Los sin tierra paraguayos
01/08/2005
- Opinión
Pobladores de Puerto Casado, comunidad a orillas de Río Paraguay,
exigen las tierras que la Secta Moon compró a mediados de los
noventa. Entre el conflicto social y los intereses político
financieros.
Nos encontramos frente a un esbozo de pequeña victoria dentro de
la vasta lucha contra un sistema casi feudal que se mantiene en
Paraguay y que está instalado desde hace más de cien años, más
precisamente terminada la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870).
En Paraguay, el conflicto de la propiedad de la tierra por parte
de los campesinos e indígenas y el interés en conservar los
latifundios, por parte del gobierno y el sector empresarial, se
inscribe en la lucha por la soberanía nacional y por subsistencia
la población.
El presidente paraguayo, Nicanor Duarte Frutos, supuestamente,
atendió el miércoles el reclamo de los pobladores de Puerto
Casados, un pueblo del Departamento del Alto Paraguay en la
región del Chaco, la cual configura el 65 por ciento de la
superficie del país y tiene el 2 por ciento de la población del
país. El titular del INDERT (Instituto Nacional de Desarrollo
Rural y de la Tierra), Erico Ibáñez, dijo que Duarte Frutos
aprobó la expropiación de 52 mil hectáreas de tierras
pertenecientes a la Secta Moon, (organización de origen coreano y
de ultraderecha) aunque no lo anunció el propio presidente. Lo
que sí dijo es que no vetará el proyecto si es sancionado por el
Congreso.
La presión ejercida por los campesinos tuvo resultados hasta el
memento favorables, a pesar de la postura oscilante del Poder
Ejecutivo, que está presionado por el Legislativo, quien tiene la
decisión final de la expropiación y donde se intenta comprar a
diputados y senadores. Según el concepto general de la opinión
pública, entre los parlamentarios se encuentra una grupo muy
corrupto y otro, aunque minoritario que se maneja por principios.
Todavía no se tratará en el Congreso, faltan los pasos
burocráticos para que esto suceda, puesto que no existe una fecha
exacta en la que se tratará el tema de la ley de expropiación.
El día jueves los dirigentes casadeños estuvieron reunidos con la
Corte Suprema de Justicia y al parecer hay voluntad política por
parte de ellos inclusive para crear una fiscalía en Puerto
Casados.
Duarte Frutos, en su campaña presidencial del 2003, les dijo a
los casadeños en un discurso público que los apoyaría para que
ellos tengan sus tierras para producir; pero hace quince días,
cuando fue visitado por el embajador de Corea, quien le advirtió
que una expropiación implicaría inseguridad para los inversores
extranjeros, Nicanor dio señales de que no apoyaría la
expropiación.
El pasado martes, más de 350 casadeños llegaron en una
peregrinación "Ñande Yvyrekávo" (en busca de nuestra tierra, en
guaraní) con la que recorrieron casi 700 kilómetros desde Puerto
Casados hasta a Asunción, 156 kilómetros en seis días a pie y los
demás en camión, los lugareños dicen que es la más larga de la
lucha social en el país. Casi cuatrocientos pobladores fueron
recibidos por unas cien personas (dirigentes sociales, sindicales
y algunas figuras políticas que apoyan el proyecto de
expropiación), entre ellos Juan Torales, en representación del
Frente Nacional de Lucha por la Vida y la Soberanía.
Después de realizar una misa en la Catedral azúcense, frente al
Parlamento plantaron un tronco de quebracho de 80 años, como
símbolo de la economía del Chaco; una placa recordatoria como
testimonio de la marcha patriótica escrita sobre acero inoxidable,
símbolo de la artesanía casadeña y una cruz sobre rieles que
simboliza, además del signo religioso de la comunidad, los
ferrocarriles, por donde pasaron las 30 mil almas paraguayas que
murieron en defensa de la soberanía nacional en la Guerra del
Chaco.
Se realizó un Festival en solidaridad cuando bajaba el sol, el
día del arribo a la Capital. En esa noche raramente fría en
Asunción participó la cantautora paraguaya Claudia Miranda y
otros cantantes populares en el Ex Seminario Metropolitano,
institución de la Iglesia Católica, que apoya a los casadeños
como una lucha religiosa contra la Secta Moon. Allí, frazadas
tiradas en los rincones para que los niños o las personas mayores
puedan descansar revestían el escenario del populoso encuentro
del que participaron organizaciones sociales, partidos políticos
(tanto el Colorado - oficialista- como los de izquierda), ONG`s y
organizaciones estudiantiles.
En el marco de éste festival, el Presidente de la Comisión por la
lucha de la tierra de Casados (Coordinadora Pro tierra),
Francisco Disk, quien se proclama socialista "de centro social",
es un hombre con cuarenta años de militancia al que sus sandalias
permitían ver los dedos vendados, conversó con APM: "un
latifundio improductivo no se justifica en pleno siglo XXI, para
nosotros la tierra es patria o muerte, llegamos con convicción y
vocación a golpear las puertas de la presidencia y no vamos a
claudicar nuestra lucha porque somos pobres, no nos vamos a mover
de Asunción hasta que no tengamos nuestra ley de expropiación".
El Padre Zíslao Ksiasek, sacerdote polaco que vive hace
veintinueve años en Paraguay, otros de los que encabezan la lucha
de los casadeños, señaló a APM el porque de su adhesión y apoyo
rotundo a la problemática de Casados: "somos testigos de la
reacción del pueblo, nos solidarizamos ellos por sentirse
ignorados y marginados. Además, la iglesia también tiene su
institución histórica y sus bienes (infraestructura, escuela
parroquial y polideportivo dentro del paquete de venta".
En principio, los casadeños pidieron 152 mil hectáreas, pero a
partir del proyecto de ley de expropiación que presentaron los
senadores Bader Rachid (Partido Colorado) y José Morínigo (PPS-
Partido País Solidario) por 52 mil hectáreas, solo reclaman ésta
cantidad. Mientras algunos dicen que es un planteo racional,
dado que esa tierra es suficiente para desarrollar su producción
alternativa, otros presentan posturas más radicales, como Malena
Bareiro, del Partido Convergencia Popular Socialista, quien dijo
a APM que "nosotros estamos donde haya lucha, y apoyamos a éste
pueblo que se levantó, pero creo que deberían pedir toda la
tierra para acelerar la lucha teniendo en cuenta que son los
latifundios los que empobrecen a los paraguayos que vivimos con
menos de 1 dólar al día con un promedio de 5 hijos por familia".
Como en todos los países latinoamericanos, los medios de
comunicación manejados por dos o tres grupos económicos, son los
que canalizan la opinión pública gracias a su gran influencia,
sobretodo la televisión. Al respecto, José Morínigo, dijo: "hubo
una campaña muy fuerte del diario de mayor venta, ABC Color, a
favor de la Secta Moon; ésta permanente desinformación estaba
generando en la opinión pública una cierta apatía ante el
proyecto, por eso fue necesaria la caminata". A partir de ella,
el tema se instaló en todos los medios de comunicación como el
central.
El origen de ésta problemática se encuentra en que éste pueblo
nació dentro del mayor latifundio de Paraguay cuyo propietario
era el empresario argentino Carlos Casados del Alisal, quien
había comprado a fines del s. XIX, más de cinco millones y medio
de hectáreas., lo cual constituye el 23 por ciento del Chaco
paraguayo y el 14 por ciento del territorio nacional. En aquel
entonces, se deforestaron los bosques de quebracho y se explotó
el tanino para luego sustituirlo por otros productos de uso
industrial; el pueblo, como tantos otros de las orillas del Río
Paraguay, quedó olvidado y en manos ajenas. La compra además fue
ilegal, dado que según el Decreto Reglamentario de la Ley de
Venta de Tierras Públicas, la extensión máxima que podía
transferirse a una persona era de 220 leguas cuadradas, mientras
que Casados adquirió 3 mil.
A mediados de los 90, parte del latifundio se ofertaba en la
Bolsa de Valores de Buenos Aires, y a mediados del 2002 la Secta
Moon compra 600 mil hectáreas con toda la gente adentro, y la
empresa de Carlos Casados, le donó al municipio del pueblo 260
hectáreas. A partir de allí comienza la lucha del pueblo
casadeño, siempre muy combativo dentro de la lucha social del
Paraguay, sobretodo el sector hachero.
Los conflictos sociales de los trabajadores, o mejor dicho, los
que quieren serlo; no implica solamente a los casadeños sino que
involucra a todo el pueblo paraguayo si entendemos que la riqueza
del país se acuña entre diez familias.
En medio de los efectos sociales, la trama de intereses políticos
y económicos resulta escalofriante. La Secta Moon es una mafia
financiera-teológica fundada, a mediados del s. XX, por alguien
que se hace llamar Reverendo Moon (en realidad Young Myung Mun),
un monje coreano (del Sur), radicado en Estados Unidos a partir
de 1971 y con un historial muy oscuro, acusado y procesado por
violación, bigamia, adulterio y evasión tributaria.
La Secta posee más de cien empresas en todo el mundo, dueño del
Wahington Time y de News World y Tiempos del Mundo, diario que se
distribuye en diecisiete países de América Latina. Entere otras
cosas, sostuvo a la mayoría de las dictaduras latinoamericanas y
en Paraguay, muy cercanos al dictador Strossner, financió a la
GAA (Grupo de Acción Anticomunista), equivalente a la Triple A en
Argentina.
La Secta además está haciendo fuertes inversiones en Uruguay,
Brasil y Argentina en todo lo que tiene que ver con bancos,
universidades y por supuesto, en la compra y explotación de
tierras productivas. Está muy interesada en el Acuífero Guaraní
(la cuenca subterránea de agua dulce más grande del planeta), los
proyectos de la Hidrovía (que conectaría el Río Paraguay, Paraná
y Río de La Plata) y la ruta Bioceánica. Precisamente, Puerto
Casados se encuentra en el empalme entre la ruta brasilera que
cruzaría el Río Paraguay y atravesaría Bolivia para llegar hasta
el Pacífico. Además, éste sería un proyecto decisivo en cuanto
al envío de soja al Pacifico, teniendo en cuenta que Paraguay se
está transformando en uno de los principales productores de soja.
Según el periodista Andrés Colman, del diario asunseno Última
Hora, quien realizó una investigación sobre Puerto Casados, "es
mucho más poderosa que el Opus Dei porque éste no se mete en
tráfico de armas o en la industria farmacéutica como la Secta,
además tiene un poder económico impresionante".
Ahora bien, la circunstancias de lucha social son complicadas,
sin minimizar la importancia de éste conflicto, Andrés Colman
señaló que los luchadores sociales están muy golpeados, los
dirigentes son muy corruptos, sobretodo los sindicalistas y hay
poca participación; antes, las marchas campesinas eran recibidas
por toda la ciudadanía. Por otra parte, los casadeños están
polarizados, dado que una parte de ellos "son empleados de la
firma Victoria S.A. (de la Secta Moon, supuestamente una empresa
fantasma junto con Asociación del Espíritu Santo). Un grupo de
empleados de Victoria S.A. se reunieron con Ibáñez para tratar
de frenar el proyecto de ley. Pero muchos aseguran que lo que
ellos reclaman no es seguir manteniendo el trabajo porque no lo
es realmente: no cobran un sueldo sino un jornal mínimo de 25 mil
guaraníes por día (poco más de dos dólares) y además trabajan una
semana y descansan dos. Para sorpresa de quienes defienden la
propiedad privada y creer vivir en el Prime Mundo, solo los
guardias de seguridad de la empresa cobran un sueldo fijo. Eso
es lo que contó a APM un trabajador que vino con la marcha, Guido
Quintana, de 39 años que vive con su padre y dice no tener hijos
porque no tiene casa: "yo trabajo. hago changas, últimamente
estoy como contratista en La Ande, una entidad pública de
electricidad; pero ahora que alambraron parte de las tierras ya
no tenemos salida, no podemos cazar, ni pescar, ni traer leña".
"Todavía el pueblo se tiene que concientizar de quien es el
enemigo", dijo Malena Bareiro. Saber de qué está disfrazado el
poder para que los paraguayos puedan dar la lucha definitiva
contra su pobreza y su exclusión. Hasta que esto no se
transforme en una convicción popular fuerte y sólida, los
intereses político financieros seguirán ganando la pulseada.
Pamela Damia es periodista de la Agencia Periodística del
MERCOSUR (APM); Facultad de Periodismo y Comunicación Social
Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
https://www.alainet.org/es/articulo/116079
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