Reflexiones en la resistencia
17/01/2003
- Opinión
1.- Cada día que la oposición no tumba al gobierno por la contingencia que crea en la vida del pueblo con ese
chantaje terrorista que significa someter a la población a la amenaza o realidad de escasez en el suministro de bienes
esenciales para la vida, como el gas de uso doméstico, el combustible automotor y su drástica incidencia en el
abastecimiento de alimentos y medicinas, lo que para mí es terrorismo suficiente; cada día, como digo, que la
oposición no tumba al gobierno, es un paso más en la dirección de su derrota política más significativa desde el 13 de
abril de 2002, cuando el pueblo, civil y militar, retomó el poder usurpado por esa misma oposición.
La Dirección de la Coordinadora Democrática que se validó a sí misma en la promesa, pronóstico, designio de que
las hallacas del 2002 se comerían sin Chávez; al declarar al 2003 como el año de "la libertad" pasa por debajo de la
mesa que la oferta concreta de esa Dirección era justamente ésa: conducir a las fuerzas de la oposición por el atajo
con el que se saldría del Presidente Chávez en el 2002.
La serena y firme resistencia del pueblo, asistida logísticamente por su gobierno, permite que con el paso de los días
se avance en la normalización del suministro de gas para uso doméstico y combustible automotor. Las evidentes
graves molestias que el lock-out empresarial y el sabotaje tecnológico contra PDVSA están ocasionando, se seguirán
produciendo durante un tiempo por la afectación que ya causaron en la cadena de producción, almacenamiento y
consumo, pero sólo serán eso: graves entorpecimientos causados por la pretensión anticonstitucional de forzar la
renuncia del Presidente Chávez mediante el secuestro de la industria petrolera nacional. Un Golpe de Estado en toda
regla.
En la medida en la que el Presidente Chávez, a través de la histórica gestión de Alí Rodríguez Araque en la
presidencia de PDVSA, está recuperando para el pueblo de Venezuela a su empresa pública fundamental, se está
derrotando a ese Estado dentro del Estado en que su alta gerencia había convertido a PDVSA, y se está construyendo
una importantísima victoria del movimiento popular venezolano.
Para el Sr. Juan Fernández, vocero de la presuntamente meritocrática alta gerencia de PDVSA, el problema es
personal porque es él quien pierde ese puesto de trabajo tan maluco que tenía, con un sueldo de 33.250.000,00
bolívares mensuales (US$ 20.000). Para el Sr. Gustavo Cisneros, máximo dirigente de la oposición, el problema es
político porque lo que está perdiendo es el mango de la sartén.
2.- La construcción de la línea política a seguir en relación al Referéndum Consultivo convocado por el actual
Consejo Nacional Electoral debe ser rápida, pues ya el 2 de febrero es el nuevo hito que la Dirección atajista de la
Coordinadora Democrática ha colocado como plazo para eludir la clamorosa derrota de su conducta golpista.
Como quien coloca ideas en la discusión, sin pretender para nada que sean definitivas, pienso lo siguiente:
El Referéndum Consultivo para preguntar al electorado si está de acuerdo con solicitar la renuncia "voluntaria" al
presidente Chávez es toda una provocación, y el pueblo no debe caer en provocaciones.
Es una provocación por muchas razones de las que expongo dos. La oposición hace una manipulación chapucera de
los instrumentos constitucionales con el expreso objetivo de erosionar la autoridad de la Constitución Nacional. La
noción de períodos de gobierno, que es una de las bases esenciales del acuerdo social que toda Constitución expresa,
en la nuestra tiene la posibilidad de ser reconsiderada a mitad de período con un instrumento constitucional
específico: el Referéndum Revocatorio.
Pretender desconocer los períodos gubernamentales, máxime cuando éstos tienen como ser revocados
constitucionalmente a partir de la mitad de los mismos, mediante la manifestación de la voluntad popular expresada
en libérrimos comicios, es pretender que nunca más haya consenso social sobre los períodos gubernamentales, y eso
es sinónimo de guerra, no de paz.
Pero algo verdaderamente insultante como provocación por parte de la oposición es que, después de haber aprobado
con su concurso la Ley del Poder Electoral, y estando abierto el proceso para la conformación de un nuevo Consejo
Nacional Electoral, se pretenda llevar a cabo cualquier conteo con el organismo actual que está pública y
notoriamente parcializado.
Uno de los consensos nacionales más sólidos que existe, más cercano a la unanimidad, está en la necesidad
perentoria de un árbitro electoral confiable. Eso que hoy funge como tal no lo es. Ignorar esa realidad es otra
manera de declarar la guerra.
No se puede estar con un Golpe de Estado que disolvió al CNE y, a la vez, estar en su directiva.
Por lo antes expuesto me parece que lo más justo es abstenerse. No participar en la maniobra. No caer en la
provocación. Sencillamente abstenerse.
3.- A lo que más se asemeja la propaganda de la Coordinadora Democrática en los canales privados de televisión es a
los bombardeos estadounidenses sobre Viet-Nam en los años 60 y 70 del pasado siglo XX.
El símil tiene más sustancia de lo que parece porque el pueblo de Viet-Nam ganó esa guerra, y porque para ganarla
no pretendió ser más fuerte militarmente sino más fuerte moralmente. El efecto del Golpe Mediático tiene que ser
motivo de permanente reflexión porque ese bombardeo sistemático y constante es para producir devastación, y que
los medios de comunicación privados se planteen la devastación de la conciencia de un pueblo no es cosa vana. Ese
bombardeo mediático insomne puede y debe ser utilizado en contra de quienes lo lanzan, pero ese es un problema no
resuelto. En todo caso afirmemos de entrada que si la Coordinadora Democrática se creyese su consigna, eso de que
contarnos es la salida, tendría que demostrar en los hechos que quiere terminar de elegir al CNE, proceso que ya
empezó y que no ha terminado ha causa de su saboteo.
Si estamos obligados a juzgar por los hechos, la Coordinadora Democrática mantiene un lock-out en el sector
empresarial que controla y un sabotaje de la actividad petrolera nacional, con la intención de forzar al Presidente
Chávez para que renuncie. A ese intento de Golpe de Estado llama, no sin cierto cinismo, Paro Cívico Nacional
Activo.
Eso es lo que ha hecho, lo que está haciendo y es también lo que ha dicho. No sólo no hace nada para tener el árbitro
electoral confiable y aceptado por las partes, sino que sabotea sistemáticamente el proceso de su conformación.
Disfrazada con el discurso electoral, la Coordinadora Democrática le cierra el paso a cualquier proceso de votación,
porque el objetivo de la Coordinadora Democrática es fracturar la Constitución Nacional para después demolerla.
4.- Estamos ante una escalada en la conducta de provocación que las fuerzas golpistas al interior de la oposición al
gobierno del Presidente Chávez se han trazado como táctica. No es posible hacer una lectura distinta de la agresión
de la Policía Metropolitana a la funeraria en la que un muy nutrido grupo de personas velaban a los caídos en los
sucesos del viernes 3 de enero en Los Proceres. Siguen buscando los muertos necesarios para explicar la triste
inevitabilidad de una mortandad aun mayor, que les permita salir de lo que definen como "su" pesadilla. Siguen
necesitando una guerra que envuelva en un halo de violencia el proceso de cambios que se ha iniciado, que castigue
en el imaginario del pueblo la noción de rebelarse que significó y significa estar con el Presidente Chávez. Siguen
empobreciéndonos con su capacidad de sabotaje, desde las tachuelas para inhabilitar los cauchos de los camiones
cisterna de gas domestico y combustible automotor, hasta la penetración criminal de los procesos de computación
que controlan las operaciones petroleras, porque necesitan empobrecernos como país y así forzarnos a vender
PDVSA, lo que es su secreto a viva voz.
El asunto está en saber como enfrentar esa táctica de provocación. Hay sectores que se dicen afectos al proceso que
lidera el Presidente Chávez, y que sostienen la tesis del "ojo por ojo y diente por diente" sin dar cuenta de que la
consecuencia de la aplicación de su tesis, la guerra civil, era el objetivo buscado por las fuerzas opositoras al proceso
que ellos dicen defender.
Creo que hay que apelar a la capacidad de insurgir con una política propia y no re-activa, para resistir en mejores
condiciones, no solo a maniobras de provocación, sino a la pretensión de derrotarnos por asfixia. Creo que hay que
derrotar al Golpe de Estado prolongado que vivimos con una acción que exprese un alto grado de conciencia
ciudadana.
5.- Concebidas para caracterizar la que se plantearía como una propuesta incluyente, esto es para ser apoyada por
quienes adversan al gobierno y por quienes lo apoyamos, las ideas que siguen se formulan a manera de lo que
podríamos llamar un Credo coyuntural.
Creemos que es necesario declarar al fantasma de la guerra civil como el enemigo principal. Creemos que ganar la
paz pasa por ganar el respeto a la Constitución Nacional, sobre todo en lo que se refiere a los períodos de gobierno
como lapsos que deben respetarse como piso mínimo del acuerdo de las distintas fuerzas que hacen vida en la
sociedad. Creemos que tan legítimo como el derecho de la oposición a revisar la decisión que la mayoría de los
venezolanos tomó en agosto de 2000 al dotarse de un gobierno para un período constitucional de seis años, es el
derecho de los afectos al gobierno a que esta revisión de su voluntad, con autoridad revocatoria, se haga dentro del
respeto a la idea de período establecido en la Constitución Nacional. Que pretender retrasar un día el Referéndum
Revocatorio es tan declaración de guerra como pretender adelantarlo. Que la paz, presente y futura, pende del
respeto a esos simples y sencillos acuerdos.
Creemos que siendo coherentes con lo anterior tenemos que darnos un Poder Electoral dotado de la autoridad
necesaria y suficiente como para que su escrutinio sea aceptado por las partes. Creemos que ese proceso se inició
con la aprobación de la Ley del Poder Electoral, pero no se instaló el Comité de Nominaciones que abre el camino
para la selección de los cinco principales y diez suplentes nuevos miembros del Consejo Nacional Electoral, sin cuyo
nombramiento toda pretensión de salida electoral está negada.
Creemos que hoy por hoy, este es el primer problema de la paz: el carecer de un poder electoral que radiografíe
confiablemente la voluntad del pueblo. Creemos que ésta es la primera tarea ciudadana a resolver.
Todas las fuerzas sociales que estamos consensuadas en la necesidad de que en el futuro inmediato Venezuela
transite días democráticos, pacíficos y constitucionales tenemos esa tarea.
https://www.alainet.org/es/articulo/109098
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