “tiene como base el alto precio del petróleo”[5]. Afirmación que solo se explicaría si proviene de un error del diario o del desamor al gobierno de Correa. No de otra manera puede explicarse que un profesor de economía de la Universidad Católica cultive tal perla japonesa. Reivindique tal impostura intelectual, ya que todo iniciado en economía sabe bien que el crecimiento del PIB se establece en términos reales, esto es en la cantidad de bienes y servicios generados en un año, que no en valores corrientes, por lo que en el cálculo del ritmo de crecimiento no importa si los precios son mayores o menores.

 

A la breve reseña sobre las “críticas” de la oposición, podría agregarse aquellas  que sostienen que la “economía ecuatoriana es inviable” por el déficit fiscal que, según su criterio, contendría la proforma presupuestaria del 2009, puesto que ellas son el producto de reducir el análisis económico a las variables financieras, desestimando la visión holística que exige que el análisis económico contemple tanto las variables reales como las financieras y monetarias. Perspectiva que, igualmente permite reconocer cual es el instrumental teórico  que apuntala el análisis, como los modelos de desarrollo que se privilegia. Actuar parcelando el análisis, a más de incorrecto y anti ético es improductivo, a menos que  el objetivo a lograrse sólo sea la oposición a ultranza, el canibalismo político.

 

La breve síntesis anterior, no tiene, entonces, otro objetivo que advertir que los análisis sobre la economía ecuatoriana que nos inundan estos días, tanto de fuentes oficiales como de la oposición, se alejan de la objetividad que la ciencia y el interés nacional exige. Precisar e insistir en que actuar de la manera como se ha puntualizado, se aleja de la ciencia y más se aproxima al servilismo o la vendetta política que nada aportan, más allá de la satisfacción personal de quienes abdican ante el poder, o de quienes anteponen sus intereses políticos, sobre cualquier otra consideración.


[1] Nomi Prins, sostiene que la espiral especulativa fue viabilizada porque: “En 1999, el presidente Clinton y su Secretario del tesoro, Robert Rubin (ahora asesor en temas económicos de Obama), fueron los principales promotores de la derogación de la Ley Glass-Steagall, ley que fue aprobada en 1929 (sic)  tras el comienzo de la Gran Depresión para ponerle freno a la especulación que condujo a semejante calamidad. En el Congreso, la derogación fue impulsada por el ex senador republicano Phil Gramm, uno de los ex principales asesores de McCain”.  Posición que nos recuerda la inclusión de la transitoria 42 en la Constitución de 1998, por los objetivos liberatorios que contenía, lo que en los Estados Unidos se logró al eliminar la citada Ley aprobada el 16 de junio de 1933, puesto que la Ley Glass-Steagall incluía una serie de restricciones a las relaciones entre las actividades bancarias y bursátiles.

[2] "La sobreacumulación de capital provoca que una gran masa de éste no se invierta en la producción y se transforme en capital ficticio, usurario, de préstamo. Este capital es inyectado en forma de créditos que terminan provocando un endeudamiento generalizado, tanto en los países adelantados como en los atrasados (...)  Si esto se generaliza, el endeudamiento, que en sí mismo no es más que un epifenómeno de la crisis económica, puede convertirse en un factor adicional de crisis y en su expresión más espectacular". Véase las Tesis de la LIT-CI redactadas por Nahuel Moreno en 1984.

[3] "El proceso de internacionalización de la economía (…) sumado a la rapidez de las comunicaciones, permite un ritmo vertiginoso de obtención de plusvalía, reparto de la ganancia y acumulación y sobreacumulación de capital”. Vease LIT-CI Op. Cit.

[4] Véase: “”La economía creció 2.4% en el semestre”, Diario El Comercio, edición del 4 de octubre del 2008, página 7.

[5] Diario El Comercio, Op. Cit.

https://www.alainet.org/es/articulo/130144?language=es

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