Nueva situación política
Hora de intercambio…hacia la paz?
10/10/2006
- Opinión
Los últimos desarrollos de la situación colombiana, encaminados al Intercambio humanitario de prisioneros, pero ante todo la propuesta de las FARC hacia la salida política del conflicto social y armado, han sacudido a las fuerzas vivas del país y del mundo que miran esperanzadas la libertad de los presos y su regreso, pero mas allá una luz radiante al final del túnel de la violencia secular.
El intercambio humanitario es una necesidad urgente para el pueblo colombiano, para el gobierno y para las guerrillas que junto a las organizaciones populares lo han propuesto y lo han luchado y por ello el pragmatismo debe imponerse. Las preguntas obligadas son: ¿Que motivos han llevado al presidente, su gobierno y su patrón gringo a cambiar su discurso de guerra y terrorismo por el de la paz? Es creíble la perorata de este gobierno o es un salvavidas en medio de tanta tormenta que le llueve a chorros?
El fracaso total de la política de “seguridad democrática” del Plan Colombia y su recambio por el Plan Patriotas, que lejos de exterminar a la guerrilla de un lado, como al narcotráfico y los paramilitares del otro, los ha potenciado y exacerbado, puesto que ése es el verdadero objetivo del régimen norteamericano, que necesita enemigos y adelanta la guerra terrorista, para paliar su crisis ascendente que lo está llevando al principio del fin de su hecatombe. Sin embargo sus monopolios transnacionales que a través de sus sucursales criollas disfrazan sus exorbitantes ganancias de crecimiento económico en Colombia, necesitan a su vez de seguridad y “paz” para seguir saqueando nuestros recursos y nuestra mano de obra barata para vendernos sus excedentes y basuras con los TLCs..
El segundo motivo tiene que ver con los sostenidos y promisorios avances de los procesos revolucionarios venezolano y boliviano, el de los pueblos y sus los avanzadas de izquierda en Latinoamérica y el Caribe, con la reafirmación e influencia de Cuba Socialista, ante los cuales el régimen colombiano aparece vergonzosamente, como el sátrapa y títere del imperio del siglo pasado. El uribismo mesiánico está llevando a Colombia al aislamiento de los pueblos y el concierto de naciones, que se levantan contra la guerra imperialista. Los afanosos resultados de la “seguridad democrática” que le potenciaron el segundo mandato, resultaron ser sólo auto-atentados o falsos “positivos” de los mandos militares y los servicios de inteligencia, que asesinaron a cientos de inocentes y mantienen aún en la cárcel a miles de inocentes campesinos y pobladores, justificando el astronómico desangre presupuestal, que hace tiempo habría podido investirse en erradicar las causas del conflicto. Las diarias revelaciones de la criminal corrupción de las fuerzas represivas, indican a u vez, que algo terrible empieza a moverse dentro de los cuarteles y en los nauseabundos estrados de todo el aparato del régimen.
La comprobación del fracaso total de la solución militar al conflicto armado, como del desenmascaramiento del terrorismo de estado con su guerra sucia paramilitar que sigue azotando el país, y causando el despliegue y crecimiento de la insurgencia en todo el territorio nacional, son factores que obligan al señor presidente a cambiar por lo menos su discurso y sus formas, porque su autoritarismo y su política de guerra junto al amo, siguen vigentes. Tampoco tienen otro programa que ofrecer ante el hambre, la ruina, el desempleo, la superexplotación y la negación de los derechos humanos integrales, ante los cuales la Insurgencia propone razonables alternativas y por ello los contenidos del Intercambio Humanitario y mas allá los de un nuevo proceso hacia la paz, empiezan a jalonar los desarrollos de una nueva situación política en el país, en la que propios y extraños protagonizarán su rol.
Sin embargo el chantaje de la guerra terrorista de Bush y Compañía, perdida ya en el Oriente Medio, es su única mira estratégica y por ello el señor presidente patina cual burro atollado en la sin salida, haciendo peligrar y poniendo en riesgo esta nueva gran oportunidad o el Intercambio humanitario y la paz.
Caracas, 9 de octubre de 2006.
https://www.alainet.org/es/articulo/117518
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