Banco Mundial: acreedor de la muerte o deudor de la vida

04/03/2008
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Un análisis de las prácticas del Banco Mundial (BM) desde 1944 hasta la actualidad, en el que el rigor y el aporte de datos sitúa al ente financiero mundial en su contexto político y geoestratégico; un documento revelador sobre los verdaderos designios que ha cumplido esa institución, con su doble discurso y falsa imagen de preocupación por resolver los problemas de la miseria, el medioambiente, la salud o educación de los países sometidos a sus dictados.

Es esa la esencia del volumen, editado por El Viejo Topo de Barcelona en el año 2006, que comprende en sus páginas un estudio abarcador de cómo el BM contribuye más bien a fortalecer el dominio de los países desarrollados sobre los que están en vías de desarrollo y a garantizar el mantenimiento del liderazgo de Estados Unidos a escala mundial.

A juicio de Eric Toussaint, presidente del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo, romper ese círculo de intereses financieros y económicos es difícil porque "muchas trasnacionales y países se están lucrando".

"Durante cerca de 20 años, las instituciones financieras internacionales y los gobiernos de los países acreedores han jugado a un juego ambiguo y destructivo consistente en telecomandar las economías del Tercer Mundo y a imponer a unos países impotentes, políticas económicas impopulares, pretendiendo que la píldora amarga del ajuste macroeconómico les permitiría encontrar el camino de la prosperidad y el desendeudamiento."

El Banco Mundial junto al Fondo Monetario Internacional (FMI), están considerados, por tanto, como las dos herramientas más importantes del neocolonialismo y el mejor ejemplo de ello es que el modelo neoliberal, después de haber sido impuesto con ayuda de las dictaduras, se ha mantenido gracias al yugo de la deuda y del ajuste estructural permanente. Después de dos décadas, en numerosas naciones la situación es peor que cuando comenzaron a aplicar los programas de ajuste estructural del FMI y el BM, programas de austeridad rigurosa que han tenido un costo social y ecológico considerable, incluso en la reducción del índice de desarrollo humano, al entregar el país a la voluntad del capital internacional, que puede entrar y salir cuando quiere, incluso organizar ataques especulativos, auxiliando la política de inversión de las grandes trasnacionales.

La conclusión del autor es que la agenda del BM ha consistido en ayudar a imponer el liderazgo de Estados Unidos en el mundo, por lo cual, además de no fomentar el

desarrollo, frecuentemente viola los derechos humanos. Significa que contrario a sus obligaciones, ha ocasionado daños irreparables a muchos pueblos, por lo cual podría ser demandado y ser llevado a los tribunales.

Si de alternativas y respuestas se trata, el experto indica que la solución llegará por un organismo similar a un fondo mundial de desarrollo social en el marco de la ONU, que permitiría estar vinculado a bancos regionales de desarrollo del Sur, directamente dirigidos por sus gobiernos, tal como reclama el Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo.

La agenda oculta

Según apunta Toussaint en su libro, el BM además de no fomentar el desarrollo de los países más pobres y necesitados, se ha dedicado a apuntalar gobiernos fundados de golpes de estado militares y frecuentemente viola los derechos humanos como lo hizo en el pasado al conceder préstamos a potencias coloniales o al apoyar al Apartheid en Sudáfrica, o más recientemente la intervención en Iraq.

A comienzo de los sesenta del pasado siglo, esa institución financiera obligó a los países africanos que habían alcanzado la independencia a asumir la deuda contraída por Gran Bretaña, Francia y Bélgica para explotar los recursos naturales de los Estados colonizados, lo cual constituye un desembolso vergonzoso que no debió ser pagado.

Se evidencia en el texto que es una gran mentira mediática y propagandística hacer creer que el propósito esencial del Banco Mundial es el desarrollo y la lucha contra la pobreza y que su toma de decisiones es sobre consideraciones estrictamente económicas y no políticas.

Ahí está el banco del ALBA, capaz de financiar proyectos comunes en infraestructuras, en la industrialización, en la transformación de las exportaciones, atento al desarrollo del mercado interno.

Un Banco así sería un instrumento muy importante para el proyecto de desarrollo del socialismo del siglo XXI

Nota:

-Eric Toussaint es Doctor en Ciencias Políticas y presidente del CADMT-Bélgica (Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo). Es autor de La Bolsa o la vida: las finanzas contra los pueblos (2002); y coautor con Damien Millet de 50 preguntas/50 respuestas sobre la deuda, el FMI y el Banco Mundial (2004) y Los tsunamis de la deuda (2005).

X Encuentro Internacional de Economistas Sobre Globalización y Problemas del Desarrollo. La Habana del 3 al 7 de marzo de 2008
http://www.eleconomista.cubaweb.cu/globalizacion/2008/dia2_8/banco-mundi...
https://www.alainet.org/es/articulo/126078
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