Managua

Este domingo 30 de septiembre, el colectivo de mujeres nicaragüenses “Católicas por el derecho a decidir” decidió hacerse presente en la misa matutina de la catedral de Managua. Sus objetivos eran claros y sencillos, por un lado manifestar públicamente la posición de tantas mujeres católicas que no están de acuerdo con la jerarquía de su iglesia católica cuando ésta se opone a la legalización del aborto terapéutico en Nicaragua, incluso en los casos en que peligra la vida de la madre. Por otro lado, poner en evidencia a esa misma jerarquía que constantemente interfiere en las políticas públicas del estado nicaragüense declarado constitucionalmente como laico.

En otras palabras, ejercer su derecho a disentir a lo interno de su propia religión, y reclamar el apoyo de sus pastores ante la indefensión en que se encuentran como mujeres. Mas aún si el tema en cuestión no es dogma de fe a lo interno de la iglesia católica, y si además el punto de vista de este grupo es compartido por multitud de teólogos, sacerdotes y hasta obispos dentro de la misma iglesia.

El modo de hacer patentes sus posiciones ante una jerarquía ciega y sorda a un clamor que viene de muy atrás, fue a través de una presencia testimonial, publica y no violenta. Por un lado, un grupo de mujeres permanecería a unos 50 metros frente a la entrada principal de catedral con mantas alusivas a sus objetivos. Otro grupo asistiría a la misa catedral como el resto de feligreses, vistiendo muchas de ellas camisetas con lemas a favor del aborto terapéutico o cintillos con las mismas consignas.

En eso iba a consistir su actividad. Es importante hacer notar que en la misma catedral varias personas asistentes portaban por su parte camisetas contrarias al aborto, todo ello dentro del marco de una pacifica y comprensible divergencia de opiniones entre miembros de una misma religión. Añadir que entre el grupo de mujeres también participaban varios hombres que solidariamente nos unimos a una causa que sentimos como propia. Recalcar además que todas las mujeres estaban identificadas abiertamente con el logo y escrito de “Católicas por el derecho a decidir” y la actividad había sido anunciada públicamente en algunas actividades de los días anteriores.

El caso es que mientras un grupo de mujeres se acomodaba en las bancas de catedral para asistir a la misa, a otro grupo la policía nacional les impedía el paso (obviamente avisada por las autoridades religiosas) a la altura del parqueo de la propia catedral sin darles ninguna razón salvo el que “cumplían ordenes”. Este grupo retenido decidió simplemente entonar cantos religiosos, oraciones y peticiones en torno a la problemática del aborto terapéutico llamando a la jerarquía católica a cumplir con su papel de pastores y apoyar la vida de las mujeres cuando ésta está siendo violentada por la legislación nicaragüense. Al respecto recordar que hace apenas dos semanas, casi la mayoría de los diputados de la Asamblea Nacional habían ratificado la penalización del aborto terapéutico en el nuevo código penal que se estaba discutiendo. Es importante añadir que todos los diputados del Frente Sandinista de Liberación Nacional presentes en la Asamblea votaron ese día, descaradamente, por la penalización del aborto terapéutico, es decir en contra de la vida de las mujeres, sobre todo de las mas pobres que no pueden pagarse un viaje a otro país si se vieran en la necesidad médica.

La jerarquía católica de Nicaragua había, por supuesto, ejercido toda su presión e influencia ante los diputados para que el aborto terapéutico fuera penalizado, como así ocurrió. Al respecto aclarar que la legislación nicaragüense reconocía el derecho al aborto terapéutico desde hace mas de 100 años, y fue el año pasado, en el contexto electoral que los diputados de entonces, con total mayoría, penalizaron el aborto terapéutico. Hace dos semanas, se discutió nuevamente el tema debido a que un nuevo código penal estaba siendo redactado en el país, y fue cuando otra vez, la Asamblea nacional volvió a ratificarse al dejarlo definitivamente penalizado en este nuevo código.

Por su lado, en las afueras de la catedral, otro grupo de mujeres desplegaron las mantas y allá permanecieron pacíficamente, como testimonio vivo y silencioso del crimen que en Nicaragua se esta cometiendo contra ellas.

Un último grupo participaba de la misa dentro de catedral, y fue cuando llegó la hora de la comunión, y cuando algunas de las mujeres que estaban en la fila para recibir la Eucaristía, que el sacerdote interrumpió la comunión y anunció que los feligreses podrían acercarse después a comulgar pero que ya no seguía dando la comunión. Inmediatamente terminó el rito de la misa y comenzó a increpar por el micrófono a las mujeres “católicas por el derecho a decidir” acusándolas de irrespetar la casa de Dios y comenzando a llamarlas repetidas veces y en voz bien alta “enemigas de Dios”… Los varios minutos que duró el “discurso” del sacerdote fue encendiendo los ánimos de los feligreses que comenzaron a agredir físicamente a cinco mujeres y uno de los hombres que las acompañaban y que estaban delante de la fila que había quedado formada para la comunión hasta que, defendiéndose como buenamente pudieron, lograron salir del centro de una multitud de feligreses cada vez mas exaltada que los insultaba y golpeada repetidas veces con puñetazos, patadas, etc…

Cuando por fin lograron salir de la catedral se unieron al grupo que permanecía fuera y que no se habían dado cuenta de lo que ocurrió dentro hasta ese momento. Entonces, ya todas y todos juntos continuamos cantando pacíficamente cantos religiosos mientras varias de las personas que seguían saliendo de la catedral se acercaban a insultar al grupo con gritos de “lesbianas” o “sal de esos cuerpos satanás”… o las mas variopintas expresiones típicas de algún oscuro periodo de la edad media de la humanidad…

Minutos después todas y todos abandonamos los predios de la catedral, consternadas, tristes, indignadas… pero claras y claros de la justeza de una causa que sigue y seguirá mientras las vidas de las mujeres sigan siendo erradicadas por leyes injustas e hipócritas propias de este sistema patriarcal y machista en el que vivimos. Y mientras existan religiones que, como ayer la católica, pusieron de manifiesto un fundamentalismo propio de aquellos tiempos oscuros y medievales en que conquistadores y falsos misioneros imponían la Cruz con la Espada y la Sangre…