Colombia, comunicación en resistencia

Tejer la libertad de la palabra para caminar la verdad y la vida

14/06/2007
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  • Opinión
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Hace un año y algo más los indígenas del Cauca fuimos presentados como los más avaros de Colombia.  "Ya tienen tierra y quieren más.  Que dejen para los negros y campesinos.  Tienen el 30% del territorio nacional", dijo el gobierno nacional aquella vez.  Las declaraciones fueron dadas a través de los grandes medios de comunicación del país.  Nunca hubo una entrevista, ni un reportaje, ni una nota que explicara al país las razones por las que los indígenas en el Cauca estaban movilizados y que generaron las declaraciones del gobierno.

En efecto, 17 fincas habían sido ocupadas en todo el Cauca, reclamando la libertad de la Madre Tierra[1], la reforma agraria directa.  Los reclamos no provenían solo de la necesidad angustiosa de tierras sino de acuerdos u obligaciones del Estado por disposiciones internacionales pero recurrentemente incumplidas.  La estrategia del gobierno se centró en vincular las movilizaciones con "grupos terroristas" y en desvirtuar la necesidad de tierra con datos reales pero manipulados.  Pues el 27% del territorio nacional es tierra de resguardos indígenas (para el 2% de la población), no aptas para la agricultura, pero en donde están ubicados los páramos, los desiertos, las selvas y los sistemas fluviales y en los que deben vivir grupos que aún son nómadas como es el caso de los Nukak, que necesitan de territorios inmensos para sobrevivir en sus condiciones culturales.  Cada Nukak que sobrevive equivale a miles de hectáreas de selva Amazónica protegida para la humanidad y la vida.  Hoy, las tierras de las que son despojados millones por las máquinas de muerte de paramilitares y ejércitos, se convierten por ley en baldíos que se entregan a multinacionales o en grandes haciendas malhabidas cuyos títulos se legalizan.  Pero esto lo esconde y encubre la palabra oficial, porque no se escucha la voz de las víctimas.

Este es solo un ejemplo de lo que pasa en Colombia, donde los medios están concentrados en agentes y engranajes del capitalismo global que, aunque ondean la bandera de la libertad de expresión, están al servicio de los emporios económicos y los escuadrones de la muerte de los que es aliado el actual gobierno.  Pues hay que decir que en el actual gobierno hay dos miembros de la familia que es dueña de un conglomerado que controla el diario El Tiempo, orientador de noticias en Colombia y varios medios de comunicación: los Santos, uno Vicepresidente, otro Ministro de Defensa.  El Ministro de Agricultura es un hijo de hacendado, gran terrateniente de la zona bananera y a quien no le conviene la reforma agraria y por consecuencia autor de la frase con que abrimos este relato.  Y ni hablar de otros miembros del alto gobierno, de los mas altos estamentos del Estado y de la Fuerza Pública o de la coalición de gobierno en el congreso: nos haría falta un libro que ahora mismo escribe con tinta de sangre la Corte Suprema de Justicia en las investigaciones sobre parapolítica y la ley de justicia y paz.

Por eso no es de extrañar, que el gobierno utilice la propaganda como el pilar en que sostiene su proyecto sin ahorrar esfuerzos para manipular estadísticas que desdice la realidad, en las que la economía va bien y la pobreza decrece; o para mostrar resultados espectaculares pero falsos en la "guerra contra el terrorismo" (falsos positivos); o para esconder los escándalos que salpican a la familia presidencial, al legislativo y al alto gobierno con el paramilitarismo o que implican a altos funcionarios con más de 8000 horas de espionaje telefónico ilegal, o para mentir aseverando que un TLC que entrega el país y sus recursos al capital global es bueno para la gente.  Todo esto se maneja desde los medios y en su conjunto, régimen y medios, están al servicio del sometimiento al gran capital y a la guerra contra el pueblo.

Mientras esto pasa en Colombia, en todo el continente, ligados a los procesos de democratización y soberanía, se van transformando en puntales del cambio social puestos al servicio de la libertad de expresión, entendida como la apertura irrestricta a la verdad del pueblo y sus procesos para que sean escuchados y reconocidos.

El Tejido de Comunicación de la ACIN

En medio de esta realidad abrumadora de Colombia se desarrollan experiencias que convierten la comunicación en un instrumento para la expresión de la verdad y la defensa de la vida.  Es el caso del Tejido de Comunicación y relaciones externas de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN).

Esta experiencia, desarrollada en el pueblo nasa, al sur occidente de Colombia, no centra su atención en los medios tecnológicos, que no desconoce y que por el contrario acoge, sino en la fuerza y la riqueza de los saberes culturales, de los sentidos comunitarios, los rituales y los diversos eventos en los que se expresa la alegría de vivir y desde donde nace la resistencia para seguir viviendo.

En ese sentido, el Tejido de Comunicación no es una oficina de prensa sino el tejido de relaciones, capacidades, sentidos, saberes y símbolos puestos al servicio de lo que nosotros llamamos "plan de vida nasa" para fortalecerlo, visibilizarlo y protegerlo.  Por eso mismo, el Tejido no es una iniciativa desarticulada sino una estrategia consciente de resistencia ante el avance arrollador del proyecto globalizante.

Ese plan de vida busca participar en la construcción de una nueva comunidad, una nueva Colombia, un nuevo mundo, posibles y necesarios.  Por eso, en coherencia con sus mandatos y principios vitales, se ha manifestado y movilizado para reclamar los derechos y defender la vida con acciones que expresan en sí mismas lo que es un tejido de comunicación.

Una de esas acciones es la Marcha Indígena y Popular de septiembre de 2004 en la que participaron 60 mil personas.  Esta marcha, más que un evento, fue una acción comunicativa que presentó de manera creativa y contundente la visión y propuesta del movimiento indígena y popular para un nuevo país y un nuevo mundo, con la convicción de que “nos necesitamos mutuamente para defender la vida”[2].  En su realización intervinieron equipos logístico, de educación, político y de comunicación que recogiendo la palabra, visual, sonora y escrita de la Marcha, la llevaron a las comunidades, al país y al mundo.  El mensaje fue claro y contundente: toda Colombia se alimentó de esperanza y el gobierno tuvo su golpe más duro en el primer cuatreño.

Otra acción fue la Consulta Indígena y Popular frente al TLC entre Colombia y Estados Unidos, realizada en marzo de 2005 en seis municipios del oriente caucano.  El pueblo asumía, por primera vez, el derecho a ejercer su soberanía y realizar un referendo a pesar de la oposición del gobierno.  Un referendo con una masiva participación en el que el 98% de los votantes dijeron un enfático ¡NO! al TLC.  Todo el trabajo fue una estrategia de comunicación,  desde la capacitación política a las comunidades de los seis municipios, el entrenamiento de los equipos, el diseño de la campaña, los afiches, las planillas, los tarjetones, etc.  Para la consulta, se establecieron equipos nacionales de comunicación alternativa, que asumieron, de manera autónoma y coordinada, la promoción y cobertura de esta iniciativa.  No solo se demostró la posibilidad y la fuerza de una acción conjunta de medios diversos, sino que esta articulación obligó a los medios comerciales a respetar la consulta y a darle la palabra a quienes la hicieron.  Una semana antes de la Consulta, la ciudad de Bogotá amaneció adornada con afiches amarillos con motivos pictográficos indígenas en los que se leían los nombres de los municipios, la fecha de la consulta y una frase: “No al TLC, porque las culturas no se venden”.  El afiche nació, al igual que muchas otras iniciativas, de la Minga comunicativa.  Fruto de esto muchas comunidades en el país se inspiraron realizando consultas similares, que unidas a otras acciones, hicieron tambalear por dos años la firma del tratado y han provocado dificultades para su aprobación en los Congresos de Colombia y EEUU.

El Tejido de Comunicación incorpora los "nudos", los "hilos" y los "huecos" como representación simbólica de los tejidos que hacen nuestras artesanas, en la que los nudos (nodos) son las personas y organizaciones que en la comunidad y en el mundo tejemos comunicaciones; los hilos, los medios tecnológicos como radio, video, impresos e Internet que nos permiten llegar a todos los nudos y las comunidades locales y mundiales; y los huecos los espacios de reflexión y encuentro para pensar y activar la estrategia de comunicación.  Comunicación para el Tejido es informarse priorizando, para reflexionar, decidir y actuar.  La conciencia de los pueblos hace sabia su palabra y la palabra sabia se camina en la dirección correcta para el cambio.  Por eso a las formas tradicionales de comunicación en asambleas, mingas, encuentros, se articulan las radios comunitarias, los documentales y videos, y el “nasa net”.  No somos un Tejido de Comunicación comunitario porque estamos en las comunidades, sino porque somos parte de los procesos; hacemos parte del Plan de Vida.

Esta experiencia, que no está terminada y que, por el contrario, está en sus inicios con muchas necesidades y carencias, nos indica quizá un camino y nos convoca a construir otra comunicación que sea instrumento para proclamar la verdad y defender la vida en extinción.

En la historia que empezó este relato, la de manipulación de cifras del gobierno en el tema tierras, el asunto no quedó allí.  Nuestras emisoras mostraron la otra cara, en una misma cabina de radio un nasa, un campesino y un afrocolombiano hablaron de la necesidad de la tierra y la unidad para la lucha; la página Web www.nasaacin.net montó y circuló los comunicados de las autoridades y hasta rincones insospechados llegó nuestra palabra, la verdad de los hechos, la palabra que es vida porque la defiende.  Hoy nos coordinamos a diario con muchas palabras y pueblos en toda Colombia y el continente.  Hay una minga en movimiento comunicando por la verdad y la vida.

Pero no fue solo aquí y con este ejemplo.  Hemos aprendido a utilizar la comunicación ancestral y los medios apropiados para estar en el mundo con otros pueblos y entender en el diálogo.  ¿Qué decir de Oaxaca? Nuestras comunidades escucharon la voz de los manifestantes mientras CNN hablaba del daño a "unos pobres niños sin clase y sus papás desesperados".  El triunfo de Evo Morales, con quien nuestros líderes habían marchado en el Chapare hace años, inspiró a muchas personas en nuestras veredas para salir a votar en 2006.  La revolución venezolana y la defensa por su pueblo es conocida y admirada aquí, y en todo el mundo y las luchas de los ecuatorianos, mapuches, zapatistas, Sin Tierra, inmigrantes… están presentes en nuestra agenda y nuestro corazón, sin la mediación de CNN o de Reuters.  Sabemos descubrir las mentiras y encontrar las verdades sin perder el sentido crítico y la capacidad de cuestionar.

Esto nos ha dejado el gusto de la fuerza incalculable que tenemos y lo que podemos seguir construyendo.  Si bien es cierto que hoy más que nunca la vida está amenazada también es verdad que nunca América tuvo la conciencia que tiene hoy, incluida la conciencia de lo que nos falta.  Pero también es necesario sumar las conciencias y las capacidades, los tejidos, las experiencias y los procesos.  Quien nos amenaza tiene estrategia y objetivos claros y comunes.  Tejer la comunicación es para que los pueblos tengamos nuestros objetivos, propuestas y caminos.


El proyecto que llamamos capitalismo tambalea, aunque apenas estamos empezando a caminar en armonía y los movimientos que le han asestado los golpes en sus bases aún no encuentran su punto de unidad.  Muchos creen que un grupo de movimientos soñadores no serán capaces de derrotar este sistema.  Pero aquí mismo y en Oaxaca, en Quito, en Caracas, en La Paz, hemos visto como puede ser derrotado.  Lo ha logrado gente conciente que se moviliza con una comunicación que promueve, acompaña y multiplica esta conciencia colectiva y la moviliza.

Tenemos en el aprender-haciendo algo de experiencia acumulada y herramientas que ya utilizamos creativamente para construir otra comunicación para otra América con sus pueblos.  En esa tarea estamos comprometidos y dispuestos a seguir tejiendo.

El desafío que nos convoca

Caldono, Cauca.  Consulta popular frente al TLC
Periodista de una cadena comercial a una mujer indígena mayor:  - Señora, ¿a usted quien le dijo que votara contra el TLC?
La señora: - Mi consciencia, ¡pero usted no entiende eso!

El 75% de la gente apoya al régimen que nos somete.  Colombia es el tercer país del mundo más peligroso para el ejercicio del periodismo.  Los géneros que le dan la palabra a la gente se acabaron.  Los periodistas que asumen su compromiso con los pueblos están muertos, amenazados, exilados o no encuentran recursos.  La mayoría de la gente no accede a los medios populares y alternativos y es manipulada por la propaganda avasalladora del régimen que combina la propaganda con el terror y los estamentos del Estado para someternos.  Un régimen que es,  ante todo,  un aparato de propaganda con respaldos multinacionales, como el del reconocido  Juan Rendón[3],  quien fuera instrumental para convencer al mundo de las mentiras que justificaron la invasión de Irak y que,  desde hace años,  trabaja con el gobierno colombiano.  Desde Colombia, se desarrolla un experimento integral de sometimiento que requiere de la propaganda para que la guerra y los poderes económicos puedan imponerse.

Por eso hemos aprendido que comunicar para la verdad y la vida no es hacer muchas cosas y estar muy ocupados.  No es hacer lo posible sino lo necesario para resistir con eficacia y generar alternativas.  La comunicación alternativa y popular se mide en sus impactos y logros, más que en los esfuerzos.  Hemos entendido que la movilización es un mensaje en marcha y también que el mensaje debe marchar y movilizarse.  La acción de los pueblos en resistencia nos da la palabra.  Pero la palabra debe estar al servicio de los pueblos que se movilizan.  Sabemos que la mejor comunicación es la conciencia de cada pueblo, de cada persona y la función de comunicar es formar consciencias.  Entendemos como un desafío impostergable ordenar lo que hay que saber y hacérselo llegar a la gente en las comunidades para poder entender y cambiar el mundo.  Arraigados en nuestros territorios y culturas, tenemos que entender el mundo.  Uno no cambia lo que no entiende.  La propaganda es para confundir y entretener, la comunicación es para que nos de la rabia y las ganas que hacen falta para decir basta y sembrar vida.  El calentamiento global, la guerra de Irak, los procesos populares, son temas de nuestras veredas y comunidades.  Nos hace falta llegar con humildad y firmeza a muchos lugares, convocando y sumándonos a la resistencia.  Pero también necesitamos que lleguen a nuestros hogares las historias que nos permitan entender.  Somos en el Tejido del mundo y la Madre Tierra, se debe hacer una con sus pueblos diversos e inseparables.  Somos en el mundo con otros pueblos que son cada vez más lugares en el territorio de la verdad de nuestros imaginarios.  Estamos recuperando el territorio de nuestros imaginarios.  Rescatándolos de los monopolios que sostienen atontados con el monocultivo de sus mentiras y avaricia.  Nuestra lucha no es por nosotros sino desde acá y con todas y todos.  El Tejido no es de nadie, porque es por si mismo en su belleza y colorido.  Los viernes, cada vez que podemos, escuchamos un reporte desde Nueva York con WBAI Pacífica Radio y damos un informe desde el Cauca.  Por eso sabemos de Cindy Sheehan y supimos del Katrina.  Salimos a Venezuela, al MST en Brasil, a México y a otros lugares.  Vienen a visitarnos de Colombia y el mundo y compartimos el dolor y la mirada.  Nos sentamos en nuestras salas de reacción-redacción a escuchar, a entender porque sabemos que el día en que todas y todos entendamos lo que hay que entender para defender la vida, ese día marcharemos sin que nadie nos detenga porque las conciencias derrotan la propaganda y para eso estamos tejiendo.

El Gobierno nos cierra las puertas, las envidias y los afanes de protagonismo confunden, la desinformación engaña y la guerra asesina o expulsa compañeras y compañeros.  Por eso entendemos que acá nadie gana sino cuando ganemos todos los pueblos y para eso estamos tejiendo.  La legislación nos cierra emisoras que volvemos a abrir por orden de nuestras autoridades.  No tenemos dinero para trabajar ni nos vendemos, pero seguimos al aire.  No tenemos con qué hacer documentales[4] pero ya hemos hecho dos que le dan la vuelta al mundo.  Todo porque no estamos solos.  El desafío que enfrentamos es lograr establecer mingas de comunicación y movilización y que sea el fruto compartido de nuestro esfuerzo de resistencia por la verdad y la vida, nuestra única y mayor remuneración.  ¡Derrotar la propaganda es libertad!

Tejido de Comunicación y relaciones externas para la verdad y la vida

(*) Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN)

 www.nasaacin.net

https://www.alainet.org/es/articulo/126444?language=en
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