“A reconciliarse con la tierra”

15/06/2007
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El mundo globalizado, de hoy, se ha vuelto vulnerable. Ningún país por poderoso que sea está seguro de manera absoluta. Por primera vez en la historia de la humanidad, ésta se encuentra en alto riesgo a causa del calentamiento global.

Un temor generalizado se ha venido apoderando de la gente, mayormente de las sociedades más opulentas e industrializadas que intuyen acontecimientos catastróficos, e inesperados producidos por un manifiesto desequilibrio de la naturaleza, a instancias del mismo hombre, que en su afán lucrativo, materialista y de dominación, viene convirtiendo el planeta en un basurero, lleno de desechos tóxicos, donde de seguir este espiral, a mediano plazo estará llegando a su fin. El ex vicepresidente y ex candidato demócrata Al Gore, uno de los hombres mas lúcidos en esta materia, impulsador del acuerdo de Kyoto y candidato a premio Nobel de la paz 2007, en su documental “Verdad Incómoda” ha lanzado un SOS sobre el peligro inminente en que se encuentra el planeta debido al calentamiento global causado por un gran desequilibrio planetario y cósmico. Ver, S. Lucas 21:26.

Los seres humanos creados como parte integral de la naturaleza, se abrogaron un derecho superior para resquebrajar la creación y violentar sus leyes, tal vez, con la ilusión de que todo lo podían destruir impunemente sin que nadie los juzgara. Pues no. La naturaleza misma, y dada la gravedad del daño infligido, ha comenzado a contestar a sus roedores y depredadores, con un: No más. El Katrina, los recientes tsunamis y otros graves acontecimientos son evidencia de la catástrofe universal que ya comenzó.

¡Qué paradoja! Hoy la riqueza, el desarrollo industrial y tecnológico se está dando a costa de la naturaleza y la vida misma. Los hombres “profesando ser sabios se hicieron necios”. Tan necios que, según Gore,” todos los días se colocan 70 millones de toneladas de contaminantes que causan calentamiento global en la atmósfera terrestre” “Tenemos, -agrega- entre manos una emergencia planetaria”.

El registro bíblico sobre el deterioro del planeta es abundante. Desafortunadamente, para muchos religiosos, el tema les resulta tabú e irrelevante, dado que su preocupación y prioridad son las de salvar almas para el cielo del mas allá, aunque se pierdan en el infierno del mas acá. Desde hace miles de años, la madre tierra ” gime con dolores de parto” esperando que los “hijos de Dios se manifiesten” y digan esta mente, boca, ser y recursos son nuestros como parte del proyecto generacional de vida al servicio de la humanidad y la misión co- creadora con Dios a partir de nuevos imaginarios y paradigmas que transformen y ayuden a construir ese mundo mejor que anhelan y sueñan.

La Biblia dice que la tierra está enferma, cautiva y enajenada. Sin embargo Dios en su misericordia busca sanarla. Dios ama la creación en su totalidad. Según el Salmo 139 la presencia de Dios llena la tierra, el cosmos y los lugares celestiales. Por esto y por la vida que alberga, la naturaleza merece respeto. Digamos que la tierra necesita su sábado de descanso en honor y adoración al Señor. Pero tenemos pocas noticias de cristianos, pastores e iglesias, que estén interesados en la salud de la tierra. Se precisa, entonces, de una conciencia ética colectiva y movilización diaconal planetarios que prioricen la sanidad de la tierra si queremos sobrevivir como especie en el planeta. II de Crónicas 7:14.

La agresividad humana contra el planeta data de tiempos inmemoriales. Sin embargo, es reciente el conocimiento científico sobre las desbastadoras consecuencias del deshielo polar. Toda especie de vida, sobre la tierra, está en peligro si se persiste en la irresponsabilidad irracional de la destrucción del planeta. La crónica de Génesis sobre la primera pareja en el paraíso, expulsada a causa de intentar construir un mundo sin Dios, prosigue con la muerte de Abel a manos de Caín, su hermano, la maldición a la tierra, el dolor, la fatiga y el sufrimiento; es decir, que se pierde la armonía, se desintegra la pareja como sociedad inicial , la tierra se vuelve hostil a la presencia humana, aparecen espinos y cardos y el trabajo se vuelve penoso, utilitarista y explotador en vez de ser alegre y comunitario. Todo entonces va generando condiciones de odio, violencia, conflictos y muerte.

La tierra se va poblando. La gente pierde el Norte y en consecuencia el privilegio y la responsabilidad de “cuidar, labrar, (embellecer, conservar) y sojuzgar” la creación entregada en donación amorosa por el Creador para administrarla. Ya en Génesis Caps.6 y 7 el dolor de la tierra toca el corazón de Dios porque está llena de “violencia y corrupción”. Se produce el Diluvio y se acaban todas esas generaciones carcomidas por la violencia y la corrupción. Se establece con Noé y su familia un nuevo pacto espiritual y social tendiente a restaurar la creación. Se creería que ahora si las cosas irían mejor. Pero luego aparece Sodoma y Gomorra, sucesivas guerras y conflictos, auspiciados por religiosos y políticos hasta nuestros días pasando por dos guerras mundiales, el Holocausto judío, Hiroshima y Nagasaki, Vietnam, África, el Tercer Mundo, el Medio Oriente y el genocidio iraní, es decir, el planeta caotizado y en picada hacia su destrucción final.

El apóstol S. Pedro dice que el Planeta Tierra será consumido y devorado por fuego. II de Pedro 3:l0. Coincidencia con el calentamiento global? O cumplimiento de la Escrituras. Jesús fue abordado, por sus discípulos, sobre el tiempo cuando se sucedería el fin del mundo y él les dio unas señales muy precisas. S. Mateo Cap..24.

La creación será restaurada, porque se esperan “cielos nuevos, y nueva tierra donde more la justicia”. Apoc. Cap.2l. Desde distintos lugares y escenarios mucha gente está invitando a reconciliarse con la tierra. Somos parte de ese clamor universal que bien podría ser el último.

Bogotá,D.C., junio 15 de 2007.

Alfredo Torres Pachón
Pastor
https://www.alainet.org/es/articulo/121744?language=es
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