Por una América libre de racismo

13/02/2001
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Al inicio de un nuevo milenio, la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y otras formas relacionadas de Intolerancia, convocada por las Naciones Unidas, se celebrará en un momento en que la humanidad, a pesar de los avances científicos y tecnológicos, con una acumulación de la riqueza suficiente para solucionar el hambre, las enfermedades y las desigualdades, capaz de posibilitar el acceso al desarrollo y promover la solidaridad la igualdad y la justicia, se debate con problemas antiguos como el racismo, la xenofobia y la intolerancia, remozados y profundizados con la exclusión de gran parte de la humanidad del derecho a hacer parte de la comunidad humana. Por otro lado, vivimos en un tiempo en el cual, la búsqueda de las relaciones solidarias y de rescate de los valores humanos se contrapone a la masividad de los procesos opresivos globalizados, ante los cuales, nuevos y antiguos actores sociales, articulados local y globalmente, buscan a construir procesos de lucha y reivindicaciones universales, que rompan con estructuras arcaicas y arbitrarias remozadas, para generar nuevos valores y prácticas del ejercicio de ciudadanía, incidiendo cada vez más en el debate sobre cuestiones cruciales, tales como la economía y el desarrollo sustentable, recursos naturales y medio ambiente, pueblos y territorios, derechos humanos, migraciones y desplazamientos, las cuestiones de la paz, entre otros. Esa presencia y protagonismo de la sociedad civil, trae consigo el cuestionamiento y la revisión del papel del papel de las instituciones nacionales, regionales e internacionales, como interlocutores en la búsqueda de soluciones a los problemas que enfrenta la humanidad. Soluciones integrales Los 500 años de resistencia de los pueblos indígenas y afrodescendientes, marcado por las luchas por el reconocimiento de sus territorios, la causa de los quilombos y la articulación de estos con las luchas populares por la tierra, vivienda, empleo, salud, educación, y otras, son ejemplos que muestran la interrelación que existe entre todas esas formas de exclusión y la necesidad de oponer a la vez soluciones integrales, que vinculen el racismo, la xenofobia y la intolerancia y sus manifestaciones en el actual contexto. Las propuestas de solución integral son tanto más pertinentes si se visualiza que la erradicación del racismo, la xenofobia y la intolerancia tiene que ver con formas de opresión antiguas, incrustadas desde la época colonial y que históricamente han sido impuestas a través de acciones deliberadas, cuyo impacto engloba desde la negación de derechos hasta la ejecución de exterminios deliberados de pueblos enteros, pasando por los desplazamientos y la emigraciones masivas, las condenas públicas de los grupos discriminados, bajo concepciones racistas y xenofobas. Se trata entonces, de un mundo estructurado sobre criterios discriminatorios. La Conferencia Mundial será una tentativa de la ONU para debatir estas cuestiones y, ojalá, encontrar formulas concretas para erradicar los males que son tema de la convocatoria. Pues, los instrumentos internacionales creados para combatir estas incongruencias, tales como la Convención para la Eliminación de todas las formas de discriminación racial (1969) y otros documentos de compromiso, no han sido suficientes o no se aplican. La propia década especial, proclamada por la ONU, para combatir las nuevas formas de racismo 1993-2003 parece no haber arrojado resultados concluyentes. Y es que los Estados tienen otras prioridades y como la discriminación, por lo general, afecta a quienes no están en el poder, pasa desapercibida. De toda evidencia, entre los problemas verificables, en casi todas partes, están la impunidad y la in-justicia, pues no solo que la discriminación racial es raramente sancionada legalmente, sino que los desbalances en la aplicación de la justicia, coloca en el banco de los acusados a las personas de etnias discriminadas. Las cárceles están llenas de negros/as e indígenas apresados por nada o por cualquier tontera; el desempleo, la pobreza, y otros componentes del racismo estructural tienen color y nombre, en todas partes. Foro de las Américas por la Diversidad y la Pluralidad Es en ese contexto, la celebración del Foro de las Américas por la Diversidad y la Pluralidad (Quito, Ecuador, del 13 al 16 de marzo), se visualiza como un espacio propicio a la búsqueda de consensos sobre las propuestas concretas, que los movimientos encaminaran hacia la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y otras formas de Intolerancia relacionadas y del correspondiente Foro Mundial paralelo (Sudáfrica, agosto-sept 2001), pues toca a lo/as afectados/as, a sus organizaciones, levantar un marco propositivo que, partiendo de las realidades que se viven aquí y ahora, apunte hacia la búsqueda de soluciones y compromisos reales. La búsqueda de consensos aparece así, no solo como una necesidad sino como un imperativo para lograr el reconocimiento de que la discriminación racial, la xenofobia y la intolerancia son problemas sociales de primer orden, cuyas prácticas socavan las posibilidades del convivir pacifico; del desarrollo; del florecimiento cultural; aspectos necesarios al crecimiento civilizatorio, que sólo se hará realidad a través de la participación directa en la elaboración de propuestas y acciones eficaces que surjan de los propios sectores afectados, y comprometan a los Estados y organismos internacionales a visualizar que las soluciones existen y son múltiples. El Foro de las Américas, será un momento importante para que las organizaciones y movimientos, visualicen que las iniciativas y propuestas que se levantan ya desde los diversos sectores involucrados en la lucha contra la discriminación, muchas veces de manera aislada, son parte de un gran cuerpo propositivo capaz de suscitar colectivamente acciones de gran amplitud. La identificación colectiva de las formas contemporáneas de racismo, las que se ejercen ahora en el 2001, en la era de la globalización, es una pieza clave que permitirá la formulación de iniciativas, cuya concresión puede ser visualizada en ese mismo contexto y a esa escala. Hacer patentes colectivamente, las luchas que las organizaciones vienen desarrollando en estos campos, por el reconocimiento de territorios y de cosmovisiones, por la formulación de legislaciones que penalicen el racismo y combatan la impunidad que lo encubre, por la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, que preconice la autodeterminación de dichos pueblos; por los derechos de los/as inmigrantes; por una comunicación no discriminatoria, que sea a la vez un instrumento de ejercicio democrático y participativo; por la erradicación del racismo estructural, entre otros, conducirá a que, luego de más de 500 años de resistencia indígena, negra y popular, al fin, se sienten bases para que en este nuevo milenio esos males se vayan y no vuelvan nunca más.
https://www.alainet.org/es/articulo/105076?language=en
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