El dedo en la llaga

Sin maíz no hay país

07/06/2007
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" ! Que bello es el maíz ! mas la costumbre
no nos deja admirar su bizarría
ni agradecer al cielo ese presente
solo porque lo da todos los días"


(Gregorio Gutiérrez González)

Los movimientos de resistencia civil de México, contra el TLC impuesto por E.U, enarbolan consignas, como la que propugna que sin maíz no hay país.

El maíz tiene su centro mundial de origen en ese territorio. El cereal ha sido la base de la alimentación no solo en los últimos 500 años, sino desde los tiempos precolombinos, hace más de 10.000 años.

Con el TLC con E.U, desde 1994 a la fecha, han sido invadidos con los maíces subsidiados y transgénicos del imperio. Han quebrado millones de campesinos, empresarios e indígenas y afectan su soberanía alimentaria autoabastecida. Ahora mismo, con las políticas de agrocombustibles, con base en el maíz y otros productos alimenticios, la situación empeora con los altos precios del maíz y de su principal producto, la tortilla.

Existe una estrecha interrelación entre territorio y maíz. Ambos son sagrados. Se considera el maíz como centro de vida, inteligencia y sabiduría. La cultura milenaria del maíz es atropellada con el TLC al introducir el modelo terminator que busca sembrar la muerte de los maíces nativos, impidiéndoles guardar las semillas multiplicadas. Quedan a expensas de las transnacionales de semillas y alimentos.

Para los agrocombustibles, les exigen maíces transgénicos con altas productividades, aunque no sean comestibles. Los maíces mexicanos corren el peligro de la contaminación con estos transgénicos que pueden provocar efectos de monstruosidad entre los consumidores.

El maíz fue traído con las migraciones venidas a Colombia desde México y Centro América. En el norte de Colombia y Venezuela, el maíz con el pescado ha sido la base de la alimentación de precolombinos y de la población desarrollada en los últimos 500 años.

Ahora, sin todavía ratificarse el TLC, con la apertura económica desde 1991, pasamos de importar de 20.000 a más de 2.000.000 toneladas del cereal, que comprende más del 80% del consumo nacional. Se ha reducido nuestra producción nacional y afectada nuestra soberanía alimenticia autoabastecida. La situación empeora con los graves perjuicios del alza de los precios internacionales. El Gobierno, también facilita la entrada de maíces importados que podemos producir en Colombia y de transgénicos, que sin la investigación necesaria, pueden provocar efectos altamente perjudiciales para la salud humana.

Podemos proclamar como nuestros hermanos mexicanos, que sin maíz no hay país. Y con nuestro poeta de la raza y del maíz, Gregorio Gutiérrez González:

" ! Salve, segunda trinidad bendita.
Salve frijoles, mazamorra, arepa !
Con nombraros no mas se siente hambre.
! No muera yo sin que otra vez os vea!
"
https://www.alainet.org/es/articulo/121613?language=es

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