Día Internacional de la Mujer

Los derechos humanos de las mujeres son derechos humanos

08/03/2006
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Llamamiento de Amnistía Internacional a las y los gobernantes de las Américas en ocasión de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer "Los derechos humanos de la mujer y de la niña son parte inalienable, integrante e indivisible de los derechos humanos universales"[1] Distinguidas y distinguidos dirigentes de los Estados Americanos: En ocasión de conmemorarse el Día Internacional de la Mujer, Amnistía Internacional [2] insta a las y los gobernantes de América a comprometer sus mayores esfuerzos en hacer realidad los derechos humanos de las mujeres y las niñas del continente. En las Américas, el reconocimiento y ejercicio de los derechos humanos de las mujeres (al menos la mitad de la población del continente) está lejos de convertirse en realidad. La violencia y la discriminación racial y étnica, de género, condición socioeconómica, por orientación sexual o identidad de género, por edad o por discapacidad contra mujeres y niñas continúan siendo los principales obstáculos para una vida digna, en igualdad de condiciones, y para el goce pleno de todos los derechos inherentes a su condición de seres humanos. Muchas de ellas son víctimas de múltiples formas de discriminación y cada día sufren de ataques a su integridad física y psíquica, mediante prácticas que desafían los límites de lo tolerable. Sin importar quien sea el perpetrador y el espacio, público o privado, en el que la violencia y la discriminación contra las mujeres y las niñas se producen, los Estados Americanos, garantes de los Derechos Humanos, tienen el deber no sólo de respetar los derechos de las mujeres y las niñas y de abstenerse de cometer violaciones contra sus derechos fundamentales, sino también de organizar todo su aparato estatal para promoverlos, protegerlos y hacerlos realidad. Los Estados deben asimismo modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, para eliminar los prejuicios y las prácticas que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres. Estas obligaciones provienen de los compromisos internacionales asumidos por los Estados, así como de los marcos jurídicos nacionales de la mayoría de nuestros países, e implican que los Estados respetan el principio de debida diligencia, previniendo, investigando, sancionando y reparando todas las situaciones que involucren violaciones de los derechos humanos de las mujeres y las niñas. Anteriormente, en nuestro llamamiento a las y los líderes participantes en la "IV Cumbre de las Américas", sostuvimos que ya era hora de que demostraran el compromiso asumido de hacer valer los derechos de las mujeres y las niñas, adoptando medidas efectivas acordes a los compromisos internacionales contraídos. Sólo de esta manera, se podrá poner fin a la devastadora violencia y discriminación que sufren las mujeres y niñas americanas a diario. Hoy reiteramos este pedido, convencidas y convencidos de que la verdadera seguridad ciudadana depende de la plena vigencia de los derechos humanos. Lo anterior implica, necesariamente, garantizar los derechos humanos de las mujeres y las niñas y cumplir cabalmente con las disposiciones de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW) y su Protocolo Facultativo; así como la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer (Convención de Belém do Pará). Ante todo lo expuesto, las mujeres, los varones y las y los jóvenes que integramos Amnistía Internacional solicitamos a ustedes la demostración efectiva de su compromiso con la equidad de género y los derechos humanos de las mujeres y las niñas en América: - Asegurando que las políticas de Estado integren profundamente la perspectiva de género y de derechos de las mujeres, procurando la adopción de todas las medidas legislativas, administrativas, judiciales y de todo carácter, que resulten necesarias para asegurar que la legislación y las prácticas estatales son coherentes con los compromisos internacionales adquiridos en materia de derechos humanos de las mujeres. - Ratificando de forma urgente e incondicional, si no lo han hecho ya, la Convención de Belém do Pará, o instando a los Estados Americanos que aún mantienen esa deuda con los derechos de las mujeres a hacerlo; y, asimismo, adoptando las disposiciones legislativas o de otra índole que sean necesarias para hacer efectiva esta Convención. - Ratificando la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y retirando, en su caso, las reservas formuladas a la misma, o instando a los Estados Americanos que aún mantienen esas deudas con los derechos de las mujeres a hacerlo; y, asimismo, adoptando las disposiciones legislativas o de otra índole que sean necesarias para hacer efectiva esta Convención. - Ratificando el Protocolo Facultativo de la CEDAW, o instando a los Estados Americanos que aún mantienen esa deuda con los derechos de las mujeres a hacerlo. A estos propósitos recordamos que: - La Convención de Belém do Pará aún no ha sido ratificada por Estados Unidos de América ni Canadá. - La CEDAW aún no ha sido ratificada por Estados Unidos de América. - El Protocolo Facultativo a la CEDAW aún no ha sido ratificado por Antigua y Barbuda, Argentina, Barbados, Chile, Cuba, El Salvador, Estados Unidos de América, Granada, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam, ni Trinidad y Tobago. - Garantizando y realizando los cambios necesarios al Estatuto y Reglamento del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará (MESECVI), de manera que éste se constituya en un instrumento eficaz, con funciones que garanticen la independencia e imparcialidad en la evaluación del cumplimiento de las obligaciones derivadas de dicho tratado, por parte de los Estados miembros, complementando así lo ya establecido en el texto de la Convención. Ustedes, mujeres y hombres que lideran los Estados del continente, tienen en sus manos las herramientas para posibilitar cambios reales y positivos en la vida de las mujeres y las niñas de América. Ellas continúan esperando pruebas inequívocas de que sus gobernantes están dispuestas y dispuestos a protegerlas de la violencia y de la discriminación, asegurándoles, de esta forma, el pleno disfrute de todos sus derechos humanos. Porque un Estado que no toma en serio los derechos humanos de las mujeres y las niñas no toma en serio los derechos humanos, ni puede ostentar una democracia ni un desarrollo de calidad. Notas [1] Declaración y Programa de Acción de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos; párrafo 18. Naciones Unidas, 1993. [2] Amnistía Internacional es un movimiento con más de 1.800.000 miembros en alrededor de 150 países de todo el mundo, que trabaja en favor de la observancia de los derechos fundamentales enunciados en la Declaración Universal de Derechos Humanos y otros instrumentos conexos. Es independiente de todo gobierno o grupo de gobiernos, ideología política, interés económico y creencia religiosa. Su único fin es asegurarse de que los derechos humanos se protegen y se observan de manera efectiva.
https://www.alainet.org/es/articulo/114523
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