Mujeres de Comalapa, sujetas históricas activas

07/09/2006
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Sus oraciones continúan elevándose a la inmensidad, llegando a lugares por ellas desconocidos donde los restos de sus familiares aún continúan esperando ser encontrados. El conflicto armado, en el país y sus consecuencias, continúa siendo un tema vigente. Para que como sociedad podamos vernos como una distinta, tendrá que pasar un tiempo considerable, por varias razones, por un lado la mayoría de condiciones que dieron origen al conflicto permanecen, por otro, continuamos en un largo proceso de maduración, en el cual tendremos que ver pasar sin prisa la historia, nuestra historia como país, porque aún somos presos de ella, con niveles mínimos de su reflexión. Sin embargo, a lo interno de la sociedad, fuera del ámbito central, se tejen historias dignas de conocerse y reconocerse, como pequeños grandes logros dentro de una sociedad tan dañada, tan afectada como lo es la nuestra. Chimaltenango, a tan sólo 52 KM de distancia de la ciudad capital fue, según la CEH, el cuarto departamento en que se registró el mayor número de violaciones a los Derechos Humanos y hechos de violencia, 7% (el primero fue Quiché con 46%). De los 17 municipios de Chimaltenango, la mayoría de ellos tuvo pérdidas mucho más allá de las establecidas en el estudio realizado por la CEH. Cada municipio y sus aldeas tienen aún mucho que decir, especialmente las cientos de viudas y huérfanos que la guerra dejó. En el municipio de Comalapa entre los años 1980-1983, muchos fueron los hombres detenidos y/o desaparecidos. Fueron ellos los principales objetivos de exterminio (no los únicos), al considerarlos como guerrilleros o sus potenciales aliados. Muchos fueron detenidos directamente de sus hogares, a otros más sus familias los veían salir de sus hogares y ya no volvían a saber de ellos. Testimonios narran como los militares llegaban a las aldeas, algunas veces se establecían allí, quemaban las casas y se comían las pertenencias comestibles (animales, maíz, frijol, etc.), obligando además, a que las mujeres les atendieran. Durante el tiempo de su establecimiento, los militares realizaban sus incursiones por el área, deteniendo, golpeando y torturando diariamente a varios hombres, los que después eran conducidos en camiones al destacamento. La población despojada de toda su dignidad, no podía más que ver, escuchar, callar y ahogar sus sentimientos. Como lo indican algunos testimonios de mujeres comalapenses, cuando no se tenían testigos de la desaparición de sus familiares, tenían la esperanza de que estuvieran vivos y que en algún momento volverían, algunas de ellas indican que después de la firma de la paz, algunos hombres que creían desaparecidos volvieron al pueblo, otros no lo hicieron y, con ello, prácticamente se cerró para sus familias la esperanza de su retorno. El destacamento militar, que se ubicó en la entrada al municipio de Comalapa, fue el centro de detención y tortura, de la mayoría de hombres desaparecidos, además de ello la población fue testigo de que allí también llevaban a hombres de otros lugares, lo que deducían por sus vestimentas. Transcurrido el tiempo, valerosas mujeres rebasaron sus temores y miedos, transformándolos en fortaleza para luchar, porque la verdad sobre el paradero de sus seres queridos: padres, esposos y hermanos, fuera conocido, conscientes de que su encuentro podría ser únicamente en fosas clandestinas. Es ampliamente conocido en el país el trabajo de CONAVIGUA (Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala) espacio en el cual valientes mujeres de Comalapa, confluyeron su fortaleza para que se realizaran los trabajos de búsqueda y exhumación en el lugar donde el destacamento militar de Comalapa estuvo ubicado, así como en los alrededores del lugar. Investigaciones forenses realizadas, en dichos lugares, por la Fundación de Antropología Forense de Guatemala, en el periodo 2003-2005, han dado como resultado la recuperación de más de doscientas osamentas, hasta el momento, la mayoría presentando signos de violencia y tortura crueles. Algunas de las fosas localizadas en terrenos circundantes al destacamento, fueron encontradas por campesinos mientras sembraban sus tierras y daban por casualidad con sus azadones y piochas en cráneos o huesos largos de las osamentas. Sin duda estos encuentros fortuitos seguirán dándose. El numero de desaparecidos, según sus familiares es mucho mayor al número de osamentas recuperadas. El hecho de que se realizará la búsqueda y recuperación de las osamentas en dicho lugar fue un logró de las mujeres de CONAVIGUA, que continúan apoyando a otras mujeres que al igual que ellas buscan los restos de sus familiares desaparecidos, en éste y en muchos otros municipios y departamentos. En casos como en el de Comalapa, la fortaleza y firme convicción de las mujeres fue y es fundamental para que sus familias salieran adelante, sentando las bases también para la construcción de un mejor municipio. El día miércoles pasado, victimas sobrevivientes de Comalapa, San Martín Jilotepeque y Tecpán, fueron resarcidas económicamente, por el Programa Nacional de Resarcimiento. Resarcimiento simbólico que sin duda paliará, en alguna medida, su situación económica, pero que jamás borrará los recuerdos de esos años, ya que la mayoría vive aún con la incertidumbre de no saber donde están los restos de sus seres queridos. Sus oraciones, continúan elevándose a la inmensidad, llegando a lugares por ellas desconocidos donde los restos de sus familiares aún continúan esperando ser encontrados. - Dania M. Rodríguez Martínez - Analista invitada de Incidencia Democrática. Fuente: Incidencia Democrática (Guatemala)
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