La irracional batalla a la hoja de coca

20/07/2006
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Estudios científicos de la Universidad de Harvard (Nutritional value of Coca. Duje JA, Aulik D, Plowman T.) advierten que la hoja de coca tiene un valor nutritivo superior a la kiwicha, la quinua, el trigo, el maíz, etc. Posee más calcio que la leche, tanto fósforo como el pescado y más hierro que la espinaca. Además, para crecer no necesita tierras especiales, requiere menos agua, da tres o cuatro cosechas al año , su hoja es perenne y su arbusto permanece productivo casi indefinidamente. La cocaína que contiene es parte de otros catorce alcaloides que pueden ser útiles en medicina e investigación científica. Su uso como "droga" se invalida en el proceso de elaboración de otros productos. Más allá del papel que juega en la cultura andina, investigaciones recientes indican , como parece saberlo muy bien el presidente Evo Morales, que una adecuada utilización de este producto permitiría combatir la desnutrición en los países andinos y podría convertirse en un valioso producto de exportación destinado a la industria farmacéutica. Se podría abastecer parte del mercado mundial con ecgonina, atropina, benzoína, pectina, glonulina, inulina, reserpina, etc., que son algunos de los alcaloides que contiene. La Convención Única de Estupefacientes de 1961 de la ONU prohibió estúpidamente no la cocaína, sino la hoja de coca (es como si se prohibieran la caña de azúcar, las uvas, las papas o la cebada, para evitar el alcoholismo por ron, vino, vodka o cerveza). "En la práctica, no se puede comercializar mundialmente la hoja de coca para ningún uso industrial -fuera del farmacéutico-, que no sea vendérselas "regularmente" a la transnacional que produce la gaseosa más popular del planeta". Sustituir la coca como se ha intentado varias veces sin demasiado éxito significa introducir cultivos que tienen menor valor nutritivo, demandan más agua y son siempre más exigentes en cuanto a la tierra. Por el momento, su industrialización no parece rentable si se le compara con los precios que están dispuestos a pagar los narcotraficantes, y es en ese campo, y no en el combate irracional, en el que hay que dar la batalla para torcer el brazo de los productores y comercializadores de cocaína. Para que esto ocurra, el primer paso es derrumbar el estigma que se ha impreso sobre la coca y evaluar adecuadamente todas las potencialidades industriales que pueden ofrecer. Hay quienes creen que un esfuerzo concertado del Estado y la empresa privada podría demostrar acabadamente la capacidad de esta hoja para acabar con la desnutrición en el mundo andino, y este hecho permitiría derribar, con razones demoledoras, el estigma creado por la Convención de la ONU. Saber que en América Latina el número de personas desnutridas es de 130 millones es un argumento más que sólido para darle una dimensión industrial a un insumo que abunda en la región y posee todas las virtudes necesarias para combatir esta desnutrición al más bajo costo. Sabiendo científicamente, además, que "la coca supera a las 52 especies vegetales que alimentan América Latina en valor nutricional (Duke et al 1975, Bedford y Wilson 1981, Kantak 1991, Idrobo 1997) y que la ingestión de 100 gramos de hojas de coca supera la dieta diaria de calcio, hierro, fósforo, vitamina A, vitamina B2 y vitamina E recomendada por la OMS para una persona". Fuente: Revista Mariátegui. http://mariategui.blogspot.com http://www.nodo50.org/mariategui e-mail: mariategui@riseup.net
https://www.alainet.org/es/articulo/116259
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