El mundo no es una mercancía, las mujeres tampoco

03/10/2002
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La participación de las mujeres al plebiscito sobre el ALCA en Brasil, en septiembre pasado, tiene un significado profundo. Este plebiscito convocó a más de 10 millones de personas, contó con unas 40 mil urnas repartidas en más de tres mil municipios, e involucró a más de 150 militantes voluntarias/os. Cada grupo, o núcleo de discusión sobre el plebiscito, en los municipios más alejados y de realidades tan diversas, contó con una participación significativa de mujeres y jóvenes, quienes estuvieron en la línea de frente de la educación y movilización de la población. Pues es en las bases, al interior de ese país inmenso, que las mujeres ocupan su espacio en las más diversas formas de organización, sea en los clubes de madres, en los sindicatos, en los grupos de producción, en las iglesias, asentamientos, acampamentos. Desde la Amazonía, pasando por las comunidades costeras, en el campo, suburbios y periferias, en medio de la miseria, el desempleo, la violencia y la ausencia de todo tipo de servicios básicos dignos, ellas están allí, sustentando, aunque fuera solo de esperanza, parejas e hijos/as desempleados/as, excluidos/as y marginado/as de la salud, educación, hábitat y empleo. Es en este momento, en un país sumido en una grave crisis económica y social, en plena movilización de las campañas electorales presidenciales, del senado y la diputación, cuando las mujeres son objeto de la conquista de los candidatos, pues ellas representan el 52% de la población, las organizaciones de mujeres se articulan y forman una línea de frente en la movilización para el plebiscito sobre el ALCA, educando, articulando, organizando comités, núcleos, realizando acciones en las calles y plazas públicas, dando visibilidad a su indignación e inquietud frente a las injusticias y la opresión. Integradas a la inmensa concurrencia de ciudadanía, contra el silencio y boicot de los medios de comunicación, las mujeres debatieron sobre la raíz de los problemas que afectan a la gran mayoría de la población: los instrumentos de dominación y opresión utilizados por los Estados Unidos para controlar América Latina, el FMI y el Banco Mundial, la imposición del ALCA, la entrega de la base de Alcántara en Brasil al control militar de los Estados Unidos, y las consecuencias de todos estos asuntos sobre la vida de las mujeres. Hace setenta años ellas conquistaron el derecho al voto y, desde entonces, las mujeres brasileñas vienen fortaleciendo y cualificando su participación en las luchas por sus derechos y por participar en los destinos de la nación, lo que a lo largo de la historia ha costado caro a centenas de líderes feministas, sindicalistas y de los movimientos populares. Pero, la historia de las luchas de las mujeres brasileñas es más antigua que los setenta años del derecho al voto. Tiene origen en la resistencia de las indígenas y afrodescendientes contra la esclavitud, en las ligas campesinas, en las fábricas, en los movimientos feministas, en la lucha contra la carestía de la vida, en las asociaciones de mujeres por la salud, en la lucha por la tierra y el trabajo, contra la dictadura militar y por la democratización del país, en los movimientos de alfabetización, contra las represas hidroeléctricas, en la defensa de los bosques, de las zonas pesqueras, contra la violencia, y en tantos frentes como formas de opresión y discriminación que las afectan existen. Son demasiados esfuerzos para ponerlos en peligro para priorizar la rentabilidad mercantil. Por eso, la presencia masiva de las mujeres en el plebiscito sobre el ALCA tuvo un significado simbólico de resistencia y consolidación de la lucha popular contra la globalización, por eso también es necesario visualizar su participación más allá de los números. No solamente porque ellas son las más afectadas por las políticas neoliberales, sino, sobretodo, porque los mecanismos de dominación que vendrán con el ALCA ponen en riesgo mucho más que su posibilidad de acceder al trabajo. Está en riesgo la garantía de sus derechos y la existencia de políticas públicas que reviertan su situación de carencia cotidiana, los instrumentos de resistencia y manutención de su cultura y sobrevivencia histórica, y los recursos naturales, la biodiversidad, las plantas, el agua, amenazados por la privatización. Ambitos tradicionales manejados por las mujeres, como la medicina y el uso de semillas de cultivo tradicionales, las tecnologías utilizadas en las artes y artesanías, la tradición de sabiduría popular sobre el medio ambiente y los productos extraídos de éste, los usos y costumbres propios de las comunidades y pueblos que vienen garantizando la resistencia cultural y sobrevivencia perpetuados por la sabiduría de las mujeres, están ahora amenazados si se vuelven mercancía. Así fue, debatiendo sobre la posibilidad de ver sustraídos los instrumentos tradicionales de sobrevivencia, resistencia y manutención de su cultura e identidad, con la intensificación de la discriminación y opresión, que las mujeres comparecieron a las urnas para votar contra el ALCA, unificando las iniciativas de las más diversas organizaciones de mujeres, indígenas, negras, urbanas, rurales. Aunque no hayan datos específicos sobre el número de votantes mujeres y hombres, es innegable la importancia de la influencia de las mujeres en los resultados del plebiscito. Un plebiscito con cara joven y de mujer Cientos de organizaciones populares, movimientos sociales, iglesias, sindicatos, movimientos culturales, estudiantes, asociaciones profesionales, ONGs y partidos políticos se sumaron a la movilización del plebiscito. Más aún, para las organizaciones de mujeres que hacen parte de la coordinación de la campaña, como la Marcha Mundial de Mujeres, la Articulación de Mujeres Trabajadoras Rurales, los sectores de género del Movimiento Sin Tierra, de la Central Unica de Trabajadores, Federación de Trabajadores Agrícolas, Organizaciones de Mujeres Negras e Indígenas, la movilización fue una demostración de la capacidad de acción y articulación de las más diversas organizaciones de mujeres brasileñas, dando un sentido común a las diversidades de enfoques y luchas. La metodología del plebiscito evidenció ser un instrumento de formación y educación popular que posibilitó la movilización y el involucramiento de las mujeres y jóvenes, especialmente en lo relacionado con la diversidad de las organizaciones y formas de acciones, desde reuniones por grupos vecinales, debates en los grupos de base de las pastorales, en los grupos de producción, grupos culturales, en actos y espacios públicos, locales de trabajo, y otros. Las multiplicadoras y multiplicadores, educadoras/es populares por excelencia, tradujeron en lenguaje y métodos populares la estrategia de dominación y opresión que conlleva el ALCA, lo que resultó en un gran debate nacional sobre la soberanía brasileña en la semana patria, del 1 al 7 de septiembre pasado. Los resultados mandaron un mensaje claro al próximo presidente, que será electo el 6 de octubre: el gobierno brasileño no debe firmar los acuerdos del ALCA, debe retirarse de las negociaciones y no entregar la base de Alcántara al control militar de los Estados Unidos. El mundo no es una mercancía, las mujeres tampoco. Otra integración es posible. * Cacia Cortes s comunicadora, Movimiento Sin Tierra, Brasil.
https://www.alainet.org/es/articulo/106480?language=en

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