Escenario actual de los acuerdos de libre comercio: OMC, ALCA, TLC
28/07/2004
- Opinión
Una de las razones importantes por la que fracasó la reunión de
la Organización Mundial del Comercio (OMC), en Cancún, fue la
exacerbación de una contradicción de fondo entre los países
desarrollados (principalmente los Estados Unidos y la Unión
Europea) y los países en vías de desarrollo (la mayoría de
países miembros de la OMC).
Los Estados Unidos (EUA) y la UE incumplieron su compromiso de
presentar una propuesta seria de eliminación de sus protecciones
que restringen la importación de los productos agrícolas
originados en nuestros países; principalmente la eliminación de
las ayudas a la producción que los países desarrollados entregan
a sus agricultores.
Estas son condiciones fundamentales para que los productos
agrícolas de nuestros países, que en la mayoría constituyen los
principales productos de exportación y un aporte importante al
ingreso nacional, puedan acceder al mercado de los Estados
Unidos y de la UE, y ser competitivos con los productos de sus
agricultores. Además, en la retórica de la OMC, esto constituye
un elemento importante para que el comercio internacional
impulse el desarrollo en los países empobrecidos y genere
equidad a nivel global.
Pero no sólo que incumplieron este compromiso, sino que además
presionaron para incluir dentro de la agenda de negociaciones de
la OMC los denominados "nuevos temas": garantías y seguridad a
las inversiones, servicios, propiedad intelectual y compras
gubernamentales. Temas que por los impactos negativos que
traerían a los países en vías de desarrollo no han sido
aceptados hasta ahora como parte de la agenda de la OMC, pero
que si están dentro de la agenda del ALCA.
La confrontación tuvo un protagonista importante que fue el
Grupo de los 20 (G20), que aglutinó a un grupo de países en vías
de desarrollo, liderado por Brasil e India, quienes
condicionaron cualquier negociación al cumplimiento por parte de
los EUA y la UE de los compromisos mencionados. Dado que esta
exigencia no se cumplió, las negociaciones sobre estos
importantes temas se estancaron.
Con estos antecedentes, el escenario para la Octava Reunión
Ministerial del ALCA en Miami, que se realizó el pasado mes de
noviembre, después de la Reunión de la OMC en Cancún, se
presentaba complicada para los EUA. Este país en las
negociaciones sobre agricultura en el ALCA ha venido sosteniendo
que las ayudas a la producción deben tratarse en la OMC puesto
que, según ellos, un acuerdo sobre el tema debe incluir a la UE
y otros países desarrollados que, como ellos, tienen importantes
subsidios a la producción. Al no haber acuerdo sobre el tema en
la OMC, había una alta probabilidad de que la discusión se
trasladara al ALCA reproduciéndose la confrontación de Cancún,
pues además, varios países del G20 eran latinoamericanos, entre
los que estaba Brasil que lo lideró.
Para que esa Reunión Ministerial no fracasara también, hubo
negociaciones y acuerdos previos. El acuerdo básico se dio entre
los EUA y Brasil y consistió en mantener como fecha de
finalización de las negociaciones del ALCA enero del 2005, pero
se "flexibilizó" los términos de la negociación, en tanto se
reconoció que la existencia de tantas disparidades en los
niveles de desarrollo no hacía posible avanzar unívocamente en
las negociaciones a los 34 países partes del Acuerdo, por lo que
se aceptó que se respeten las prioridades de cada país para
definir cómo y hasta dónde avanza en la negociación de los
diferentes temas.
Esto fue recogido en la Declaración de la Octava Reunión
Ministerial, pero con un complemento importante que hace
relación a que dentro del proceso ALCA se abre la posibilidad de
que entre los países que tengan interés se establezcan acuerdos
regionales o bilaterales que "permitan" avanzar más allá de lo
que avanza la negociación general, eso sí siempre enmarcados en
los principios de libre comercio.
Esta decisión da una salida a los países con un fuerte poder de
negociación y perjudica a los pequeños con poco o nulo poder de
negociación. Para los Estados Unidos significa que puede dar
pasos adelante en su propósito de imponer sus reglas económicas,
políticas y sociales en el continente, a través de Tratados de
Libre Comercio (TLC) regionales y bilaterales, que al final
formarán parte del ALCA y presionarán a avanzar en definiciones
de los otros países en ese sentido.
Para Brasil, y por añadidura, el MERCOSUR, significa que podrán
trasladar la discusión de temas sensibles o de riesgo, como los
de inversiones, servicios y propiedad intelectual, al espacio
multilateral de la OMC, tal como los Estados Unidos lo hace con
el de ayudas a la agricultura.
Para los países pequeños con poco poder de negociación, como es
el caso de los países centroamericanos y los andinos, entre
ellos Ecuador, significa entrar en una negociación más
asimétrica con los Estados Unidos, que la que había con los
procedimientos anteriores del ALCA.
La mayor diferencia en el nivel de desarrollo, la dependencia
comercial que tenemos de los Estados Unidos (más del 70% de las
exportaciones agrícolas de Ecuador van a ese mercado), la
dependencia de apoyo financiero de las instituciones como el
Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
controladas por los EUA, las condicionantes que nos imponen
iniciativas políticas y militares como el Plan Colombia, hacen
prever que de no haber una respuesta contundente de los
movimientos sociales, los términos de la negociación de los TLC
serán impuestos por los Estados Unidos.
Hace pocos meses atrás los EUA firmó ya el Tratado de Libre
Comercio con Centroamérica (CAFTA), con todos los países de la
región. En un principio Costa Rica se excluyó, y expresó
públicamente que como estaba planteado el Tratado no promovía el
libre comercio sino un proceso de neocolonización
norteamericana. Sin embargo, luego de negociaciones bilaterales
con los Estados Unidos, se sumó después de acordar temas
específicos que inicialmente no constaban en el TLC
centroamericano.
La negociación de los TLC entre los Países Andinos y los EUA
La negociación de los TLC entre los EUA y los países andinos,
Colombia, Perú y Ecuador, EUA arrancó oficialmente el pasado 18
de mayo pasado en la ciudad de Cartagena, en Colombia.
Inicialmente se definieron 8 rondas de negociación incluyendo la
de Cartagena; sin embargo, por razones que no son del todo
claras, han sido suspendidas dos intermedias.
La modalidad de las negociaciones será el negociar un acuerdo
marco con los 3 países andinos, lo más detallado posible, y en
aquellos temas que en los cuales los intereses de cada país
andino son diferentes al de los otros, se negociarán tratados
bilaterales complementarios.
El plazo que han establecido para culminar las negociaciones es
febrero del 2005, plazo corto si se considera que Chile negoció
su TLC con EUA en aproximadamente 7 años y que Centroamérica lo
hizo en alrededor de un año y medio. Esto se explica
principalmente porque EUA tiene una agenda y objetivos claros
producto de una experiencia acumulada en las otras negociaciones
de TLC, junto a la gran capacidad de presión para imponer sus
intereses.
Preocupa que una negociación tan trascendental para los países
andinos, que entre otras cosas significará un peligro para los
sectores productivos de esos países, y un verdadero "terremoto
jurídico" pues muchas leyes nacionales y de la Comunidad Andina
deberán ser cambiadas o eliminadas, se realice en tan poco
tiempo. Más aún cuando, como se dijo antes, se han eliminado 2
rondas de negociaciones.
Y debe preocuparnos más cuando tenemos referencias de los temas
que los EUA han definido como parte de su agenda. Aunque la
información sobre lo que se negocia es muy limitada,
analizaremos brevemente lo principales puntos en base a la poca
información que es pública o que se ha filtrado de las 2
primeras rondas de negociaciones.
Una primera fuente es la carta que Robert Zoellick, Jefe del
Departamento de Comercio de los EUA, dirigió al Presidente de la
Cámara de Representantes de los EUA, J. Dennis Hastert, para
pedirle autorización para iniciar las negociaciones con los
países andinos. Allí expresa las principales directrices para la
negociación que son:
- EUA estaría interesado en un tratado regional con los países
andinos que son parte del Programa de Preferencias
Arancelarias Andinas (ATPDEA) es decir, Colombia, Perú,
Ecuador y Bolivia. Este último país no arrancó junto a los
otros la negociación del TLC por dos razones: la conflictiva
situación política interna por la que atravesaba, y porque
este país tiene en este momento un solo arancel consolidado
ante la OMC que es más bajo que los que se negociarán en los
TLC. Aunque, como también se dijo antes, los TLC van
bastante más allá de los aspectos comerciales, por lo que en
la reunión de Cancilleres de la CAN realizada en Quito hace
pocos días, el Presidente de Bolivia manifestó que su país
se integrará como observador a las negociaciones.
- Un argumento importante para presionar a la firma de estos
TLC es que el ATPDEA finaliza en diciembre del 2006, y según
el representante de los EUA, estos tratados llenarán el
vacío que dejará la finalización del programa. Un elemento
importante que hay que tomar en cuenta al analizar este tema
es que estas preferencias fueron dadas por los EUA por el
apoyo de nuestros países al "combate al narcotráfico". Es
decir, ya existe una contraprestación y si se termina,
nuestros países deberían terminar también con los convenios
que firmamos para el efecto, puesto que han lesionado
nuestra soberanía y nos han involucrado en sus estrategias
político-militares para controlar la región como la
Iniciativa Regional Andina (IRA) y el Plan Colombia.
- Las negociaciones para los Estados Unidos siguen apuntando a
consolidar y ampliar los mercados para sus Empresas
Transnacionales (ETN) y el gran capital financiero; en este
sentido reafirman su interés de tratar los temas sobre
Inversiones, Servicios, Propiedad Intelectual, Agricultura y
Solución de Controversias. Llama la atención que la agenda
planteada en esta carta de Zoellick, es la misma agenda que
los EUA tiene para la OMC y el ALCA. Es decir, lo que no ha
podido avanzar en el marco de la OMC y en el ALCA, lo
tratará de hacer en los TLC con los países andinos. Y
seguramente lo conseguirá si de por medio no hay una fuerte
y sostenida oposición popular a estos acuerdos.
- En la mencionada carta de Zoellick se plantean 3 temas
claves en que los EUA enfocará las negociaciones. El uno con
relación a servicios donde establecen, para iniciar, que son
3 los sectores de interés de las empresas norteamericanas:
el sector bancario, la telefonía y la electricidad. El otro
es el de propiedad intelectual, en el que les interesa que
nuestros países acojan sistemas de patentes rígidos para
proteger el negocio de las industrias estadounidenses,
principalmente de las farmaceúticas y las que producen
programas informáticos. Y el tercero es sobre agricultura en
donde dejan claro que los EUA no incluirán en la agenda la
discusión de los elevados subsidios y ayudas internas que
dan a sus agricultores, y solo tratarán el tema de las
barreras sanitarias y fitosanitarias, las cuales en muchos
casos las han venido usando para proteger sus mercados,
limitando el acceso de nuestros productos al mercado
norteamericano.
Las otras fuentes de información salieron de la primera ronda de
negociaciones realizada en Cartagena de Indias. Recoge los
pronunciamientos hechos por la Jefa del Equipo de Negociación de
los EUA, Regina Vargo, quién de manera contundente y firme,
según dijeron los medios de comunicación presentes, estableció
lo siguiente:
- Confirmó que los EUA no discutirá los subsidios agrícolas y
ayudas internas a sus productores agrícolas. Dejando fuera
de las negociaciones uno de los temas más importantes, sino
el de mayor importancia para nuestros países en materia
económica. Una de las razones que "nuestros" gobiernos dan
para defender el ingreso a un área de libre comercio con los
EUA hace referencia a la oportunidad de aumentar de manera
importante nuestras exportaciones agrícolas a ese país,
expectativa que con esta decisión de los EUA queda
seriamente cuestionada.
- Exigió a nuestros países confidencialidad en las
negociaciones, lo cual fue aceptado por los gobiernos de
nuestros países, incumpliendo con disposiciones legales
internas existentes sobre el derecho a la información.
- Presentó un borrador de TLC redactado por los EUA en inglés.
Será que lo acelerado de las negociaciones y la eliminación
de 2 rondas de negociación es porque el tratado ya está
negociado?
Un aspecto clave que hay que considerar en el escenario de las
negociaciones del o los TLC entre los países andinos y los EUA,
es el impacto que estos tratados tendrán en el proceso de
integración andino. Desde nuestro punto de vista, estos TLC
cuestionan en el fondo la existencia de la Comunidad Andina de
Naciones (CAN) y uno de los desafíos para el movimiento social
es evitar que los avances que hemos tenido en este proceso de
integración, aunque débiles e insuficientes aún, sean echados
por la borda por el proyecto de anexión de los EUA. Un primer
paso en ese sentido sería impedir que en la negociación se
eliminen Decisiones Comunitarias, que son leyes para los países
andinos, que reivindican derechos económicos y sociales. Por
ejemplo las Decisiones sobre Propiedad Intelectual y Patentes,
Acceso a Recursos Genéticos, Conocimiento Tradicional de los
Pueblos Indígenas, entre otras; y medidas de protección a la
agricultura como la Franja de Precios, etc.
En este escenario ¿cuál es el futuro del ALCA?
El proyecto del ALCA propuesto por los EUA ha sido seriamente
cuestionado, lo que no quiere decir que esta iniciativa haya
sido descartada. Luego de las reuniones de la OMC en Cancún, y
de la última Ministerial del ALCA en Miami, se empezó a hablar
de establecer un ALCA "ligth" o "ligero", es decir de un ALCA
limitado a los pocos acuerdos que se logren avanzar hasta la
fecha establecida para el fin de las negociaciones, enero del
2005.
Sin embargo, esta idea ha sido también cuestionada. Los EUA
promovió luego de las reuniones mencionadas, otras de consulta
informales a inicios de este año, una en Argentina y otra en
México, para definir una nueva agenda de reuniones del ALCA y
destrabar las negociaciones. Sin embargo, los resultados para
los Estados Unidos fueron malos.
Principalmente porque Brasil, Argentina y el MERCOSUR han
definido una agenda que privilegia su integración subregional y
la integración con los otros países de Latinoamérica. En este
sentido han dado varios pasos importantes. El uno, suscribieron
en diciembre del año pasado un Acuerdo de Complementación
Económica con la CAN, y el otro, más allá de este acuerdo,
Brasil ha hecho propuestas concretas a los países andinos para
compras de productos específicos que este momento los adquiere
fuera del subcontinente. En este sentido, han dejado claro que
el ALCA tendrá que esperar, lo cual, de mantenerse, significará
que este acuerdo no se firmará en el plazo previsto.
Sin embargo, más allá de estas interesantes intenciones y
propuestas, la evidencia demuestra que el plan alternativo de
los EUA para establecer un área de libre comercio en el
continente avanza. Están en marcha el TLC en Norteamérica,
Centroamérica y Chile, y si se concreta las negociaciones de los
TLC con los países andinos y Panamá, los Estados Unidos habrá
alcanzado sus objetivos en las tres cuartas partes del
continente. Es decir, avanzar hacia la apertura total de
nuestros mercados para sus productos, el acceso de sus empresas
a actividades estratégicas que hasta ahora han estado
restringidas a la gestión de empresas estatales, como son por
ejemplo las del sector energético, y particularmente el
petrolero y el gas, el acceso a otros recursos estratégicos como
el agua, la biodiversidad y el conocimiento tradicional y
conseguirá las garantías jurídicas para "asegurar" que sus
inversiones no puedan ser afectadas cuando éstas estén en contra
de los derechos ciudadanos básicos. Con esto, y a partir de
principios como el del "Trato Nacional" y el de la "Nación más
Favorecida" (NMF), los Estados Unidos podrá presionar para
concretar un ALCA a su medida en todo el continente.
Sin embargo, el proceso actual tiene también sus
vulnerabilidades. Tal vez la mayor de ellas es que la capacidad
de incidencia de los países, y de sus movimientos sociales
presionando a sus gobiernos, es mayor en los acuerdos
bilaterales que en los multilaterales. Una cosa es negociar en
un espacio de 32 países, que en uno de 4 ó 2. La posibilidad de
incidir está en manos de los negociadores y sobre todo de la
sociedad y sus organizaciones que la representan. En el caso del
movimiento social ecuatoriano es imprescindible que en las
movilizaciones y demandas que se planteen ante el actual
gobierno, un elemento central de la agenda sea el
cuestionamiento y las propuestas alternativas a los TLC y al
ALCA.
En este proceso también jugará un rol importante lo que suceda
con la OMC. Si la causa que provocó el fracaso de la reunión de
Cancún no se supera, es posible que se cuenten con argumentos
fuertes para cuestionar lo negociado en el propio ALCA. En el
caso de Agricultura es claro. Si la OMC no da una salida que
satisfaga a los países en desarrollo en cuanto a la eliminación
de los subsidios y las ayudas a la producción, esto podría
significar que la discusión pase al espacio del ALCA, en el cual
habrá argumentos suficientes para cuestionar todas las
concesiones que hemos entregado en lo negociado.
¿Qué podrán ganar los países andinos con los TLC? Algunos mitos
que hay que desvirtuar.
Un estudio de la Secretaría General de la Comunidad Andina de
Naciones (CAN) establece que un TLC entre los países de la
subregión y los EUA, no traería ningún beneficio comercial a los
primeros. Más bien sectores importantes como el de la
agricultura tendrían pérdidas, lo que nos hace pensar en los
graves impactos sociales y económicos que acarrearían a un
sector importante en la generación de empleo y en la seguridad
alimentaria.
En este sentido, en el caso de la agricultura, si revisamos la
oferta agrícola exportable11 Ministerio de Agricultura y
Ganadería. Proyecto SICA. Enero 2004. En
href="http://www.sica.gov"www.sica.gov del Ecuador a los EUA,
confirmamos que el 70% ya tiene arancel cero, consolidado en la
OMC. Es decir, los EUA no puede ya imponer aranceles a esa
producción, pues sería sancionado por ese organismo comercial, y
lo que es peor podría desatar represalias de muchos países mundo
en contra de sus exportaciones. El otro 30% de la oferta
exportable del país tienen arancel cero por las Preferencia
Arancelarias Andinas (ATPDEA), las cuales terminan en el 2006,
pero cuya ampliación podría negociarse en bloque bajo el
argumento de que como son una contraprestación por el apoyo que
nuestros países dan a la "lucha contra el narcotráfico", si se
extingue el motivo que lo justifica, se extinguen también los
compromisos que generaron.
Es decir, en agricultura actualmente tenemos ya todas las
ventajas que podríamos lograr en el TLC para exportar a los EUA;
sin embargo, no hemos podido "conquistar" el mercado
norteamericano. No hay ninguna razón objetiva que haga pensar
que con un TLC las cosas cambiarían, como nos quieren convencer
los defensores de estos acuerdos comerciales en nuestros países.
Es más, el sendero que marcan las políticas de ajuste
estructural puntan a un mayor abandono del Estado a los sectores
productivos, el cual se consolidará y profundizará con
cualquiera de estos acuerdo de "libre comercio", lo que pone en
evidencia la falsedad del planteamiento de si negociamos buenos
plazos para la desregulación, tendremos la posibilidad de
prepararnos y ser más competitivos en el futuro.
Para el caso de los productos agrícolas que actualmente el
Ecuador exporta a los EUA, los denominados productos
tradicionales (banano, camarón, flores, etc.), en el mejor los
efectos serían nulos, es decir seguiremos exportando como hasta
ahora. En caso de que podamos incrementarlas, esto no estaría
relacionado con las ventajas de un TLC sino por el aumento de la
producción y la productividad internas. Pero para el caso de los
pequeños productores agrícolas y los sectores ganaderos y
productores de leche, la situación sería crítica, dado que no
podrán competir con los productos altamente subsidiados de los
EUA, con lo que además se pondría en serio cuestionamiento la
seguridad alimentaria del país.
Esos mismos defensores de los TLC, en particular algunos
industriales, han dicho que el TLC beneficiará al país porque la
eliminación de los aranceles a las importaciones de bienes de
capital e intermedios bajarán los costos de producción y los
hará más competitivos. Pero para esto tampoco es necesario
firmar un TLC. La decisión de eliminar aranceles a la
importación es soberana de cada país. La pregunta que hay que
hacerse es ¿porqué no se lo ha hecho hasta ahora si es tan
beneficioso?
Pero los TLC no sólo que afectarán negativamente a la mayor
parte de sectores productivos del país y nuestra seguridad
alimentaria, sino que afectarán también el medio ambiente y los
derechos humanos básicos como el acceso a la salud, la educación
y a un trabajo digno, sobre los que esos sectores que apoyan los
TLC no han dicho nada.
También se nos quiere hacer creer que no hay alternativas para
mejorar nuestras exportaciones. Para el caso de Ecuador, un
estudio de la Asociación Latinoamericana de Inversión (ALADI) de
enero del 2004, establece que existe un mercado potencial de
3.500 millones de dólares en nuestros vecinos y socios
comerciales: CAN, MERCOSUR y los propios países miembros de la
ALADI22 Referencia en Revista Gestión de Marzo del 2004, # 117.
Ecuador. P 48.. Hace falta producir y no significa adquirir
nuevos compromisos, además peligrosos como en el caso del TLC.
La falta de competitividad de nuestros productores, la
inequitativa distribución de la riqueza y el incumplimiento de
los derechos humanos no hay que buscarlas en la falta de acceso
a mercados, como nos quieren convencer, sino en las políticas
económicas y sociales neoliberales que nos han impuesto los EUA
y las instituciones financieras que ellos controlan, las que al
priorizar el pago de una onerosa deuda externa ilegítima, nos
han quitado recursos para apoyar a nuestros productores pequeños
y medianos, para mejorar el recurso humano del que disponemos, a
través de tener sistemas adecuados y accesibles de salud,
educación y empleos dignos que reconozcan los derechos de los
trabajadores considerados a nivel internacional. Es decir, si se
firma un TLC con los EUA, el remedio será peor que la
enfermedad.
* Jorge Acosta Arias, CDES
https://www.alainet.org/es/articulo/110284?language=en
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