Así habló Komeini

Apuntes para entender los claroscuros de la Revolución Iraní

16/02/2006
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La bondad y la maldad. Un aroma sutil. El antisemitismo. La soberanía y la soledad. Deseo de trascendencia. Desprecio a las tarántulas. El sentido de la vida. Respirar aire puro y desplegar cierta alegre maldad. Dejar de lado a los guías tradicionales del Occidente y establecer los propios caminos. (El hombre necesita) trascenderse a sí mismo y corroer su tendencia a la autocompasión. Todo eso implica lucha, pero también soledad. La bondad y la maldad Algunas de las premisas marcadas con energía y desdén, como quien tira margaritas a chanchos que parecen pensar, fueron lanzadas por Nietzsche -- Zarathustra en su obra magna. Varios rastros emergen en la historia reciente iraní y complican el análisis dual que pretenden efectuar algunos medios atorados por el primitivísimo esquema bien - mal que descargan unilateralmente sobre los ayatollahs. No es tan extraño: desde el nombre hasta el estilo del protagonista de la obra en cuestión se asientan en el decurso de la antigua Persia. En síntesis, estamos ante el intérprete de una cultura que no busca mostrarse "buena" ante el mundo sino, ante todo, autónoma. Ese y no otro fue el objetivo de la enorme Revolución concretada en 1979 contra la autocracia feroz y entreguista del Sha Reza Pahleví. Militantes populares de la más variada gama confluyeron con clérigos islámicos en el desarrollo de una gesta que gatilló el crecimiento de esa región del Golfo Pérsico hacia niveles aún hoy desconocidos entre los vecinos. Un aroma sutil Es que Nietsche - Zarathustra no se oponía al saber; lejos de forjar una filosofía irracionalista planteaba la importancia de averiguar con la experiencia propia si los saberes admitidos tenían alguna ligazón con la realidad. ¿Una variante molesta del materialismo? Por lo pronto, difícil de encuadrar aún para el pensamiento rebelde de otras zonas del planeta. Lo cierto es que el sutil aroma de algunos preceptos se percibe integrado al proceso en cuestión. Desde aquél momento los iraníes pusieron en marcha un esquema educativo abierto que potenció el estallido cultural más interesante del mundo islámico, así como una industria que --asentada en la riqueza petrolera-- tomó caminos extraños, si hemos de considerar extraño el rumbo recorrido sin la autorización de las potencias centrales. El resultado ha sido una creación intensa cuya plasmación más asequible para los occidentales quizás resulte el extraordinario cine iraní. Es notable que muchos hombres y mujeres de nuestra cultura que sostienen amar esa lenta tensión expresiva no reparen que la misma está incentivada y sostenida desde el mismo Estado. Es dramático además, que no se informe ni se admita que las mujeres de los países islámicos aliados a los Estados Unidos que anhelan estudiar, resuelvan fugarse hacia Irán. Allí, insertas en vaqueros que las cámaras jamás registran, concurren a casas de altos estudios donde la increíble narración chiíta de la vida y de las cosas se amalgama -- más o menos-- con la ciencia y la técnica más avanzadas. El antisemitismo La hegemonía clerical por sobre la diversidad de sectores que impulsaron la Revolución del 79 forzó una orientación discursiva sin variantes que contrasta con el despliegue industrial y cultural. La soledad, al no importar, no importó; y en lugar de buscar variantes que permitieran integrar segmentos antiimperialistas en el orden internacional, Irán ha mostrado el costado difuso de su orgullosa autonomía. De hecho, si lo que se busca es repudiar la influencia norteamericana en el Golfo y el accionar policíaco del Estado de Israel, la torpeza comunicacional oficial --asentada en una visión singular del islamismo-- está derivando en la expulsión de respaldos probables y en el engorde de la argumentación "democrática" de quienes anhelan barrer la experiencia por su hondo contenido desafiante. Digamos de una vez algo evidente para muchos: involucrar a "los judíos" del mundo en las trapisondas de algunos gobernantes implica una equivalencia relativa a la identificación de --por acercarnos-- argentinos y chilenos con los crímenes de Videla y Pinochet. En lugar de reaccionar política y firmemente a la irrespetuosidad de las imágenes danesas, la humorada sobre el genocidio en la Segunda Guerra coloca a Irán en una zona "indefendible" justo cuando sus argumentos soberanos resultan incontrastables. Ya lo indicamos: no buscan mostrarse "buenos", sino independientes. Es harto probable que en vastas franjas del funcionariado iraní, así como en el ruso, en el sirio, en el pakistaní y en el birmano, las formidables agresiones de potencias con discursos progresistas durante la Tormenta del Desierto en primera instancia y en la invasión a Irak posteriormente, los hayan convencido acerca de la inutilidad de respetar ciertas convenciones. Nietsche - Zarathustra desprecia al poderoso, pero no se conduele del débil. Por eso decíamos que los rastros son múltiples; y tonto de aquél que lea esta nota como una defensa cerrada de un proceso complejo. Sólo es posible defender a quien permite la ayuda. La soberanía y la soledad Pues, ¡también es cierto!: Los clérigos desplazaron del control estatal al resto de los sectores políticos. Estos, sin embargo, no han adoptado posiciones contrarias a la Revolución. Aunque, claro está, no puede evaluarse un ordenamiento cerrado sobre una sola concepción como un ideal organizativo popular. Los claroscuros del sendero iraní son pronunciados y cualquier intento de traspolación puede derivar en un disparate autoritario. Pero. Desde hace cinco años, aproximadamente, Irán enfatizó tres aspectos elementales de una nación soberana. Persistió en el control irrestricto de su riqueza petrolera, orientó su educación y su investigación hacia aspectos ligados a la energía nuclear y resolvió utilizar sus reservas del modo más conveniente, según los propios intereses. La derivación resultó preocupante para Estados Unidos: el precio del petróleo coopera con los emprendimientos persas, los adelantos técnicos han devenido imponentes, y el abandono del dólar deterioró aún más el endeble esquema norteamericano. Deseo de trascendencia La complejidad del panorama internacional envuelve las motivaciones centrales de las actuales presiones. El mundo se está continentalizando aceleradamente y si bien el gobierno de Bush tiene poder para promover admisiones forzadas aquí y allá, todos sacan cuentas --reales-- antes de votar, antes de hablar, antes de actuar. (Casi) nadie quiere pelearse con Estados Unidos y Europa. Pero hay acuerdos bilaterales sumamente nutritivos. Rusia piensa, por ejemplo, cuál es el paso que la beneficia. ¿En qué piensa Francia? Venezuela, Cuba y Siria definieron una actitud que merece caracterizarse como valiente. Y el mundo árabe, que tiene (casi) tanta desconfianza hacia Irán como en los años ochenta, prefiere rezongar por los dibujos. La resolución de este dilema no es sencilla. Hay un "mundo", una constelación de preceptos abigarrados, que pretende sostener su propio camino con esa dosis de alegre maldad, un cierto orgullo por su deseo de trascendencia y algo de indolencia frente a la eventual soledad. Enfrente, hay un Imperio aún poderoso que consume petróleo salvajemente y no lo posee en abundancia, mientras vive de la fabricación de papeles verdes que pueden devaluarse merced a un puñado de decisiones externas. Empero, las imágenes dan cuenta del mono loco de Zarathustra contrastando con el atildado homo sapiens. Esas "fotos" no encarnan la hondura de la Revolución Islámica ni las pretensiones del Occidente. Desprecio a las tarántulas Desde esta región del planeta, el interés sudamericano debe resultar prioritario a la hora de tomar decisiones acerca de un litigio que crece. Esas determinaciones tendrán que evaluar elementos económicos, políticos y culturales, todos ellos unidos por un hilván estratégico. Hay referencias históricas para considerar: de poco sirvió el estricto alineamiento dictatorial con los Estados Unidos a la hora de afrontar la recuperación de las Islas Malvinas; de nada sirvió enviar tropas al Golfo durante la tormenta del Desierto. Estructuralmente, la Argentina fue tratada con el mismo desprecio con que hoy es juzgado el presidente Saddam Hussein. Es que el crimen no paga. Parece ser que, a pesar de todo, la felicidad del ser humano está bastante relacionada con la decisión de rumbear por donde a uno se le dé la gana. Es difícil convencer a todo un pueblo que ha conocido esa sensación para que transite un sentido diferente. "Donde existen sacrificio y servicios, y miradas de amor, allí hay también voluntad de dominio. Por caminos tortuosos se introduce el débil en el fortín, hasta el corazón del poderoso, y le roba el poder. Este secreto me ha revelado la vida: --Mira, me vino a decir, yo soy lo que siempre debe superarse a si mismo. (...) Con vuestros valores, con vuestras palabras sobre el bien y el mal, vosostros, los valoradores, ejercéis la violencia, y ese es vuestro oculto amor, el esplendor, la emoción, el desbordamiento de vuestra alma. Mas de vuestros valores brota una violencia más fuerte y una renovada superación: al chocar con ella se rompen el huevo y la cáscara. Y quien quiere ser un creador en el bien y en el mal, ese ha de ser primero un destructor, y quebrantar valores. Así, para realizar el mayor bien hay que cometer el mayor mal; esa es la bondad creadora. Hablemos de esto sapientísimos, aunque haga daño. Peor es callar: todas las verdades calladas se vuelven venenosas. ¡Y rompamos todo aquello que podamos romper a nuestras verdades! ¡Hay aún muchas cosas por edificar! Así habló Zarathustra". El sentido de la vida Nadie se preocupa mucho por entender. Quién sabe; en una de esas, la función del hombre sea luchar y dominar, en lugar de comprender al otro. El "mal" que anida en uno lo lleva a preguntarse ¿Qué haría Irán si saliera fortalecido de esta contienda? Los esbozos de respuesta, resultan inquietantes. El problema es que no lo sabemos. Pero sí sabemos lo que hace Estados Unidos cada vez que sale fortalecido de alguna guerra: Crear más guerra. Entonces, los esfuerzos por lograr equilibrios relativos no parecen vanos desde la Unión Sudamericana, una zona que recién comienza a esbozarse. Una eventual invasión contra Irán puede derivar en una hecatombe de imprevisibles proporciones. Es posible que el principal damnificado termine siendo Estados Unidos. Pero quizás, contrariando a Nietsche, sea mejor no probar. - Gabriel Fernández es director periodístico de la Revista Question Latinoamérica / Director La Señal Medios
https://www.alainet.org/es/articulo/114358
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