Bushismo
02/04/2003
- Opinión
"La guerra clásica que se nos pretende imponer
como una fatalidad es peor que inútil, puesto
que no sólo no eliminará ni reducirá el terror,
sino que lo estimulará. Me sumo aquí a la voz
de nuestro hermano Nelson Mandela y a los
millones de voces que se están levantando en
todos los rincones del mundo, reclamando que
una eventual agresión militar unilateral
instruida por el presidente Bush en contra de
Irak no se haga en nuestro nombre"
Octubre del 2002- Rigoberta Menchú Tum - Premio Nobel de la Paz A comienzos del Siglo XXI la comunidad internacional se encuentra frente al nacimiento de un nuevo extremismo ideológico, al que sin precedentes en la historia se le suma un poderío industrial- militar inconmensurable dirigido por George W. Bush -petrolero de la Texas Ranger que como único mérito tiene haber sido por dos veces gobernador de Texas- y Richard B. Cheney quien otrora fuera Secretario de Defensa mientras se desarrollaron la invasión a Panamá y la de Irak en 1991. A ellos se les suman una serie de personajes ideológicamente tan peligrosos como ellos. Este peligro es el "bushismo". Antecedentes Si bien esto lo venimos observando desde que Bush se hizo cargo de la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica (EEUU) en enero del 2001, a pesar de no haber recibido los votos suficientes del poco participativo electorado estadounidense, ha sido a partir de los atentados del 11 de septiembre a las Torres Gemelas y el Pentágono donde la furia imperial se vio desatada sin freno alguno, tal como bestia desbocada. Aún se encuentran pendientes de conocerse la verdad de estos hechos en el país que tiene la inteligencia más fuerte y sofisticada de la tierra, como asimismo, desconocemos la veracidad de la tenencia de armas de destrucción masiva y químicas además del compromiso con el terrorismo de la República de Irak. La mesiánica idea del "Eje del poder del mal" señalado con el dedo acusador hacia Irán, Irak y Corea del Norte, acompañada de la autoritaria frase "O están con nosotros, o contra nosotros" - donde todos en consecuencia también somos terroristas- han sido las piedras fundamentales, valga la redundancia, de un verdadero "fundamentalismo imperialista". Sería faltar a la verdad y a la historia norteamericana si no recordáramos a dos ex-presidentes: Ronald Reagan -actor de profesión y dos veces gobernador de California- y George Bush (padre) -Director de la CIA en los años de dictaduras y desapariciones de personas en América Latina y vicepresidente del antes nombrado-. Ellos ya venían anticipando la idea de combatir al terrorismo fuera de los EEUU y así lo llevaron a cabo en oportunidad de dirigir los destinos del coloso imperial y de construir las bases necesarias para llegar al estado actual de vehemencia del creído emperador y actual dueño de la Casa Blanca. Con la festejada caída del Muro de Berlín y la del régimen soviético los EEUU han encontrado un camino libre de toda adversidad tanto en el campo de las ideologías como el militar y económico. Las arbitrariedades e imposiciones realizadas por la Unión de República Socialistas Soviéticas a pueblos, países y regiones enteras terminaron en groseros e impúdicos ataques a las consignas más elementales de las posiciones de las ideas de izquierda en el mundo. Durante decenas de años, y más precisamente desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta mediados de los 80, el eje marxista actuaba como contrapeso del capitalista. Una situación que hoy no existe. EEUU está viviendo un proceso interno de silencio y mentiras, de censura y persecución interna; similar al implantado por Joseph McCarthy desde el Comité de Actividades Antiamericanas del Senado de ese país que diseño y llevo adelante una verdadera "caza de brujas". Ahora es Bush el que pretende convertirse en un Dios omnipotente y omnipresente que "todo lo puede" y "todo lo sabe", con el agregado que, además "todo lo hace" llevándolo a cabo hasta las últimas instancias a las cuestiones mundiales que él mismo pone los límites. Impronta La política invasora de Washington tiene una impronta de la que solamente conocemos su comienzo totalitario, unipolar y colonizador. El desarrollo de la misma augura la creación de campos de batalla plagados de muertos y pueblos enteros desbandados corridos por la persecución, el hambre y la devastación de sus territorios. Todo se hará en nombre de la libertad, la justicia, la democracia y los derechos humanos a los cuales EEUU no ha sabido respetar, y en muchos casos tampoco firmar, los acuerdos internacionales realizados. La forma en que los jerarcas norteamericanos se dirigen, en todos sus estamentos sin excepciones, hacia los líderes, representantes, organizaciones y pueblos del mundo tiene parangón solamente con los imperios más crueles y dañinos de que tengamos memoria. La supuesta democracia del país autodenominado más libre y democrático del mundo, si alguna vez lo fue es una verdadera duda y falacia a la vez, ha caído en manos de gerentes de las corporaciones más grandes y poderosas del país de Abraham Lincoln. Desde ésta óptica de supremacía mundial hacen de su potencia descomunal el motor de ejércitos invasores en lo económico, financiero y militar. Los norteamericanos Haber decidido convertir en letra muerta a la Carta de las Naciones Unidas como en una caja vacía al Consejo de Seguridad, les ha permitido que ante los acontecimientos guerreros e invasores del momento no se haya reunido la Asamblea General por una cobardía manifiesta de muchos países que temen enfrentarse ante los EEUU. Esos países conocen muy bien la opinión de sus pueblos con respecto a lo que están realizando los yanquis en el Golfo Pérsico. Con todo no han enfrentado en foro mundial o regional alguno por temor a las represalias de cualquier tipo, o bien por saber que ellos también serán considerados como parte integrante del eje del mal o por temor de ser invadidos y masacrados, no solo por el uso de las armas de sangre sino por las económicas y financieras. Haber logrado que unánimemente toda la humanidad comience a odiar, muchos antes ya habían perdido todo tipo de respeto y reconocimiento, no solamente a los "halcones norteamericanos" sino también a su pueblo es un síntoma terrible para conseguir algún día la paz en el orbe. No se trata de una población, la norteamericana, que tenga la instrucción, conocimiento y formación suficientes sobre pensamientos, vida, idiosincrasia, religión, problemas y necesidades del resto de los países, regiones y comunidades. Eso los hace aceptar sin dudas ni discusión todas las consignas y ordenes emanadas desde el Pentágono -verdadero corazón del poder- que también ha terminado con las bases republicanas y democráticas del país ubicado al norte de toda la Iberoamérica empobrecida. El hecho de haber pasado de ser un país más, en el concierto de las naciones, en el siglo XIX a una potencia en el XX, hasta una superpotencia o hiperpotencia en el presente siglo, ha generado en el ciudadano norteamericano, potenciándose en ello en las clases dirigenciales, una sensación y percepción de superioridad y autoridad sobre el resto del mundo que los envilece cada vez más, mientras aterroriza al resto de los ciudadanos del mundo con su garrote de muerte. El creciente "nazionalismo" norteamericano esta siendo abonado desde la cúpula política del Partido Republicano, en connivencia con el Demócrata, de manera tal que abarca a los 290 millones de personas viven en los EEUU, donde más de una cuarta parte de ellos no son de origen anglo-norteamericano. Desde sus universidades y centros de estudios, medios de comunicación social de los más diversos, ámbitos culturales, sociales y deportivos, empresarios, sindicales, etcétera, únicamente tiene cabida el discurso único que obliga necesariamente a ser consecuentes con la opinión oficial. La que pone a todo su arsenal de comunicaciones corporativas para ese fin, que no es más ni menos un fervor patriótico y nacionalista excluyente que presenta a muchos pueblos como sus enemigos. Son muy pocas las voces que se alzan dentro de las fronteras del imperio para denunciar éstas políticas, y cuando lo hacen cada vez es más fuerte la censura recibida junto a la descalificación y la exclusión de los medios. La intelectualidad, el periodismo independiente del poder y los políticos díscolos y no funcionales al sistema impuesto son ignorados totalmente. Ello hace imposible generar el caldo de cultivo necesario para frenar la embestida de Bush y de sus guerreros internacionales que actúan como brigadas en la denominada "preventiva legítima defensa". Actualidad Cuando las premisas del sistema capitalista de justicia, igualdad de oportunidades y con su economía de mercado de libertades económicas que harían posible todo bienestar, se va desvaneciendo al ritmo de una globalización insostenible. Solamente ha permitido ensanchar las diferencias entre hombres ricos y pobres, países ricos y pobres, regiones ricas y pobres; o sea, los dos mundos que desconoce de fronteras, nacionalidades, historias, soberanías y religiones para solamente establecer los límites entre lo rico y lo pobre. Esa es la dependencia. Ahora se les hace necesario e imprescindible ejercer una política mundial de mano dura, invasiones, guerras, colonización y control de territorios. Ese ideal viejo aunque ahora renovado con mucha energía solamente puede ser llevado adelante con la utilización de las armas, la tecnología militar y sus ejércitos esparcidos tácticamente por todo el planeta. Todo lo cual nos sigue convenciendo que el modelo se está astillando en cada una de sus premisas. La falta de capacidad intelectual, política y de estadista del "bárbaro" Bush, que debe manejar a ésta mole de control mundial, lo convierte en un dictador planetario con poderes inmensurables que se sirve de otros dislocados, descerebrados e imprudentes líderes mundiales que permiten ir diseñando y "armando" una coalición de intereses imperiales. Se está diseminando por todo el mundo, siendo paradójico ver como muchos dictadores son los actuales socios de quienes dicen representar a la democracia mundial, es por eso que no debemos confundirnos y sostener que son cómplices y no miembros de una coalición. La era inaugurada por George W. Bush, el "bushismo", será sin dudas una etapa de salvaje imperialismo, que basado en el fundamentalismo de mercado y apoyado en toda una estructura financiera será muy difícil de desactivar, y menos aún en el plano bélico debido a su potencial supremo y determinante. Bushismo y Futuro Es, entonces, el mismo pueblo norteamericano el que permitió el nacimiento del "bushismo" como expresión de un autoritarismo internacional, como otrora lo permitieron otros pueblos del mundo -alemanes, italianos, españoles y rusos- con el nazismo, fascismo, franquismo y stalinismo. Son las propias necesidades hegemónicas las que necesitan más que nunca no perder privilegios y negocios mundiales que no querrán compartir con nadie por carecer de principios ético, solidarios, morales y universales. Los habitantes de todo el mundo tenemos la responsabilidad y la obligación de encontrar los caminos que nos permitan enfrentar a éste flagelo que es el "bushismo" para herirlo hasta doblegarlo. No serán los políticos representantes del estabhisment mundial y de la globalización los que se conviertan en los abanderados de ésta lucha. De eso no debería quedarnos la menor de las dudas. A los regímenes autoritarios se los debe enfrentar desde la resistencia, con reglas que no se encuentran en los manuales de la actuación política sino del compromiso social, como por ejemplo lo es la desobediencia civil y la rebelión organizada. Ellas permitirán desactivar las reglas impuestas y desestabilizar las estructuras de dominación económicas establecidas. Será con miles de millones de personas que a lo largo y ancho del mundo hagan suyas las calles y avenidas evitando así la utilización de las armas de muerte y pólvora, porque no se animarán a usarlas. La posibilidad de represión es inversamente proporcional a la de los pueblos convencidos y dispuestos a diseñar nuevas reglas de juego y con el convencimiento llevado a la lucha por su soberanía, libertad y autodeterminación. Sabemos que todo imperialismo crea necesariamente una fuerza antiimperialista. Por ahora la inmoral batalla la tiene controlada el "bushismo", de nosotros depende ganar la guerra de las ideas, las morales, las éticas y las solidarias. Entonces debemos seguir defendiendo la idea que otro mundo es posible.
Octubre del 2002- Rigoberta Menchú Tum - Premio Nobel de la Paz A comienzos del Siglo XXI la comunidad internacional se encuentra frente al nacimiento de un nuevo extremismo ideológico, al que sin precedentes en la historia se le suma un poderío industrial- militar inconmensurable dirigido por George W. Bush -petrolero de la Texas Ranger que como único mérito tiene haber sido por dos veces gobernador de Texas- y Richard B. Cheney quien otrora fuera Secretario de Defensa mientras se desarrollaron la invasión a Panamá y la de Irak en 1991. A ellos se les suman una serie de personajes ideológicamente tan peligrosos como ellos. Este peligro es el "bushismo". Antecedentes Si bien esto lo venimos observando desde que Bush se hizo cargo de la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica (EEUU) en enero del 2001, a pesar de no haber recibido los votos suficientes del poco participativo electorado estadounidense, ha sido a partir de los atentados del 11 de septiembre a las Torres Gemelas y el Pentágono donde la furia imperial se vio desatada sin freno alguno, tal como bestia desbocada. Aún se encuentran pendientes de conocerse la verdad de estos hechos en el país que tiene la inteligencia más fuerte y sofisticada de la tierra, como asimismo, desconocemos la veracidad de la tenencia de armas de destrucción masiva y químicas además del compromiso con el terrorismo de la República de Irak. La mesiánica idea del "Eje del poder del mal" señalado con el dedo acusador hacia Irán, Irak y Corea del Norte, acompañada de la autoritaria frase "O están con nosotros, o contra nosotros" - donde todos en consecuencia también somos terroristas- han sido las piedras fundamentales, valga la redundancia, de un verdadero "fundamentalismo imperialista". Sería faltar a la verdad y a la historia norteamericana si no recordáramos a dos ex-presidentes: Ronald Reagan -actor de profesión y dos veces gobernador de California- y George Bush (padre) -Director de la CIA en los años de dictaduras y desapariciones de personas en América Latina y vicepresidente del antes nombrado-. Ellos ya venían anticipando la idea de combatir al terrorismo fuera de los EEUU y así lo llevaron a cabo en oportunidad de dirigir los destinos del coloso imperial y de construir las bases necesarias para llegar al estado actual de vehemencia del creído emperador y actual dueño de la Casa Blanca. Con la festejada caída del Muro de Berlín y la del régimen soviético los EEUU han encontrado un camino libre de toda adversidad tanto en el campo de las ideologías como el militar y económico. Las arbitrariedades e imposiciones realizadas por la Unión de República Socialistas Soviéticas a pueblos, países y regiones enteras terminaron en groseros e impúdicos ataques a las consignas más elementales de las posiciones de las ideas de izquierda en el mundo. Durante decenas de años, y más precisamente desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta mediados de los 80, el eje marxista actuaba como contrapeso del capitalista. Una situación que hoy no existe. EEUU está viviendo un proceso interno de silencio y mentiras, de censura y persecución interna; similar al implantado por Joseph McCarthy desde el Comité de Actividades Antiamericanas del Senado de ese país que diseño y llevo adelante una verdadera "caza de brujas". Ahora es Bush el que pretende convertirse en un Dios omnipotente y omnipresente que "todo lo puede" y "todo lo sabe", con el agregado que, además "todo lo hace" llevándolo a cabo hasta las últimas instancias a las cuestiones mundiales que él mismo pone los límites. Impronta La política invasora de Washington tiene una impronta de la que solamente conocemos su comienzo totalitario, unipolar y colonizador. El desarrollo de la misma augura la creación de campos de batalla plagados de muertos y pueblos enteros desbandados corridos por la persecución, el hambre y la devastación de sus territorios. Todo se hará en nombre de la libertad, la justicia, la democracia y los derechos humanos a los cuales EEUU no ha sabido respetar, y en muchos casos tampoco firmar, los acuerdos internacionales realizados. La forma en que los jerarcas norteamericanos se dirigen, en todos sus estamentos sin excepciones, hacia los líderes, representantes, organizaciones y pueblos del mundo tiene parangón solamente con los imperios más crueles y dañinos de que tengamos memoria. La supuesta democracia del país autodenominado más libre y democrático del mundo, si alguna vez lo fue es una verdadera duda y falacia a la vez, ha caído en manos de gerentes de las corporaciones más grandes y poderosas del país de Abraham Lincoln. Desde ésta óptica de supremacía mundial hacen de su potencia descomunal el motor de ejércitos invasores en lo económico, financiero y militar. Los norteamericanos Haber decidido convertir en letra muerta a la Carta de las Naciones Unidas como en una caja vacía al Consejo de Seguridad, les ha permitido que ante los acontecimientos guerreros e invasores del momento no se haya reunido la Asamblea General por una cobardía manifiesta de muchos países que temen enfrentarse ante los EEUU. Esos países conocen muy bien la opinión de sus pueblos con respecto a lo que están realizando los yanquis en el Golfo Pérsico. Con todo no han enfrentado en foro mundial o regional alguno por temor a las represalias de cualquier tipo, o bien por saber que ellos también serán considerados como parte integrante del eje del mal o por temor de ser invadidos y masacrados, no solo por el uso de las armas de sangre sino por las económicas y financieras. Haber logrado que unánimemente toda la humanidad comience a odiar, muchos antes ya habían perdido todo tipo de respeto y reconocimiento, no solamente a los "halcones norteamericanos" sino también a su pueblo es un síntoma terrible para conseguir algún día la paz en el orbe. No se trata de una población, la norteamericana, que tenga la instrucción, conocimiento y formación suficientes sobre pensamientos, vida, idiosincrasia, religión, problemas y necesidades del resto de los países, regiones y comunidades. Eso los hace aceptar sin dudas ni discusión todas las consignas y ordenes emanadas desde el Pentágono -verdadero corazón del poder- que también ha terminado con las bases republicanas y democráticas del país ubicado al norte de toda la Iberoamérica empobrecida. El hecho de haber pasado de ser un país más, en el concierto de las naciones, en el siglo XIX a una potencia en el XX, hasta una superpotencia o hiperpotencia en el presente siglo, ha generado en el ciudadano norteamericano, potenciándose en ello en las clases dirigenciales, una sensación y percepción de superioridad y autoridad sobre el resto del mundo que los envilece cada vez más, mientras aterroriza al resto de los ciudadanos del mundo con su garrote de muerte. El creciente "nazionalismo" norteamericano esta siendo abonado desde la cúpula política del Partido Republicano, en connivencia con el Demócrata, de manera tal que abarca a los 290 millones de personas viven en los EEUU, donde más de una cuarta parte de ellos no son de origen anglo-norteamericano. Desde sus universidades y centros de estudios, medios de comunicación social de los más diversos, ámbitos culturales, sociales y deportivos, empresarios, sindicales, etcétera, únicamente tiene cabida el discurso único que obliga necesariamente a ser consecuentes con la opinión oficial. La que pone a todo su arsenal de comunicaciones corporativas para ese fin, que no es más ni menos un fervor patriótico y nacionalista excluyente que presenta a muchos pueblos como sus enemigos. Son muy pocas las voces que se alzan dentro de las fronteras del imperio para denunciar éstas políticas, y cuando lo hacen cada vez es más fuerte la censura recibida junto a la descalificación y la exclusión de los medios. La intelectualidad, el periodismo independiente del poder y los políticos díscolos y no funcionales al sistema impuesto son ignorados totalmente. Ello hace imposible generar el caldo de cultivo necesario para frenar la embestida de Bush y de sus guerreros internacionales que actúan como brigadas en la denominada "preventiva legítima defensa". Actualidad Cuando las premisas del sistema capitalista de justicia, igualdad de oportunidades y con su economía de mercado de libertades económicas que harían posible todo bienestar, se va desvaneciendo al ritmo de una globalización insostenible. Solamente ha permitido ensanchar las diferencias entre hombres ricos y pobres, países ricos y pobres, regiones ricas y pobres; o sea, los dos mundos que desconoce de fronteras, nacionalidades, historias, soberanías y religiones para solamente establecer los límites entre lo rico y lo pobre. Esa es la dependencia. Ahora se les hace necesario e imprescindible ejercer una política mundial de mano dura, invasiones, guerras, colonización y control de territorios. Ese ideal viejo aunque ahora renovado con mucha energía solamente puede ser llevado adelante con la utilización de las armas, la tecnología militar y sus ejércitos esparcidos tácticamente por todo el planeta. Todo lo cual nos sigue convenciendo que el modelo se está astillando en cada una de sus premisas. La falta de capacidad intelectual, política y de estadista del "bárbaro" Bush, que debe manejar a ésta mole de control mundial, lo convierte en un dictador planetario con poderes inmensurables que se sirve de otros dislocados, descerebrados e imprudentes líderes mundiales que permiten ir diseñando y "armando" una coalición de intereses imperiales. Se está diseminando por todo el mundo, siendo paradójico ver como muchos dictadores son los actuales socios de quienes dicen representar a la democracia mundial, es por eso que no debemos confundirnos y sostener que son cómplices y no miembros de una coalición. La era inaugurada por George W. Bush, el "bushismo", será sin dudas una etapa de salvaje imperialismo, que basado en el fundamentalismo de mercado y apoyado en toda una estructura financiera será muy difícil de desactivar, y menos aún en el plano bélico debido a su potencial supremo y determinante. Bushismo y Futuro Es, entonces, el mismo pueblo norteamericano el que permitió el nacimiento del "bushismo" como expresión de un autoritarismo internacional, como otrora lo permitieron otros pueblos del mundo -alemanes, italianos, españoles y rusos- con el nazismo, fascismo, franquismo y stalinismo. Son las propias necesidades hegemónicas las que necesitan más que nunca no perder privilegios y negocios mundiales que no querrán compartir con nadie por carecer de principios ético, solidarios, morales y universales. Los habitantes de todo el mundo tenemos la responsabilidad y la obligación de encontrar los caminos que nos permitan enfrentar a éste flagelo que es el "bushismo" para herirlo hasta doblegarlo. No serán los políticos representantes del estabhisment mundial y de la globalización los que se conviertan en los abanderados de ésta lucha. De eso no debería quedarnos la menor de las dudas. A los regímenes autoritarios se los debe enfrentar desde la resistencia, con reglas que no se encuentran en los manuales de la actuación política sino del compromiso social, como por ejemplo lo es la desobediencia civil y la rebelión organizada. Ellas permitirán desactivar las reglas impuestas y desestabilizar las estructuras de dominación económicas establecidas. Será con miles de millones de personas que a lo largo y ancho del mundo hagan suyas las calles y avenidas evitando así la utilización de las armas de muerte y pólvora, porque no se animarán a usarlas. La posibilidad de represión es inversamente proporcional a la de los pueblos convencidos y dispuestos a diseñar nuevas reglas de juego y con el convencimiento llevado a la lucha por su soberanía, libertad y autodeterminación. Sabemos que todo imperialismo crea necesariamente una fuerza antiimperialista. Por ahora la inmoral batalla la tiene controlada el "bushismo", de nosotros depende ganar la guerra de las ideas, las morales, las éticas y las solidarias. Entonces debemos seguir defendiendo la idea que otro mundo es posible.
https://www.alainet.org/es/articulo/107273
Del mismo autor
- Independizarnos de la corrupción 08/07/2007
- Todos somos corruptos? 05/07/2007
- El futuro será más de lo mismo 02/07/2007
- Patética Santa Cruz 24/04/2007
- Una Santa Cruz en serio? 15/04/2007
- Las tizas no se manchan de sangre 10/04/2007
- Así nuestra Argentina 06/04/2007
- Papeleras: Estos son unos atorrantes 01/12/2006
- Papeleras: El único responsable es el gobierno 15/10/2006
- Marchas vacías 30/08/2006
Clasificado en
Clasificado en:
Guerra y Paz
- Prabir Purkayastha 08/04/2022
- Prabir Purkayastha 08/04/2022
- Adolfo Pérez Esquivel 06/04/2022
- Adolfo Pérez Esquivel 05/04/2022
- Vijay Prashad 04/04/2022